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sábado, 30 de octubre de 2010

CUENTOS TRADICIONALES DE PASTORES. “EL CORRAL DE LOS GARAÑONES” (Amurga).


Francisco Javier Gil Rodríguez.

FEDERACION DE SALTO DEL PASTOR MENTIDERO N.18


La cultura rural de las islas guarda una riqueza etnográfica de indiscutible entidad y calidad. Cada pueblo, cada cortijo, cada caserío, presenta peculiaridades únicas, manteniendo hábitos inmemoriales por medio de la tradición oral. Hasta hace muy poco tiempo esta costumbre era la única que permitía conservar y transmitir de padres a hijos gran cantidad de acontecimientos, cuentos, tradiciones, usos y formas de ser propios, relatados a través de la niebla del tiempo de generación en generación.

Este saber tradicional de base fundamentalmente oral empezó a tambalearse y desaparecer progresivamente a partir de los años 60 con la llegada del turismo y el arruinamiento de los medios clásicos de la economía isleña: agricultura, ganadería, pesca y empleos artesanales, en aras de una vida más cómoda y moderna. Además el traslado precipitado de mucha de la población de los núcleos del interior a nuevos pueblos crecidos rápidamente en la costa, a la vera de la industria turística, combinado junto con los medios de comunicación que traen la visión de otras formas de vida ajenas, llevan a la visión de una aldea global que uniformiza a las personas y desarraiga a las culturas independientes.

La tradición oral en Canarias se conserva todavía deshilachada en la memoria de nuestros mayores que fueron partícipes y actores de esa cultura en trance de desaparecer. Esa tradición está inédita en su mayor parte, debido al carácter intrínseco de la misma que requiere contadores de historia y audiencias para ellas. Los narradores tienen cada vez menos público que escuche con agrado sus relatos, con lo cual será la desaparición física de estos la que señale el fin de muchos cuentos, pues al no estar escritos desaparecerán sin remedio.

Hasta hace pocos decenios era normal ver a muchos ancianos sentados en las plazas públicas o a las puertas de sus casas relatando sus avatares, sus leyendas y sus cuentos, y además era bastante curioso comprobar que tenían público, especialmente infantil, que los escuchaba con atención y respeto.

Desafortunadamente esta costumbre va desapareciendo progresivamente y cualquier anciano al que se le solicite narraciones o historias del pasado reaccionará con suspicacia y desconfianza la mayoría de las veces.
Por eso tiene un valor excepcional el hallazgo de un narrador dispuesto a compartir y contar sus historias de antes. El cuento de “El Corral de los Garañones” lo escuchamos por primera vez hacia 1988 en la palabra de José García Perera, pastor de Lomo de Maspalomas y Amurga (S.B. de Tirajana). Después la volvimos a oír en boca de otros pastores. Unos la conocían mejor que otros, pero el núcleo de la historia no cambiaba, por lo que dedujimos que el relato tiene raigambre y tradición en la zona. Nosotros nos hemos
quedado con la versión del citado José García Perera para transcribirla.

Pero antes de relatar la historia propiamente dicha, situaremos al lector sobre el terreno: Amurga es una isla dentro de la isla. Es un imponente macizo rocoso situado al sur, dentro de la Caldera de Tirajana, emergiendo del terreno circundante hasta los 1131 metros de altura en la meseta del mismo nombre, estando limitado al oeste por el Barranco de Fataga, al este por el Barranco de Tirajana y al sur por el mar. El nombre de Amurga, como quedó dicho, se aplica a la cumbre y por extensión a toda la zona desde lo más alto hasta la costa. Así las localidades de Tarajalillo, Aldea Blanca, La Barrera o el Lomo de Maspalomas pertenecen a la unidad geográfica de Amurga.

No sabemos con total seguridad el significado del topónimo Amurga y aquí apuntamos las diferentes posibilidades:

Origen castellano: Citaremos la definición de la Academia de la Lengua de una palabra de fonética similar, Amusgar : Echar hacia atrás las orejas el caballo o el toro, etc.., en ademán de querer morder, tirar coces o embestir.

