Si estás usando Internet Explorer, es posible que no puedas ver los enlaces en el lateral izquierdo. Cambia a Mozilla Firefox o cualquier otro navegador y podras ver la página correctamente.

viernes, 28 de diciembre de 2012

EL DRAGO DEL SUR DE GRAN CANARIA, NUEVA ESPECIE DESCUBIERTA PARA LA CIENCIA, JOYA DE LA BOTÁNICA.

Solamente sobreviven 79 ejemplares.
Drago de la Isla de Socotora (Yemen). El Drago de Gran Canaria tiene mas parecido con estos dragos de África Oriental que con el drago común que conocemos. Flickr.

PABLO GUEDES GONZÁLEZ

Con toda seguridad son muy pocos los canarios y por ende los surgrancanarios que tienen conocimiento de que, refugiados en los riscos más inaccesibles del sur de la isla, quedan los únicamente 79 ejemplares que existen en el mundo en estado silvestre del dracaena tamaranae, una nueva especie de drago, que fue descrita por primera vez en 1998 por Aguedo Marrero, Rafael Almeida y Manuel González Martín.

Es por todo ello que siguiendo la filosofía de nuestro blog, exponemos estas breves líneas con el fin de difundir este descubrimiento y sensibilizar a los lectores, sobre el valor del mismo.

Aunque los especimenes ya eran conocidos desde hacía tiempo, se observó que eran diferentes de los de la especie habitual de las islas, la dracanea draco, el drago común, especie mundialmente conocida.

Así, en la década de los 60 del pasado siglo los grupos montañeros Grupo Universitario de Montaña y Grupo Montañero de San Bernardo los habían localizado en los barrancos del sur de la isla, lo que comunicaron a Günther Kunkel, el celebre naturalista y botánico alemán, quien los dio a conocer en distintas publicaciones de 1972 y 1973, aunque como hemos indicado, identificándolos con el drago común.

Hasta la fecha se conocía la existencia de cinco especies distintas de dragos, que únicamente sobrevivían en estado silvestre en las islas de la macaronesia y en el noreste de África, en el entorno del Mar Rojo y en la isla de Socotora en el Océano Índico, en el borde oriental del continente.

Ficha de Dracaena Tamaranae, con su descripción
 y localización. www.jardincanario.org
Es en 1762 y 1767 es cuando el celebre naturalista Linneo describe al que conocemos como drago común. Las otras cuatro especies de dragos se describen en la segunda mitad del s. XIX, resultado de las diversas exploraciones realizadas en el este de África, consecuencia de la expansión colonial inglesa en plena época victoriana, que alcanzó en esas fechas su máximo apogeo.

El drago común, que también recibe otros nombres en castellano como dragón, drago macaronésico, drago canario, drago de África, dragonero, árbol de la sangre de drago, árbol del drago o árbol gerión es un árbol que puede alcanzar alturas hasta de 15 y 20 metros, bastante escaso en su medio natural y que vive en los archipiélagos de la Macaronesia: en las islas de Cabo Verde, Canarias y archipiélago de Madeira.

Poco antes de darse a conocer el drago grancanario, se había descubierto en 1996, una subespecie del drago común en Marruecos, donde se localizó, refugiado en inaccesibles riscos del Anti -Atlas Marroquí, al igual que el drago de Gran Canaria.

Este descubrimiento replanteó a su vez el origen de unos dragos existentes en Gibraltar, que se creían llevados allí desde las islas, de los que actualmente se sospecha que pudieran ser un remanente de poblaciones silvestres habidas en tiempos pasados y se les encuadra dentro de la subespecie marroquí que recibe el nombre de científico de dracanea draco ajgal.

Lo paradójico del drago de Gran Canaria, es que tiene más similitudes con los dragos del Océano Índico, que se encuentran a muchos miles de kilómetros, que con los del drago común de la Macaronesia.

Este hecho refrenda un origen único de estas especies calificadas en otra época de antidiluvianas, origen que se debió situar en el actual desierto del Sahara, en otros tiempos constituidos de selvas y bosques de laurisilvas.

Orígenes de Los Dragos.

La persistente envoltura de nieblas que ascendiendo desde el Océano se pega a las cumbres insulares, impregnándolas de humedad y frescura, propicia la existencia de bosques, últimos vestigios supervivientes de las ancestrales selvas subtropicales que hace millones de años poblaron buena parte de lo que hoy es el Sahara y el área mediterránea.

Drago de Las Meleguinas, situado en los jardines del
 restaurante Las Grutas de Artiles (Santa Brígida,
ejemplar de 12,25 metros de altura y con edad
 estimada de 425-450 años de edad, con 27
periodos florales, el más anciano de la isla.
plantasdemitierra.blogspot.com

La laurisilva es un ecosistema que únicamente pervive en parte de las islas de la macaronesia desde el Terciario, que desapareció del continente como consecuencia de los cambios climáticos del Cuaternario y que encuentra refugio en la zona de nieblas del norte de las islas.

El Sahara estuvo en el pasado constituido por estas selvas frondosas y fue el territorio legendario que dio origen al antecesor de las seis especies de drago existentes. Este antecesor, conforme se iban desarrollando los distintos cambios climáticos fue adaptándose a los mismos y al territorio en que habitaba, desapareciendo de las zonas más secas y conservándose en las zonas más húmedas que se encontraban en los márgenes del desierto, y que hoy se sitúan en las islas macaronésicas, Marruecos y Mar Rojo.

El Drago de Tamarán, que sobrevive en la parte sur de la isla, presenta mayores similitudes con las especies de África Oriental, con toda seguridad por la adaptación de todas estas especies a los ambientes secos.

Se sabe que hace unos 10.000 años, el Sahara era aún una sabana en la que convivían muchas especies hoy desaparecidas y entre ellas el drago. Fue a partir de hace unos 7.000 años, cuando debido a un nuevo cambio climático, buena parte del territorio sufrió la desertificación, hecho que aún continua hoy día.
Centrándonos en Gran Canaria, el Drago común habitaba en la mitad nororiental (Alisiocanaria), de geología más reciente e influenciada por la humedad del alisio mientras que el Drago Tamarán ocupaba la mitad suroccidental, geológicamente la más antigua de la isla y la más seca.

La sangre de Drago.


