Si estás usando Internet Explorer, es posible que no puedas ver los enlaces en el lateral izquierdo. Cambia a Mozilla Firefox o cualquier otro navegador y podras ver la página correctamente.

viernes, 18 de enero de 2013

"EL PÁMPANO ROTO". LA DANZA ANCESTRAL DE GUAYADEQUE.

Danza de fertilidad en pladelafont.blogspot.com.es
PABLO GUEDES GONZÁLEZ. 

Aportamos en este artículo un extraordinario video del programa de TVE “Raices” emitido el 7 de octubre de 1981, en el que por medio de una serie de entrevistas a personas mayores del Barranco de Guayadeque, se da a conocer una costumbre que se celebraba, creemos que de forma secreta, hasta principios del siglo XX.

Esta costumbre, según Alfredo Ayala, fue la única danza fálica conocida de Canarias y consistía en una representación del acto sexual en la que los hombres intentaban atravesar con su miembro sexual una serie de hojas de pámpano (ñame), de hasta un número de siete con el que la mujer cubría su trasero, todo esto al son de un tambor. La misma, se celebraba en el interior de alguna cueva de Guayadeque, bajo la escasa iluminación de aquellos tiempos.

El rito con toda probabilidad debió derivar de las fiestas y ritos de fertilidad de los antiguos canarios. En el Barranco de Guayadeque hubo un importante asentamiento aborigen, en el que después de la conquista se pudo conservar la costumbre, fundamentalmente por el aislamiento del lugar, de geografía muy abrupta y pocos accesos. Aunque el rito debió de realizarse de forma diferente, puesto que la planta del pámpano o ñame como también se la conoce , es una planta introducida y probablemente se utilizaban otro tipo de hojas.

En las distintas entrevistas del programa nos podemos dar cuenta del temor de algunos entrevistados a hablar sobre el baile, hecho normal debido al secretismo con que se desarrollaba, pues era contrario a las costumbres que podríamos considerar normales no ya en aquella época, sino en la actualidad. Recordamos además que hacía pocos años que se había terminado el régimen represivo franquista, que conllevaba además una importante labor inquisitoria de la Iglesia.

En las entrevistas además podemos fijarnos también en el peculiar lenguaje, reliquia del habla del sur de la isla, que en aquellos años todavía se conservaba lejos de las influencias foráneas y de la televisión.

Queremos incluir en el artículo , antes de ver el video, dos testimonios acerca de la descripción del baile aportados en los años 70 del pasado siglo, por personas mayores del barranco que pudieron conocer la costumbre de primera mano.  

Según Alfredo Ayala Ojeda (Etnografía y Folclore), el periodista Adolfo Santana, recorrió en 1975 el barranco de Guayadeque, llegando a los pobladores mas aislados buscando información sobre esta costumbre:

Sus indagaciones estuvieron plagadas de dificultades y silencios; pero Adolfo Santana logró entrevistar al último informante que vivió en los tiempos en que el pámpano roto todavía se celebraba. El informante, ya fallecido, Bartolito Coruña, contaba en el momento de la entrevista noventa y tres años de edad.

Según este relato, en su época ya no se bailaba el pámpano desnudo; pero si antes, cuando se celebraba en las eras y en cuevas....

Estas declaraciones de Bartolito Coruña aportaban aspectos más primitivos, oscuros y dramáticos a la celebración del pámpano por él evocada. El anciano habló de danza a la exigua luz de un candil, bailando los participantes al son de un tambor, y atravesando, posiblemente frenéticos, la noche hasta el último jadeo y hasta el amanecer.

La danza se efectuaba en filas enfrentadas… la mujer, se cubría sus partes con siete hojas de ñamera y el hombre, con su falo erecto y las manos unidas y en la espalda, intentaba perforar las hojas hasta llegar a la mujer… si lo lograba, el emparejamiento quedaba en firme…” 

Tenemos otro testimonio que nos aporta Manuel Garrido Palacios, en Revista deFolclore en una entrevista a una señora llamada Dolores en 1979: 

Dolores escuchó de sus padres que «los hombres y las mujeres se agarraban por las caderas hasta completar un círculo; ellas llevaban el pámpano puesto en el culo y después iban a ver cuál era el que más hojas rompía; ese era el más valiente. Unos cinco, otros seis, otros siete. La mujer no iba desnuda; se dejaba algo debajo y en postura emburricá. El hombre arremetía vestido, sólo descubría sus partes y hacía el deber. Era voluntario. A nadie se obligaba. Cosas de los abuelos. El último Pámpano Roto que recordaba mi padre fue en el Peñón, cuando hubo una paría. Hicieron un baile a los ocho días, que como Cristo se bautizó en ese tiempo, lo mismo ellos. Así que andaban a la danza y vinieron a preguntar: -Comadre ¿y la niña?. Y ella dijo: -La niña bien, está comía. Sigan bailando. Y le cantaba su nana... 

Esta niña tiene sueño,
muy pronto se va a dormir,
tiene un ojito cerrado
y el otro a medio abrir. 


...lo que pasaba es que la niña estaba muerta y ella no lo quería traslucir. Sólo cuando se cansaron de bailar dijo: Ahora que la niña se bautizó llévenla a enterrar».” 

Después de la información aportada, aquí les dejamos el video (pinchar la imagen):

BIBLIOGRAFÍA

Ayala Ojeda, Alfredo. Etnografía y Folclore.

Garrido Palacios, Manuel 2000. Revista de Folclore. La apasionada danza delPámpano Roto. Barranco de Guayadeque. Las Palmas.