Además es oportuno apuntar que los pastores y agricultores de Gran Canaria denominan a una cabra sin orejas como una cabra o jaira murga o un macho murgo. Para este significado no hemos encontrado ningún sinónimo o explicación en diccionarios de lengua castellana.

Origen pre-colonial: En los diferentes manuales de lengua Tamazight (bereber) que hemos consultado, los términos más próximos son el sustantivo Almuggar : Feria anual, lugar de encuentro, romería, y el adjetivo Amgar: Grande.

En la isla de Gran Canaria se encuentran dos topónimos de similares características, a saber: uno es el ya citado Amurga, con las variantes Murga, La Murga y el otro es Amurgar, situado en La Aldea.

La zona de Amurga era propiedad comunal de toda la isla. Cuando el frío apretaba en las cumbres los pastores tiraban para esta parte de la isla, que en los años buenos tiene asegurada el pasto y el agua. La actividad económica de estos lugares – aunque ahora están casi deshabitados – era, hasta bien poco, intensa. Existían grandes ganados, predominantemente de cabras, ovejas y cochinos. Acudían a Amurga pastores procedentes de las zonas lejanas como Valsequillo y Tejeda o de zona más próximas, como ganaderos de Gitagana, Artedara, Fataga, Los Sitios, Aldea Blanca, Sardina o Lomo de Maspalomas (Tirajana). Además habían carboneros que carboneaban entre el pinar y los ogarzos, salineros y pescadores en la costa y pequeños agricultores en vegas aisladas.

La vida diaria de los pastores incluían el encuentro regular entre ellos, con peleas de carneros, apañadas de ganado guanil, así como el intercambio de relatos y cuentos. Una de las historias que se contaban es la que da título a nuestro artículo:” El Corral de los Garañones”.

Este topónimo aparece por primera – o esta es la referencia más temprana de la que disponemos – en el año 1785 [1], cuando el nombre se menciona en los archivos sobre los pleitos sobre la propiedad de las tierras de Amurga; ya que unos pocos querían quedarse con lo que tradicionalmente había sido propiedad comunal de todos los vecinos de la isla.

Garañón tiene un significado claramente ganadero: con el se designa a un animal doméstico macho destinado a la reproducción, un semental equino, sea asno, caballo o, incluso, un camello. En Canarias la denominación se aplica también a los machos cabríos. Y hemos escuchado a algunos pastores decir: “El caballo está engaroñado”, queriendo significar que el caballo está dispuesto a cubrir la yegua. Cuando inquirimos a nuestros informantes por el origen de la denominación del Corral de los Garañones, ninguno nos aclara su origen o el porqué de tal nombre. Este topónimo no aparece aislado y conocemos en la isla de Gran Canaria otras localidades que comparten términos parecidos; Lomo Garañon (Mogán), Los Garañones cerca de la Presa de Hornos, en los Llanos de la Pez y Pargana (Tejeda),Los Garañones (Agaete).

Antes de contar la historia debemos describir someramente el “Corral de los Garañones”.

Según el pastor José García Perera, el aprisco que él primeramente conoció estaba formado por dos corrales unidos entre sí. Fue la propia familia García Perera la que amplió el corral, dándole la planta actual rectangular, quedando justo en el medio los cimientos de las antiguas paredes.

EL CORRAL DE LOS GARAÑONES[2]

“ Cuentan que había un pastor de Amurga que decidió irse a la isla de Cuba, bien porque no le gustaba la dureza de su oficio o porque varios años secos habían arruinado su ganado, para conseguir un pronto enriquecimiento que se le negaba en su propia tierra. Su padre se quedó con el resto del ganado en el mismo lugar y él se embarcó rumbo a la Habana.

Tras un tiempo en la isla nuestro pastor no hacía fortuna y la vida era tanto o más dura que en Canaria[3].

Dicen que en Cuba hay mucha brujería, así que el hombre en busca de fortuna decidió acudir a un brujo Sajorín para ver si podía poner remedio a sus tribulaciones.