Drago Tamaranae de Riscos del Montañón (Barranquillo
 Andrés) ejemplar adulto con al menos 12 periodos
 florales, lo que supone180 años para un drago común
y que probablemente tenga más del doble.
 plantasdemitierra.blogspot.com
En la madrugada de un día de agosto de 1403, una pequeña nave al mando del caballero normando Gadifer de La Salle fondeó en la bahía de Gando, el gran puerto natural situado entre Telde y Agüimes, como es descrito en Le Canarien, la crónica francesa de la conquista de Canarias. Al amanecer, en la playa se habían congregado unos 500 canarios que observaban atentamente los movimientos de la barcaza y su tripulación. A través de Pedro el Canario, el intérprete o “lengua” que iba a bordo, Gadifer les propuso realizar algunos trueques, a lo que se avinieron los canarios, no sin cierta desconfianza por ambas partes. La crónica añade que les trajeron

 “higos en gran cantidad y sangre de drago que cambiaron por anzuelos, viejos utensilios ferrugientos y agujas para coser; y obtuvieron sangre de drago que valía a lo menos doscientas doblas de oro y todo cuanto les entregaron no valía más de dos francos”.

Ésta es la primera información histórica fidedigna sobre los dragos de Canarias y del alto valor que para los conquistadores tenía la savia de los dragos, que llamaban sangre por su color rojizo.

Los médicos medievales la recomendaban, básicamente, para cicatrizar heridas abiertas y regenerar los tejidos dañados, y también como un elemento más en la composición de remedios para diferentes enfermedades: . Así el médico y botánico andalucí del siglo XII Al-Baytar resume sus principales virtudes:

“Conviene a las heridas de espada y armas parecidas [...] corta las hemorragias [...] cicatriza las heridas frescas y sangrantes [...] estriñe la vagina [...] fortifica la dentadura [...] es útil contra las escoriaciones de los intestinos [...] es astringente [...]”.

A esas propiedades medicinales se le añadían otras muchas, también supuestamente extraordinarias, como su eficacia en el tratamiento de hernias, gonorrea, impotencia sexual, incontinencia urinaria. En siglos posteriores, la sangre de drago siguió figurando en los principales tratados farmacológicos europeos.

La sangre de drago se utilizaba además como colorante por vidrieros, orfebres, esmaltadores e iluminadores y para algunos estudiosos, la savia de drago fue utilizada por Antonio Stradivari, para barnizar sus famosos violines. Se trataba de un secreto que él nunca desveló, ya que supuestamente contribuía a proporcionarles su inigualable sonoridad.

Ejemplar de Drago de Gran Canaria cultivado
en el Jardín Canario de unos 10 años de edad.
plantasdemitierra.blogspot.com

En el siglo XV la sangre de drago de Canarias ya se comercializaba en Europa y competía con la procedente de Socotora y del sureste asiático, lo que fue causa de gran disminución de las poblaciones.

Los ejemplares mas famosos.

Según Leoncio Rodríguez (Los Dragos Milenarios en Rincones del Atlántico) el naturalista Pierre Ledru, en una expedición francesa del año 1796, dice:

“Vi en el jardín de Franchy un drago, el más hermoso de cuántos hay en las islas, y quizás en todo el globo: tiene 20 metros de altura, trece de circunferencia en su parte media, y veinte y cuatro en su base”.

Este drago legendario, el mas extraordinario conocido y ya desaparecido se situaba en La Orotava, dentro los jardines de la casa Franchy, siendo abatido en 1867 por un vendaval.

Entre los gajos de su elevada copa había una mesa, con asientos para catorce personas, en la cual se sirvió un banquete el año 1792, en honor de la embajada inglesa, presidida por lord Macartney, que hacía viaje para el Extremo Oriente. La distinguida comitiva pudo albergarse perfectamente en el amplio espacio que dejaban los cuatro grandes brazos del árbol, donde se improvisó una sólida plataforma con galería exterior para el servicio y una cómoda escalera para subir a ella.

El ejemplar de drago canario existente mas antiguo y más famoso es el llamado drago milenario de Icod de los Vinos, en Tenerife, aunque actualmente se estima que su edad real oscila entre los 500 y los 600 años. Su base tiene un perímetro de doce metros y la altura del tronco, hasta la copa, más de catorce metros.


Drago de Icod. www.rinconesdelatlántico.es
Otros ejemplares muy conocidos son el drago de Pino Santo y el drago de las meleguinas en el municipio de Santa Brígida, el de Sietefuentes en Los Realejos , el de Tacoronte y los dragos gemelos en Breña Alta (La Palma). Precisamente en esta última isla, en Garafía, se encuentra la mayor concentración de dragos del archipiélago.

Estos árboles en Tenerife servían de horóscopo de los campesinos para sus barruntos del tiempo. Si el árbol florecía por el lado norte, el año era de lluvia en los altos; si por el sur, tiempo de costa. Y cuando no florecían, indicaba malas noticias para los campesinos. En el año 1851, que fue de espantosa sequía en las islas, florecieron todos los dragos al llegar el mes de agosto. Al siguiente invierno, las lluvias fueron generales en las islas, y costas y medianías se cubrieron de verdes sementeras.

Desde los inicios del siglo XVI hasta finales del XVIII, se exportaron a Europa miles de toneladas de sangre de drago desde los archipiélagos macaronésicos, lo que supuso la casi extinción de la especie. De hecho, en Madeira apenas sobreviven un par de ejemplares salvajes y en la cercana isla de Porto Santo, antaño famosa por la abundancia de dragos, no quedó ni uno. En Cabo Verde desaparecieron de varias islas y, actualmente, sólo existen algunas poblaciones naturales en las islas de Santo Antao y Sao Nicolau

El cálculo de su edad.

El tallo de los dragos no es leñoso, por lo que no se puede establecer la edad por medio de los anillos de crecimiento y es por ello que a raíz de las observaciones se ha determinado que el intervalo medio de floración del Drago Común para muchos ejemplares (a excepción de los que viven en estado silvestre) es de 14-15 años.

De esta manera se calcula la edad de cada drago contabilizando el número de ramificaciones, puesto que después del periodo floral es cuando se producen estas (ver foto adjunta de Jesús Palenzuela Borges). Se entiende que la primera rama es el tronco principal y luego se contabiliza el brazo con mas ramificaciones, pues no siempre florecen todas las ramas.

Este método funciona para ejemplares de drago común que no viven en un medio salvaje, que están perfectamente cuidados y que no son afectados por periodos de sequía. Todavía no se ha comprobado si funciona para el Drago de Gran Canaria o Tamaranea.

Por tanto para especímenes en la naturaleza sujetos a los cambios de la climatología, especialmente a la sequía, las floraciones se dilatan en el tiempo, por lo que nos encontramos con ejemplares que pueden tener unas pocas ramas que pueden tener más de 200 años, como algunos de los ejemplares que se conocen del drago de tamarán.

Drago del barranco de Alonso, Santa Brígida, conocido como  “drago de Pino 
Santo” y en alguna ocasión como “drago de Hoya Bravo”,  habita en un risco
de unos 15 m del margen derecho del barranco de Alonso. Su edad se estima
en unos  230 años y se considera por su porte y ubicación el más bello de la isla).
 plantasdemitierra.blogspot.com
Según Rafael S. Almeida (Los dragos del archipiélago canario en Rincones del Atlántico.es ), el crecimiento de los dragos está fuertemente condicionado por el medio en que vegetan, pudiendo progresar muy rápidamente y alcanzar grandes dimensiones o, por el contrario, ralentizar extraordinariamente su desarrollo y adquirir un porte modesto o incluso raquítico. Comenta Almeida que dragos de un mismo semillero se plantaron hace cuarenta años en macetas y en el Parque Municipal de Arucas, alcanzando los primeros apenas el metro de altura y todavía sin florecer, y más de diez metros los segundos y mostrando cuatro niveles de ramificación. Asimismo, muchos ejemplares “juveniles” que habitan en los riscos de Tenerife y Gran Canaria y que presentan el típico tronco con su roseta terminal, prueba de que no han florecido, pueden tener varias décadas o ser incluso centenarios, siendo aún más difícil determinar la edad de los ejemplares viejos con doce, quince o más periodos florales que viven en esos riscos y que muestran por lo general un aspecto desgarbado. Probablemente son tanto o más viejos que los ejemplares más grandes que todos conocemos.


Los Dragos silvestres de Gran Canaria.

Hasta el año 2009, ejemplares de Drago común en estado silvestre, solamente era posible encontrarlos en Tenerife y Gran Canaria y fue en ese año cuando murió el último ejemplar conocido en Gran Canaria, que crecía en los paredones del barranco de Pino Gordo, debido a la sequía de los últimos años, extinguiéndose así en su estado natural.

En Gran Canaria se tenían referencias de la existencia de dragos silvestres por la vertiente norte de la isla, todos ya desaparecidos. Muchos dragos que pudieron tener origen silvestre, sobreviven hoy gracias a la mano del hombre, llegando a tener varios cientos de años, tal es el caso de los dragos de Las Meleguinas y del barranco de Alonso, en el camino a Pino Santo.

La evidencia de la existencia de los dragos comunes en la vertiente norte, se confirma por el hallazgo de hojas fosilizadas datadas entre 2.700 y 9.000 años de antigüedad.


Último Drago Común silvestre de Gran Canaria
en el barranco de Pino Gordo, (La Aldea).
Murió en 2009, imposible datar, contaba con 2
ramificaciones pero se conoce que estaba de
 la misma manera desde hacía 90 años.
plantasdemitierra.blogspot.com
A su vez la toponimia de toda la isla es rica en dragos y draguillos y concretamente en el sur de la isla tenemos un documento de repartimientos del año 1553, haciendo referencia al “barranquillo de Los Dragos”, en los Lomos de Pedro Afonso, entre el barranco de Arguineguín y Chamoriscán:

"... çient hanegadas de tierras que son tras la ysla para pan sembrar que tienen por linderos de la una parte el camino que viene de los çercados entrando en los lomos de Pedro Afonso hasta la casa del Lançe e por una cordillera a dar al Arganegui e por la otra parte la cordillera de Chimidaçan que viene a dar al barranquillo de los Dragos ..." (Ronquillo, M y Aznar Vallejo, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Igualmente podemos ver en el mapa de Amurga dos topónimos: Lomo del Draguillo y Barranco del Draguillo, haciendo referencia a la existencia de esta especie en la zona, situados en la cercanía de Barranco Hondo. 

Antiguamente en Amurga, entre el tabaibal del Llano y el Pinar (entre los 200 y 1.000 mt) se encontraba el bosque termófilo comprendido por especies como la palmera (en los barrancos), la sabina, el lentisco, el almácigo, el acebuche, el drago y el granadillo, como se puede constatar por la toponímia. Con estas especies se constituían auténticos bosques comparables a los que todavía hoy podemos observar en Bandama, Tafira Baja o el Barranco de los Cernícalos.

El Drago de Tamarán (dracaena tamaranae).
Drago Tamaranae de Cortadores (Barranco de Arguine-
guín) Se identifican 6 periodos florales lo que implicaría
90 años de edad para drago común cultivado.
plantasdemitierra.blogspot.com
A comienzos de la década de los 90 el geógrafo y naturalista Rafael Almeida recoge por primera vez semillas de estos dragos, las cuales comparte con el Jardín Botánico Canario “Viera y Clavijo” (Jardín Canario). Con la colaboración de dicho geógrafo y del biólogo Manuel González Martín, y de Aguedo Marrero se dio a conocer como entidad taxonómica diferente en 1998. Había transcurrido un siglo (104 años) desde la última especie de drago descrita en el mundo, el drago de Saba.

El drago de Gran Canaria es una especie que crece en las cotas medias del cuadrante suroeste de la isla, desde los paredones de Amurga en el barranco de Fataga hasta la Mesa del Junquillo en el barranco de La Aldea. Hasta ahora resulta endémica de Gran Canaria y presenta más afinidades morfológicas con los dragos del este de África que con el drago macaronésico: con el drago de Nubia, con el de Somalia, y especialmente con el drago de Saba.