El brujo le dijo:

-La fortuna suya está en Canaria.
-¿En Canaria…? Si yo vengo de allá en busca de mejor suerte…
-Sí, sí señor, en Canaria está su fortuna. Y le voy a decir donde. Está en el Corral de los Garañones, en Amurga. En el centro hay una piedra grande y en ella se echa todos los días un ”macho rucio”[4], que entra primero que el resto del ganado.
-¿Y qué es lo que hay allí? –pregunto el pastor intrigado porque le brujo señalaba un lugar que conocía bien.
-Pues allí está la suerte suya. Usted se lleva agua bendita y con ella rocía la piedra, luego la rompe y ahí encuentra la fortuna.

El pastor no tardó en regresar de Cuba a Canarias. Se reunió con su padre y su ganado y pone en obra lo que el brujo le había indicado.

Primero sacan el ganado a pastar y al traer de vuelta el ganado hasta el Corral de los Garañones observan que el primer animal que entra por la puerta es el Macho Rucio y se echa sobre la piedra. El pastor trajo agua bendita y roció la piedra con ella. Luego con un marrón la rompió en dos. En el interior de la piedra había un zurrón lleno de monedas, llenito de dinero”
___________

[1] Vicente Suárez Grimón: La Propiedad Pública, Vinculada y Eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen. Tomo I, pag.306, año 1987. Cabildo Insular de Gran Canaria.

[2] Jose García Perera, información oral año 1988. Lomo de Maspalomas ( S. B. de Tirajana). Pastor de Lomo de Maspalomas y Amurga.

[3] Canaria, la gente mayor de Canarias denomina asi aún la isla de Gran Canaria.

[4] Macho cabrio de color blanco gris.

jueves, 21 de octubre de 2010

UN NUEVO PERFUME EXTRANJERO.

La Caleta y el Muelle en los años 80.

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ RODRIGUEZ (conocido en su faceta de humorista por Jose Canillas Castillero).    

El autor del artículo vivió durante muchos años en el Castillo y  aunque actualmente ya no reside en el pueblo se considera como un castillero mas. En su artículo nos relata una vivencia que tuvo siendo niño a principios de los años 80 del pasado siglo y nos cuenta como era la vida de los niños por aquella época.

La historia que les cuento transcurre en el Castillo del Romeral, pueblo pesquero enclavado en el sureste de Gran Canaria, sabedor de necesidades y penurias contra la mar y el viento. Allí, a principios de los ochenta, más o menos un año antes de que un tipo con bigote,  cara de chiflao y pistola en mano, intentara implantar una nueva bigotudez  en España. De esta manera la gente aún no se había  llevado el susto y olvidaba  el reciente y oscuro pasado de capataces de cultivo, robos de kilos de tomates en la manufacturación, silencio, señorío en el almacén…, amparándose  en las promesas turísticas.

 Era verano y en el Castillo no faltaba ni actividades, ni espacio. Pescar de orilla, pesca submarina, de barquillo, mariscar, jugar en la playa o, si no, pa’  los tomateros a echar guirreas de tomates maduros, coger nidos de pájaros, cazar lagartos y conejos; si estos se dejaban ver.  La verdad que, hoy día, mirando pa’  tras, esto suena un poco salvaje ¿no? Pero más salvaje ha sido y es el engranaje y maquinaria del turismo, que  con cemento  derretido  hormigona  sus cuentas bancarias e hipoteca las raíces y futuro del paisaje, conciencia y memoria de un pueblo. Pueblo que, en este caso, no por dejar de tener  arenas rubias y mares en calma haya sido excluido de chanchullos urbanísticos, a pesar de ser una zona de paso de aves migratorias  declarada  RESERVA NATURAL. Por aquella época nadie tenía pesadillas con centrales, cárceles,  piscifactorías y un sinfín de ideas monstruosas que nuestros burgueses y políticos, imponen para seguir mamando y destruyendo impunemente.

En la  calle, el muelle, la playa, los cocederos, Juncalillo, Juan grande, el Matorral, Agadir o, por donde quiera que fueras, habían chiquillos  jugando, mataperriando y, en muchos casos, ayudando a sus padres en los tomateros o en la mar. El fútbol, la pesca,  la lucha canaria y el boxeo era de los deportes más seguidos y, digo seguidos, porque el Castillo, a pesar de que la gran mayoría de sus habitantes eran criollos y se conocían por el paso de generaciones, ese cúmulo de roces contra y entre ellos mismos, en momentos decisivos, los unía como una pella.