Crece en altos riscos, prácticamente inaccesibles entre la zona del cardonal-tabaibal y la del pinar y según Rafael S. Almeida (obra citada ) la especie cuenta con una población exigua y severamente fragmentada cuyo censo más reciente arroja un total de 79 individuos, de los que 67 son juveniles (no han florecido nunca) y solamente 12 son maduros. La mortalidad observada es muy alta, 13 ejemplares en los últimos 25-30 años, lo que supone más del 14% del total de sus efectivos. Por contra, la natalidad es nula para dicho periodo, al no haberse constatado la existencia de plantas jóvenes que se puedan asignar al mismo, ya que todos los ejemplares “juveniles” cuentan con decenas de años y muchos son centenarios.

Drago Tamaranae del Roque del Pinillo (Bco. Arguineguin) 
 De altura cercana a los 5 metros y edad estimada de
 250-300 años. (Datos de Ezquiel Martínez en su guía
 del Viajero de "Árboles, leyendas vivas") Foto de José
Luis Montañez publicada en
 plantasdemitierra.blogspot.com
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN Red List Categories, 1994), se propone su clasificación como en “Situación Critica” (CR). A ello hay que sumar el hecho de que una parte de sus efectivos naturales se hallan fuera de los límites de los Espacios Naturales Protegidos establecidos en la Ley 12/94 de Espacios Naturales de Canarias

Almeida comenta que casi todos los especímenes censados crecen diseminados en dos áreas separadas: Arguineguín-Tauro, ( 52 ejemplares) y Vicentillos-Fataga, (20 individuos). La primera abarca la vertiente derecha del barranco de Arguineguín (el núcleo poblacional más importante, con 30 dragos), la vertiente izquierda del barranco de Mogán (10 individuos) y el macizo de Tauro, flanqueado por ambas vertientes y en cuyos barrancos interiores de Tauro, Taurito y Tangüingüi habitan 12 ejemplares. La segunda se localiza en el barranco de Los Vicentillos (12 ejemplares), en el de Fataga (6) y en los emplazamientos aledaños de Morro Garito y el Talayón de la Cogolla. Fuera de las dos áreas descritas sobreviven 7 ejemplares muy dispersos en Las Tederas, Los Palmitos, Chamoriscán, Huesa Bermeja, Punta de Tabaibales, Inagua y Mesa del Junquillo.

El reducido número de sus efectivos y la extrema fragmentación de sus poblaciones constituyen una amenaza para su supervivencia, al margen de otras variables de riesgo como la ya comentada recesión demográfica, anomalías de carácter intrínseco (pérdida de variabilidad genética, depresión por endogamia), eventos naturales (vendavales, desprendimientos, sequías periódicas) y fuerte presión zooantrópica (ganado, conejos, incendios, recolección para hacer huroneras, proliferación de pistas y de fincas próximas a sus lugares de refugio, etc.).

BIBLIOGRAFÍA.

Almeida Pérez, Rafael. El Drago de Gran Canaria (dracaena tamaranae): Una joya botánica de la flora insular recien descubierta para la ciencia.

Almeida Pérez,Rafael S. Los dragos del archipiélago canario. En www.rinconesdelatlantico.es


MARRERO, A., ALMEIDA, R.S. & GONZALEZ-MARTiN, M. (1998): “A new species of wild dragon tree, Drabaena. (Dracaenaceae) from Gran Canaria and its taxonomic and biogeographic implications”. Botanical’Journal of the:Linnean Society, 128 (3): 291-314.

Lázaro Sanchez-Pinto Pérez Andreu: El Drago del Atlas. En www.vierayclavijo.org 
Marrero, Águedo. Dragos. En www.rinconesdelatlantico.es

Marrero Rodr., R.S. Almeida & Gonz.-Mart., 1998: El drago de Gran Canaria: Dracaena tamaranae. En www.rinconesdelatlantico.es

Rodríguez, Leoncio. Los dragos milenarios. En www.rinconesdelatlantico.es

Rodríguez, Leoncio. Los árboles históricos y tradicionales de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: la Prensa, ca. 1940, pp. 99-110

Sánchez-Pinto, Lazaro; Zárate, Rafael. Sangre de drago. En  www.rinconesdelatlantico.es

lunes, 17 de septiembre de 2012

EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO MASPALOMAS, UNA NUEVA TEORÍA.


Primer mapa conocido y detallado de Gran Canaria en la "Descripción de las Islas Canarias" de Torriani (1590)

PABLO GUEDES GONZÁLEZ.

Con este artículo, que publicamos como homenaje al cincuentenario de la zona turística  “Maspalomas, Costa Canaria”, queremos hacer un repaso a lo que se ha escrito en referencia a los orígenes del topónimo Maspalomas  y  aportar una nueva teoría, que viene a a sumarse a las existentes.

Estas teorías que expondremos sobre la procedencia del topónimo  "Maspalomas",  no tienen una base sólida  y se basan fundamentalmente en suposiciones,  algunas de ellas más fundamentadas y otras menos.

Es por ello,  que nos hemos atrevido a aportar esta nueva hipótesis que, al igual que las otras, creemos que cuenta con ciertos fundamentos para ser aceptada,  a  falta de pruebas  concluyentes sobre el origen del topónimo.

MASPALOMAS EN LAS FUENTES.

En las fuentes escritas históricas, la primera vez que surge el nombre de Maspalomas  es en el diario de Hernando Colón, hijo del descubridor, que  con trece años, acompañaba a su padre en su cuarto viaje a América e hizo parada en Maspalomas:

“ El mismo día [13 de mayo de 1502] nos hicimos a la vela y llegamos a la Gran Canaria el 20 de mayo, surgiendo en las Isletas. El 24 pasamos a Maspalomas, que está en la misma isla, para tomar el agua y la leña que eran necesarias en el viaje. De aquí partimos la noche siguiente hacia la India con próspero viaje, como plugo a Dios, de modo que sin tocar las velas, llegamos a la isla de Matinino, a 15 de Junio por la mañana, con bastante alteración del mar y del viento..."  ( en Historia del Almirante de Hernando Colón tomado de La Toponímia de Gran canaria en el tiempo que Colón pasó por ella,  de  Maximiano Trapero). 

Juan de la Cosa , que viajaba con Colón, la cita de nuevo en 1504:

"Arribaron en la isla de Gran canaria, e fueron a un puerto o ancón que se llama Maspalomas, e allí hicieron carnaje e tomaron agua e leña"  ( en  Los cuatro viajes de Colón y las Islas Canarias (1492-1502) de Antonio Tejera en  la obra citada de Maximiano Trapero).