Tito Herrera, Jose Miguel Rodriguez y Oscar Guedes,
algunos de los protagonistas de la historia.
 Aquella tarde  ausente de  anzuelos, balones, trompadas y bicicletas. Oscar, había invitado a jugar en su casa a Vicente,  Angelito y Miguel, el Porky. Miguel no tenía raíces castilleras, él procedía de Aguatona,  Ingenio. Como a los de Ingenio le dicen cochineros y el chiquillo era gago (tartamudo), cuando llegó allá bajo, según abrió la boca, lo bautizaron como el Porky. Ese dichete en honor aquel cerdito  famoso por su: “y, y esto, y esto to, y es too too, y esto es to todo amigos” (¡Naa!, crueldad infantil). Menos mal que allí todo el mundo tenía un dichete o apodo, si no  familiar, ganado a pulso, como el Porky.

Habían quedado a las cinco, el Porky fue el último en llegar. Mientras tocaba en la puerta sintió unos  tirones y unos movimientos  raros en la barriga, como si  estuviera  pescando y un rascancio de kilo y medio estuviese comiendo de su carnada. Pero no le dio importancia entró,  saludó, se dirigió hasta el cuarto y se sentó en el suelo al lado de Angelito. Oscar, estaba  explicando las reglas de un nuevo juego que le habían regalado “¿Quién es quién?”, el cual consistía en adivinar la identidad  y oficio de unos personajes, después de  camuflarlos entre bigotes,  gafas, pelucas y sombreros.

Con las reglas  del juego explicadas, empezaron a jugar y a adivinar por turnos. El Porky, ya convencido que no le estaban picando sino más bien que había mal de fondo, lo que sentía era el plomo entre un remolino de algas a la deriva por  el suelo marino; pero, lejos de recoger  los atarecos y marcharse, lo que hizo fue cambiar de posición.  En su espacio de aquel círculo, el Porky  colocó  rodillas y codos en el suelo  apoyando la  barbilla y la cara sobre sus manos, con la intención de cerrar compuertas y no alertar a la población. Seguro de que el embate  (la calma) llegaría en cualquier momento y de que podría disfrutar de aquella tarde con sus amigos se relajó. El remedio fue eficaz, pero no le duro mucho tiempo. Le tocaba jugar a él y tuvo que cambiar de posición. No había pasado tres minutos cuando sintió el choque de las placas abdominales y, como si de un tsunami se tratara, se le encogió la barriga y, a modo de ola gigante, fue subiendo hasta chocar contra  el muro de costillas; además, obedeciendo a la ley de la gravedad. Aquella masa de malestar descendía a una velocidad de vértigo hacia su salida natural. Miguel,  aunque estuvo rápido y disimulao para, de un brinco volver a la posición de seguridad y cerrar compuertas, no llegó a tiempo del todo. Unas  partículas fueron a empotrarse contra los pantalones  traspasando los calzoncillos su parte más liquida.

Un brote de gas aromático  no tardo en contaminar el ambiente.

- “¡Fooh!, dijo Oscar.
- “¡chacho!, ¿Quien se cagó?”, preguntó Vicente.
- “Gallina que canta gallina que pone”, dijo Miguel intentando desviar la atención  y el sofoco que reflejaban sus sudores.

Oscar,  se levantó corriendo y abrió la ventana. Pasaron unos minutos y ya se respiraba aire puro en la habitación. El Porky,  más aliviao y relajao,  se volvió a sentar y fue cuando se dio cuenta de las calidas, esponjosas y húmedas partículas  frutos del rebozo.  Claro, si en aquel momento se marchaba, demostraba  que había sido él. Así que decidió  seguir sentado y mantener el juego de: “fuiste tú, no, no, fuiste tú”. Pero ahora preocupado por  la reacción de los residuos.

El calor,  empezaba a hacer estragos en aquella pequeña habitación de las casas baratas, no dejó pasar la oportunidad de unirse y  poner sus  graditos y condición ambiental. Un cálido aroma empezaba a emerger  hacía las alturas  de manera  alertadora. El Porky,  en situación de pocas salidas, le daba vueltas a la cabeza.

Como si al juego le hubiesen aplicado una opción virtual, ahora se trataba de adivinar quién era el químico  de semejante laboratorio.  Angelito,  miró uno a uno y al llegar a Miguel,  por segunda vez,  lo señaló. Oscar y Vicente también lo afirmaban de manera burlesca. El Porky, con cara de cagao, con prisas y  preso de la condena que iba a sufrir cuando la noticia saliera de aquella habitación, la cagó aun más en un último intento  de salvación:

- “Que no mi niño, que yo no fui. Eso que ustedes huelen,  es un nuevo perfume,  que los  extranjeros dejaron en el taxi de mi padre.”
   
Notas:

- Inconscientemente  quizás Miguel  olía el futuro turístico.
- El motivo por el que no menciono los apodos  de los demás  protagonistas, es por el mismo cariño y respeto, que contiene cada una de estas palabras.

UN SALUDO.

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ.

viernes, 15 de octubre de 2010

AMURGA, DESDE EL LLANO...

 El Llano desde Amurga. Foto: Iherba en Albumes Picasa
EDUARDO GONZÁLEZ PÉREZ.
El Mentidero nº28. 2007. Boletín Informativo de la Federación de Salto del Pastor Canario.

Desde muy pequeño Eduardo González ha estado “trastiando entre las patas de los pastores y sobre su mundo ando tiempo recopilando datos y detalles”. También es miembro de la Federación de Salto del Pastor Canario; formó parte del colectivo Grupo Etnográfico El Salem, de La Aldea, de la jurria El Guirre, de Mogan, y ahora pertenece a la jurria Jaira, de Agüimes- Ingenio. “Como alumno personal del fallecido Maestro Manuel Guedes, pastor afincado en Casa Pastores aunque de procedencia cumbrera, y que fue reconocido como "Maestro de Maestros" por la Federacion de Lucha del Garrote, lleva tiempo escribiendo una especie de novela, que lo tiene a él y su familia como protagonistas”. ( Revista digital Pellagofio.com)

Fue en el llano donde les empezó la cumbre. De vez en cuando aquellos chiquillos abandonarían sus juegos de cañas y corchos y dándole la espalda al mar mirarían para dentro, para la isla. Entonces la visión que ante sus ojos se abría era la de un largo y extenso llano al que un lejano soco de montañas lo separaba del cielo.
Barranco Hondo. Foto: http://blog.consejovecinoscastillo.org/
Y en ese cielo claro y azul es donde veían caminar al sol, un sol inmensamente amarillo que enmorenaba sus pieles pobremente cubiertas por escasas ropas, un sol que al terminar el día se escondía al atardecer por aquellas montañas, que siempre estaban ahí, y que de una forma temerosa sobrecogían sus corazones infantiles, puesto que eran ellas las que presentaban la noche, esa oscuridad inminente donde acababa su tiempo de luz y juegos.

Fue en el llano, en Casa Santa, donde fueron a dar descanso a sus mareados huesos contra las tablas de simples cuarterías aquellos campesinos que buscaban la tierra donde sembrar la vida de sus hijos. Y son sus hijos estos chiquillos de los que les hablo, los que nacieron a orillas del barranco, paridos por madres que pintaban de verde sus tomateras manos, madres que, a escondidas de los patrones y de sus injuriantes penas que aún el alma no ha conseguido curar, plantaban las pocas coles y rábanos que acallarían sus pobres estómagos, madres que con la ayuda de Lolita “la negra”, la partera, empujaban a andar por los surcos de tierra seca y polvarejienta su ilusionante futuro.

Fue en el llano, cerca de Doctoral, donde se harían casas y algunas escuelas. Y en el colegio aquellos chiquillos tuvieron la suerte de tener buenos maestros, de aquellos que pedían a gritos la reforma educativa que el anterior régimen se empeñaba en aniquilar. Corría en el calendario los años setenta y entonces aquellos maestros empezaron a enseñarles lo que era un cardoncillo y un guirre, lo que era un labrador y una bandera, lo que eran los americanos y una de sus bases en nuestra tierra. También los llevaban de excursión, y supongo que esa falta de presupuesto para alquilar guaguas era la que los hacía salir siempre caminando desde el colegio. Y caminando siempre enfilarían barranco arriba donde visitarían El Samarín y sus acequias, mas arriba aún las Fortalezas, y ahí subían al risco que le daba nombre a su colegio, Ansite. Y nos llegó la hora de oír nombrar a Bentejuí y su coraje, y era entonces cuando veíamos las montañas más de cerca.