Según Trapero el lugar del desembarco era muy propicio para el fondeo.  En cuanto a la aguada, la charca  contenía agua "potable aunque salobre", fruto principal de la que corría por el barranco y de la que se filtraba desde el mar. Y dice Antonio Tejera , en la obra citada , que este agua salobre se conservaba mejor en los envases de madera durante la travesía, razón por la que está totalmente justificada la aguada de Maspalomas. Y en cuanto a la carne, es de suponer que comerciaran con los aborígenes, quienes seguirían pastoreando sus rebaños de cabras y ovejas por aquellos parajes.

Trapero se pregunta : "¿qué leña proporcionaría aquel lugar que pudiera servir para las necesidades de la travesía? La vegetación actual no parece ser la más adecuada para convertirse en leña eficaz, ya que, aparte de palmeras, las laderas del barranco y las partes bajas de la costa de Maspalomas no produce sino vegetación arbustiva halófila (tabaibas, cardones, ahulagas y otros diversos matorrales)."

El sur de gran Canaria en 1590: Maspaloma, 
Pozo del Lentisco, Las Salinas y Punta de Tenefent. Torriani.
Nosotros creemos que en el lugar sí había leña abundante, traída desde Amurga, situada a  corta distancia,  por los aborígenes, con los cuales tuvieron que  hacer intercambios, o en su caso hacer parada previa en Pozo del Lentisco (actual Bahía Feliz, en las mismas  estribaciones de Amurga, ver mapa de Torriani)

Aunque la primera referencia escrita conocida es la de  1502, de Hernando Colón,  el topónimo  aparece en dos crónicas de la Conquista,  la de Gomez Escudero y  la de Cedeño.  Estas crónicas salen a la luz tiempo después  de  la conquista y por tanto se debe de mantener las oportunas reservas sobre las mismas.

En este sentido, Francisco Morales Padrón en su "Canarias. Crónicas de su conquista",  realiza una recopilación de todas las crónicas existentes y un estudio sobre las mismas, llegando a la conclusión de  que todas ellas son copias o transcripciones  realizadas a lo largo del siglo XVII, de una crónica madre original, escrita directamente o por mandato  del conquistador Alonso Jaimez de Sotomayor.

Así tenemos que en "Libro segundo,  prosigue la conquista de Canaria.   Sacado en limpio fielmente del manuscrito del licenciado Pedro Gómes Scudero, Capellán" en el capítulo XIX "De las calidades y propiedades de Los Canarios i la isla" :

"Hallaron los spañoies diuidida la isla de Canaria en dos señoríos, vno en Telde a el Oriente, puesta en medio de las Isletas i punta de Maspaloma*, y la otra en Gáldar a la otra parte o punta de poniente, para la vanda de el norte onde acistía Guanartheme llamado el de Gáldar, y a el de Telde llamábamos también Guanartheme. (Canarias. Crónicas de su conquista de Francisco Morales Padrón, pag 433 )

* Nota de Morales Padrón: Maspalomas, en la versión A’ (en otra versión del manuscrito de Escudero).
La Charca y Faro años 60. Archivo fotográfico FEDAC
 La otra referencia a Maspalomas en "Brebe resumen y historia muy verdadera de la conquista de canaria scripta por Antonio Cedeño, natural de toledo, vno de los conquistadores que vinieron con el general Juan Rexon" en el capítulo XIV  "Naturaleza y Costumbres de los Canarios":

"Con la mucha reputación de valiente que Doramas hauía alcanzado estaba mui soberbio i mal reciuido entre los más nobles, por que assimesmo era alzado Capitán sin licençia de el Rei Guanartheme, Tenía por grande émulo a un hidalgo de Arganeguín llamado Ventagaire, el qual uino en vusca de Doramas a un camino por onde se pasaba a uer los ganados monteçes, que hauía muchos en términos de Maspaloma, i hauiendo de venir Doramas por aquel camino le dieron por señas a Ventagaire que sería conocido por la diuisa de la tarja blanca i colorada de quarteado." (Canarias. Crónicas de su conquista" de Francisco Morales Padrón,  pag 369 )

Con relación a Doramas hacemos referencia a nuestro artículo AMURGA, EL SANTUARIO PERDIDO III. LA CONQUISTA Y ANSITE, donde explicábamos que Doramas se refugiaba en el Santuario de Amurga, pues pretendía la mano de una hija de Maninidra, guayre de Telde, hermano o primo hermano de los guayres Autindana del cantón de Agüimes y Ventagayre del cantón de Arguineguín, sus enemigos irreconciliables.

Tenemos otra referencia sobre la conquista castellana de la Isla, en la obra del Marín de Cubas en 1687,  donde igualmente se deja constancia del topónimo:

“Del Real de Las Palmas corrian la costa hasta Maspaloma y Tirajana, y serca de Aguimes en el barranco de Guaiadeque hallo Pedro de Vera un canario con ganado que no huio y preguntado que era xristiano, y se llamaba Juan Maior, natural de Lanzarote...” (Tomás Arias Marín de Cubas, Historia de las Siete Islas de Canaria).

En cuanto a otras menciones históricas, Agustín Millares narra así un desembarco en el lugar en  el año 1479 :

 "… Esta proposición fue aceptada con júbilo, y, bajo el mando del mismo Hernández (Pedro Hernández Cabrón), se embarcó una parte de la guarnición del Real con las tropas que de refresco habían llegado en las carabelas, acompañando la expedición como voluntario el Deán Bermúdez. Al día siguiente, los buques se hallaban sobre la costa S. de la isla, y sin obstáculo verificaron varios desembarcos en Maspalomas y Arguineguín, recogiendo alguna cebada, higos y mucho ganado, pero ningún prisionero, porque todos los canarios, al ver los navíos, se habían refugiado a los montes y asperezas de la Cumbre…". (Humberto Pérez, toponimograncanaria.blogspot.com)

El Faro, La Charca y El Palmeral, 1925. Archivo fotográfico FEDAC.
Recordamos que este desembarco es el que nosotros consideramos que se desarrolló en la zona de Pozo del Lentisco (Bahía Feliz, por Amurga, ver artículo ya comentado sobre el Santuario Perdido y mapa de Torriani)

Con  respecto a las últimas citas, vemos que  el término Maspalomas y las Calmas de Maspalomas  se extendía a un territorio mayor del que conocemos hoy,  desde Castillo del Romeral hasta Santa Águeda  (Las Calmas: zona del sur de cada isla protegida de los vientos alisios dominantes en el verano).

Lo constatamos de igual forma en  la licencia que el Rey Carlos concede en 1677 para construir la Casa Fuerte de Santa Cruz del Romeral, donde se  indica  “en las calmas de la costa de Maspaloma” (Los Tirajanas de Gran Canaria. Santiago Cazorla León).

Según  Maximiano Trapero, el topónimo aparece escrito en las fuentes colombinas, tal cual lo pronunciamos y escribimos hoy: Maspalomas , si bien en otras fuentes históricas antiguas aparece de variadas maneras: Maspaloma y Punta de Maspaloma lo nombra Gómez Escudero (aunque ya vimos que en otra versión manuscrita lo nombra Maspalomas), como Mas Palomas aparece en el mapa de Gran Canaria de Torriani y como Mas Paloma lo escribe Viera al referir el intento de Gadifer de la Salle de introducirse en Gran Canaria: "Zarparon las anchas y transitaron a hacer aguada en la ensenada que se llama de Mas Paloma" (José Viera y Clavijo, Noticias de la Historia General de las Islas Canarias. pag. 311)

INTERPRETACIONES DE LOS ORIGENES DEL TÉRMINO.

Para Maximiano Trapero, "Maspalomas" no tiene origen en la lengua que hablaban los antiguos canarios, una variante del amazigh,  la  lengua de los bereberes, sino que su origen es románico y para él, surgido con posterioridad a la conquista.

Nosotros creemos que podría tener origen anterior,  que le fue dado por los navegantes o conquistadores,  puesto que el lugar es un extremo o punta  significativo de la isla,  importante para la navegación,  y como se describe en las crónicas, lugar de paso obligado para aprovisionamiento de agua, carne y leña.

Por tanto  tenemos tres teorías acerca del origen del topónimo,  más la que aportamos en este artículo.

Las Palomas de Maspalomas.

Para Maximiano Trapero, "la etimología popular resuelve fácilmente el problema diciendo que se llama Maspalomas por las muchas palomas que iban a abrevar a la charca".

De hecho, José de Viera y Clavijo señala en su “Historia Natural de las Islas Canarias”, al referirse a las palomas salvajes que: “...abundan en las islas, con especialidad en la de Canaria, donde el Charco de Maspalomas ha tenido fama y nombradía por las estupendas bandadas que suelen anidar allí” (www.playademaspalomas.com).

Claudio de la Torre dejó escrito en una guía sobre la Islas Orientales del Archipiélago que:

“El nombre de Maspalomas se debe al paso de las palomas del Sáhara, que vienen a
calmar la sed durante el día en la laguna del palmeral, regresando a África al anochecer.
La pequeña albufera atrae gran cantidad de aves del desierto que van depositando en tierra diferentes semillas, por lo que se ha formado un apretado oasis con los más raros ejemplares de palmeras” (www.playademaspalomas.com).

Aparte de los citados, hay más autores  que hacen referencia al origen del nombre debido a la abundancia de palomas en La Charca, entre los que añadimos a: David A. Bennerman y Alejandro Ciorannescu.

Pero, la paloma es un ave que nidifica en los riscos y barrancos del interior de la isla, por lo que  no es destacable su presencia en La Charca,  en comparación con otras, que si abundan, sobre todo aves acuáticas. 

Muchas de las que se pueden ver, son  aves de paso, que utilizan el lugar , al igual que los marinos, para  descansar y aprovisionarse en sus largos viajes migratorios, lo que nos lleva a la segunda interpretación. 

Maspalomas por la abundancia de aves.

Esta teoría,  que deriva de la anterior,  se basa en la abundancia de aves en la zona, que por similitud, por desconocimiento del nombre de cada ave en particular o por  simplificación, se las denominó en general  palomas, debido a lo cual surge el topónimo.

En la actualidad se han detectado un total de cuarenta especies, siendo la polla de agua (Gallinula chloropus), el chorlitejo chico (Charadrius dubius) y el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) nidificantes, mientras que el resto se corresponde con aves migratorias en paso regular invernantes o de presencia ocasional en las islas.  (Humberto Pérez, toponimograncanaria.blogspot.com).

Maspalomas por derivación de un apellido valenciano-catalán.

Maximiano Trapero, cita a  Néstor Álamo, quién expone que el topónimo deriva de un tal Rodrigo Mas de Palomar, mallorquín que recibió aquellas tierras del sur, tras la conquista, y debido a ello pasaron a adquirir su nombre.

Trapero no pudo encontrar la fuente de la que Álamo extrajo tal información aunque si pudo hallar en los repartimientos tras la conquista a un tal Francisco Palomar, rico comerciante de origen genovés y apellido Palmaro, que lo castellanizó en Palomar, que vino a las islas procedente de Valencia, y que en 1494 compró al futuro adelantado Alonso Fernández de Lugo, el famoso ingenio de Agaete, necesitado entonces de fondos para emprender la conquista de Tenerife ( Leopoldo de la Rosa Olivera, "Francisco de Riberol y la colonia genovesa en Canarias"), aunque nada se dice de la posible presencia de este Palomar en Maspalomas.

Para Trapero es muy dudoso que tras los pocos años pasados desde la finalización de la conquista (1483) hasta la primera documentación del término (1502) ya se hubiera impuesto este nombre por dicho motivo.

Por otro lado y con las consiguientes reservas, en cuanto a las crónicas de la conquista, ya comentadas, vemos como ya el nombre existía en aquellos  momentos.

NUESTRA TEORÍA: MASPALOMAS COMO DERIVACIÓN DE “MAS  PALMAS”

Charca y Palmeral 1940. Foto: Naranjo Suárez. Archivo fotográfico FEDAC
Hace algún tiempo mientras estábamos leyendo unos viejos escritos,  nos dimos cuenta de un error en los mismos,  el que se hacía referencia a "Mas Palmas"  en lugar de  "Las Palmas",  simplemente cambiando la "M" por la "L". Ello nos llevó a la conclusión de  que el nombre "Maspalomas" podría haber derivado de  "Mas Palmas" por un error de transcripción,  o por simple confusión, al añadir una "o" en la copia del nombre.