Amurga desde el Bco. Tirajana. Foto: Iherba en Albumes Picasa

También, siempre desde Doctoral, cruzaban el barranco hacia Aldea Blanca y cogían el camino que los llevaba al Gallego, o la antigua carretera de la presa de Amurga, que la dejaron de hacer por falta de dinero, gastaron demasiado en construir los muros de la pista de tierra que ésta nunca llegó a alcanzar su presa. Otras veces, y junto con alumnos y maestros del colegio Cumbrecita de Amurga, de la Aldea Blanca, se adentraron en el Barranco de Las Palmas y visitaron su palmeral. Y como aquellos chiquillos querían ser buenos alumnos se esforzaron por aprender. Ricardo, uno de los maestros, se empeñó y los metió de lleno en el mundo de la flora, tanto que a los aldeanos los llevó gratis a la isla de La Palma, que ese era el premio del concurso de flora Sventenius que se realizaba en aquel entonces para escolares.

Por otro lado, Claudio les hizo dormir la primera noche al intemperie, y a la luz de la luna le empezaron a perder miedo a la montaña. Ahora miraban el atardecer con otros ojos y esas montañas que escondían al sol adquirían otro sentido. Ahora ese tiempo de oscuridad y noche que ellas precipitaban dejaban de ser temores y miedos que los asustaba de niños y los invitaban a crecer en el mundo de los hombres y las mujeres. Quizá éste fue el regalo de Claudio, que también los llevó a La Palma de viaje de fin de curso, y allí, en Taburiente, fueron bautizados en un gran lago efímero. Seguirían jugando con botas y sacos de dormir durante mucho tiempo, y tanto tiempo debió ser que aún perdura ese juego entre sus vidas y las nuestras. Las montañas de la isla, los barrancos y riscos, los andenes y caminos, laderas y charcas les descubrirían un espacio del que querían formar parte, y Amurga en particular se convirtió en la madre adoptiva que los recogió con sus interminables brazos en forma de barrancos espaciosos y con esa ternura árida de sureste los invitó a sentir su corazón.

Almogaren Amurga y al fondo el llano en Maspalomas. Foto: Iherba en Albumes Picasa

Si les describo esta parte de Canaria desde el punto de vista que el llano me proporciona sería una descripción real y bastante aproximada a la que uno ve y conoce, pero si quisiera enseñarles lo que las aguilillas y cernícalos ven, tiraría mano de los mapas cartográficos y de algunas imágenes trimidensionales para decirles lo que ya han dicho otros: La cumbre de Amurga es una cuña de este pastel canarión que tiene el barranco de Tirajana por un lado y el de Fataga por otro, y que baja en forma de rampa descendente y sinuosa hacia el sur-sureste hasta besar las aguas del Atlántico.
Lixiviados del Vertedero y Juncalillo al fondo.
Foto: http://blog.consejovecinoscastillo.org/

Juncalillo del Sur es uno de estos besos, un beso donde el verdor desafía a la sequedad y a la sal, escondiendo luego la saliva bajo sus piedras. Beso de tarajal y palmera que revuelca al viento con sus ramas. Un enorme y ancho beso de más de 190 hectáreas separado de la isla por la carretera del Sur, la C- 812, entre los puntos Km 42 y 45 y recubierto por los aluviones que arrastraron las barranqueras de Bco. Hondo y Las Palmas, sus principales amantes. La larga ola de cantos rodados que conforma la línea de su marea tropieza al sur con el morrete rocoso que lo separa del Aeroclub. Las viejas y abandonadas salinas, las más antiguas de la isla, se entierran en sus goros de charcas y piedras. Balos y junqueras que nos hace olvidar la cercanía del vertedero de basuras que, a poca distancia, ahoga al Barranquillo del Salinero. Fue declarado Sitio de Interés Científico por la Ley 12/94, de 19 de diciembre de Espacios Naturales, con lo cual sus salinas seguirán abandonadas, lo mismo que se sienten abandonados, muy cerca de Juncalillo los habitantes del pueblo de Juan Grande, barrio situado enfrente de la Iglesia de la Ciudad Condal, que cada lunes piden en la calle que la Ley les libere del cáncer del vertedero antes señalado.