La teoría se basa es que los conquistadores y marinos,  que tras dar nombre al Real de Las Palmas descubren otro de los extremos de la isla con igual parecido debido al frondoso oasis de palmeras,  le dan el nombre de "Mas Palmas", que por derivación o por error a la hora de transcribir deriva en "Maspalomas".

Esto debió de haber ocurrido después del 24 de junio de 1478, cuando Juan Rejón asienta el "Real de Las Palmas" en lo que hoy es el barrio de Vegueta, iniciando la conquista de Gran Canaria.

Lo que no deja ningún lugar a la duda, es que lo abundante en el lugar son las palmeras, o "palmas", como se las conocía antiguamente, y que el nombre pueda deberse a este hecho.

Aunque no tenemos ningún indicio ni pruebas de que esto haya podido ser así,  queremos hacer esta aportación que se suma a las teorías existentes de las que hemos hecho un compendio en este artículo como homenaje a los 50 años de la fundación de "Maspalomas Costa Canaria".

BIBLIOGRAFÍA.

Cazorla León, Santiago. (1995): Los Tirajanas de Gran Canaria. Ayuntamiento de s. Bme. Tirajana.

Cioranescu, Alejandro (1959): Colón y Canarias. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios / Aula de Cultura del Cabildo de
Tenerife.

Colón, Hernando (1932): Historia del Almirante (ed. Luis Arranz). Madrid: Historia 16, 2 vols.

“El nombre de Maspalomas”  en www.playademaspalomas.com 


Marín de Cubas, Tomás. 1937 (1687). Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canaria. [Copia de Pedro Hernández Benítez, en El Museo Canario]. 

Morales Padrón, Francisco (1993, 2ª ed.). Canarias: Crónicas de su conquista. Cabildo Insular de Gran Canaria.

Pérez Humberto. Llanos y Playa de Maspalomas toponimograncanaria.blogspot.com)

Rosa Olivera, Leopoldo de la (1978): «Francisco de Riberol y la colonia genovesa en Canarias», en Estudios históricos sobre las Canarias Orientales. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas

Tejera, Antonio (2000): Los cuatro viajes de Colón y las Islas Canarias (1492-1502). La Laguna: Cabildo Insular de La Gomera / Francisco Lemus editor.

Torriani, Leonardo (1978): Descripción de las Islas Canarias (ed. A. Cioranescu). Santa Cruz de Tenerife: Goya.

Trapero, Maximiano (2004) La Toponímia de Gran canaria en el tiempo que Colón pasó por ella.  Anuario de Estudios Atlánticos, n. 50. Las Palmas de Gran Canaria : Cabildo Insular de Gran Canaria, .

Viera y Clavijo, José (1982): Noticias de la Historia General de las Islas Canarias (ed. A. Cioranescu). Santa Cruz de Tenerife: Goya, 2 vols.

martes, 11 de septiembre de 2012

LA FORTALEZA DE UN POBLADO.


  
Introducción de HCR.
 
Eduardo González Pérez, autor del artículo que hoy les presentamos, es una persona inquieta con todo lo relacionado con las formas de vida de los pastores, sus tradiciones y sus útiles de trabajo. Es directivo de la Federación de Salto del Pastor y uno de los fundadores de la Escuela de Garrote La Revoliá y de la Pila de Garrote de Vecindario.

En su blog jurriahumiaga.blogspot.com.es, ha publicado una serie de artículos, llenos de sentimiento, en los que nos transmite todos los conocimientos que ha recopilado en contacto con los pastores.

 Muchos de estos pastores, desgraciadamente han fallecido, llevándose con consigo buena parte de la sabiduría que venía transmitiéndose de generación en generación, desde tiempos de los antiguos canarios.

En nuestro blog, hemos publicado algunos de sus artículos, de los que destacamos, entre otros:EL “ABEJORRO”, O JUEGO DE MANOS. y PEPE ENRIQUE Y SU ÚLTIMA BOTANA.

Queremos agradecer a Eduardo su colaboración y su disposición con nosotros así como felicitarlo por su excelente trabajo.


LA FORTALEZA DE UN POBLADO.

Eduardo González Pérez,
publicado en jurriahumiaga.blogspot.com.es

En medio de la Caldera de Tirajana existió un poderoso poblado donde los antiguos canarios quisieron escribir, a golpe de paciencia y estaciones, una generosa parte de la historia de sus vidas y de sus gentes. Por los restos que aún perduran en la zona sabemos que podríamos haber tenido hoy en nuestras manos un exacto guión que nos hablase de sus graneros,  de su agricultura, de sus pinturas y grabados rupestres, de sus actividades pastoriles, de sus creencias y necesidades y de sus diferentes formas de construir con madera y piedra si no se hubiese alterado el final de la historia que sus habitantes intentaban contar. Porque a alguien que apareció por estas tierras, simplemente invitado por los vientos que hincharon los trapos de sus veleros y que no se conformó con el papel de mero espectador, no le debió agradar que sus protagonistas enterrasen a los suyos envueltos en fardos funerarios de pieles y juncos, depositándolos posteriormente en las cuevas más altas e inaccesibles en busca de la tranquilidad que para sus difuntos deseaban. O bien que dichos protagonistas buscasen las respuestas a sus inexplicables necesidades en el sol, el agua o la leche, representaciones paganas que no comulgaban con la cruz colgada del pecho de Isabel y Fernando, eminentes patrocinadores de los vientos navegantes y productores ejecutivos de la adaptación del nuevo guión sugerido. El argumento final de la historia que pacientemente y a lo largo de muchos años quisieron escribir los originarios habitantes de este poblado se vio alterado porque quién tendría que atenerse a simple lector metió mano en lo ajeno con estúpidas correcciones que modificaron el orden de sus páginas, dándose prisa en la redacción de estas últimas con la clara intención de ponerle un punto final mayúsculo e inamovible. Y para ello buscó, por todos los medios posibles que la fuerza le proporcionó, la rendición de sus protagonistas a base de inquisiciones que hipotecarían para siempre su futuro. Incendió, aniquiló, bautizó con nuevos nombres e intento borrar del mapa sus casas, graneros, cultivos y ganados. Pero tropezó con unas montañas a las que apenas era capaz de describir y de las que desconocía completamente su enorme capacidad de perpetuar en el espacio y en el tiempo la fortaleza de un poblado.

      Los riscos que conforman el conjunto de Las Fortalezas, a cuyo abrigo vinieron a asocarse las almas humanas que lo poblaron, a veces dan la sensación que han sido un puñetazo en el aire, un puñetazo petrificado y dormido en el paso de los siglos. Como cuchillos de basalto que cortan el cielo desde el fondo del barranco, amenazan constantemente al aire reclamando que su realidad objetiva y apabullante responde a leyes trascendentes y eternas que forman parte de un pasado que pertenece a un país muy cercano. Y conocer ese pasado y ese país nos ha estado negado desde el 29 de abril de 1483, fecha en que la incorporación oficial de estas tierras a la Corona de Castilla empezó a sembrar la leyenda de la confusión suicida y arrojadiza de Bentejuí, probablemente al errar éste su despeñamiento al pié de unos cronistas que mojaban su pluma a golpe de entredichos y desacertados retratos. Aunque si lo pensamos bien quizás Bentejuí no intentó  más que arrancar de cuajo, en su desesperado y fatídico brinco, la ultima página del libro que mentiría para siempre acerca de la historia de los suyos.

Éramos muy jóvenes la primera vez que nos trajeron a visitar este lugar. A mediados de los años setenta de la centuria pasada nos enseñaron y explicaron acerca de lo que representaron estos farallones para sus antiguos habitantes. Como "Ansite" nos nombraban al risco lleno de cuevas donde vivieron los canarios que las usaban como graneros y como lugar de enterramiento para refugiar a los suyos. La cueva grande, a modo de túnel que atraviesa el risco, de unos treinta metros de largo y ocho de alto, supuso para aquellos niños que éramos de 13 y 14 años un viaje atípico en el que, a diferencia de Alicia, no visitaríamos precisamente el país de las maravillas. "Atis Tirma"  fue el grito que sobrecogió nuestros corazones y las celebraciones que conmemoraban un genocidio apesadumbrarían para siempre, años después, nuestras almas de adolescentes. Y la adolescencia, a medida que sumaba enteros, fue repitiendo y sucediendo más visitas a este lugar, fue incitándonos a rebuscar entre las escarpadas paredes de los riscos algún indicio que nos ayudara a entender la historia que no terminábamos de descifrar, a dormir en sus solapones buscando la complicidad de las estrellas, como si éstas nos guiñasen el secreto hábilmente escondido por aquellos canarios. Quisimos respirar y dibujar el aire tratándolo como lo más valioso y profundo que pudiéramos interpretar. En el fondo pensábamos que era el mismo aire el que respiraron los que movieron piedras para construir paredes en los mismos riscos a los que ahora nosotros nos encaramábamos a dormir, envolviéndonos profunda e inocentemente en prehistóricos sueños. 
 Poco a poco, las historias que en un principio nos habían contado iban difiriendo notablemente de las que en ese momento escuchábamos. La historia ahora nos obligaba a levantar la cabeza, a mirar para las lomas y laderas que se encontraban en frente de Las Fortalezas. Ahora le correspondía hablar a Amurga y sus cumbres, a los llanos que se hallaban a sus pies y concedían a Los Sitios su lugar como campo de batalla. Teníamos que imaginarnos a esta cumbre recubierta de pinos y arboleda perenne y concederle la opción de refugio de quienes pudieron sobrevivir al desastre impuesto. Su inexpugnabilidad, su condición de fortaleza, su almogaren, los restos del pasado que intentábamos comprender comenzaba a encontrar otras páginas arrancadas del libro que fue hecho pedazos y siempre leído en confuso orden. Ahora empezábamos a dudar del nombre de Ansite. La creencia que la batalla de un día podía poner punto y final a una existencia se desenmascaraba de repente, dejando al descubierto los errores caligráficos de la pluma asalariada y sumisa que respondía a los intereses de la mano que le daba de comer.

 Quisiera destacar que hubo un tiempo, muchos años antes de que fuésemos chiquillos y comenzáramos a visitar Las Fortalezas, que ya otros que nos antecedieron en atravesar el túnel que conducía a ese país cercano, se enfrascaron en empresas que reclamaban para si la posesión de Ansite. Mientras unos se esforzaban en situarlo en terrenos que amojonaban su municipio, otros juntaban y removían piedras para hacerlo en el suyo propio.

 En  historiacastilloromeral.blogspot.com, coordinado excelentemente por el compañero Pablo Guedes, podemos hallar información sobre estas disputas que llegaron hasta el punto de perder la razón por un emblema señero en sus escudos municipales. Recomendamos la lectura de este blog internauta por la sustanciosa información vertida en él sobre este tema y otros muchos más que nos ayudarán a entender como la pérdida de la razón se puede disfrazar de múltiples maneras.

  Y hace poco nos han vuelto a hacer levantar nuevamente la cabeza. Las últimas intervenciones arqueológicas que se han realizado en el lugar no han hecho más que encontrar innumerables pedazos de las paginas despojadas de la historia, no han hecho más que levantar las piedras que formaban un altar hispánico y nacional católico para encontrar bajo sus sacrílegas losas las antiguas viviendas de los verdaderos autores del guión modificado. Los últimos y recientes trabajos arqueológicos están transformando la foto fija  que se ha hecho de este lugar, extendiendo el asentamiento más allá de las cuevas risqueras. Las prospecciones realizadas hasta el momento han descubierto en esta zona llana varias estructuras de piedra que forman parte de un conjunto de asentamiento en forma de herradura, con calles y posiblemente con una zona más abierta y aledaña al lugar. Según lo que los arqueólogos nos dicen, aún queda mucho trabajo por hacer y son muchos los pedazos de estas páginas los que han de asomar todavía a la luz del sol; muchas son las estructuras habitacionales y de vivienda las que permanecen aún bajo tierra esperando el presupuesto necesario para que puedan respirar el aire del que formaron parte. Y los trabajos posteriores de musealizar la zona también están esperando su inmediata ejecución. Lo que es cierto es que todo lo descubierto hasta la fecha y lo que aún queda por descubrir dejará entrever la verdadera magnitud de un poblado que necesariamente no tiene porqué llamarse Ansite para agrandar y perpetuar aún más su fortaleza.