Con la mirada que ponen en el horizonte las aves migratorias que frecuentan las junqueras y cañalizos de Juncalillo del Sur y desde este mismo sitio echamos la vista hacia las montañas. Así podemos contemplar el arco que rodea el barranco de los Ahogados y las paredes cortadas del barranco de Las Palmas. Entre medio de estas dos asoma tímidamente la cabecera del barranco de Las Culatillas marcada claramente por las llanas lomas que rompen sus riscos hasta el fondo de estos barrancos. El Lomo La Madera se antoja ancho y fácilmente accesible. Hacia el oeste divisamos la montaña Las Tabaibas, elegida para la instalación de antenas de comunicación por su indiscutible condición estratégica de atalaya. En el centro el alto de Garita nos engaña simulando ser el mas alto, escondiendo detrás la cumbre de Amurga.

Amurga y Vertedero de Juan Grande. Observese la tierra muerta. Foto: http://blog.consejovecinoscastillo.org/

Merece la pena viajar en guagua hasta el sur para ir viendo y atravesando todos estos barrancos y barranquillos que se descuelgan de esta cumbre. Muchos se podrían nombrar desde que cruzamos el puente que atraviesa el barranco de Tirajana: El Barranquillo del Rodeo, que recoge las aguas internas de los llanos de La Aldea para llevarlas al mar por el Castillo del Romeral. En el mismo Juan Grande se empieza a abrir la ancha desembocadura donde se unen los barrancos de Las Palmas, Las Culatillas, Los Ahogados, el de Lomo Gonzalo y el de la Cebollería, que llevan sus aguas hasta que Juncalillo se las traga o las deja correr. El Barranco del Draguillo va hacia la Playa Corral de Espino, donde las antiguas salinas, y el barranquillo del Salinero no lleva agua ninguna puesto que una gran pared de tierra tapona su cauce que es usado como gigantesco vertedero, festín para las gaviotas y desgracia ecológica para los vecinos más próximos... Barranco Hondo es inconfundible por tener en su entrada sus vísceras al aire, producto del trabajo de la machacadora de piedras ubicada en su cauce. El barranco de la Mesa de Berriel es cerrado por la presa de Bonny y pasando la Montaña la Tabaibas se nos descuelga el barranco de Berriel. Seguimos hacia el sur donde esperan Tarajalillo, Barranco del Águila, Morro Besudo, San Agustín, Barranco del Toro, Barranco de la Fuente y por último, en San Fernando de Maspalomas nos recibe el barranco de Fataga.
Amurga, Autopista y Machacadora de Piedras. Foto: http://blog.consejovecinoscastillo.org/

Si hacemos el recorrido de vuelta, desde el sur, volveremos a divisar todas esas lomas suaves que acercan la montaña a la costa. Esas suaves rampas fueron utilizadas como cultivos de tomateros y aun perduran en ellas restos de acequias y cuarterías, fósiles de un pasado no tan lejano.

Hacemos parada en Juan Grande, donde sus habitantes se reúnen todos los lunes en la rotonda de la carretera del Sur. Protestan por el daño que les está produciendo el vertedero de basuras que tienen a escasos kilómetros de sus casas. Los políticos se reúnen en sus despachos en busca de soluciones. Y entonces les plantean ubicar una prisión provincial en los Llanos de Juan Grande. Lógicamente una prisión es necesaria en esa zona. Si no, y aplicando la ley 12/94, de 19 de diciembre ¿donde encerrarían a todos los gamberros y terroristas que inventaron semejante vertedero? ¿Dónde a los que se comen la montaña en Barranco Hondo sin ningún tipo de pudor? ¿Dónde a los que ubicaron la central térmica en nuestras costas, al lado de nuestras casas y nuestros hijos, en el Matorral? ¿Dónde a los que instalan en nuestros barrancos pueblos de indios y vaqueros para vender calidad de turismo? ¿Dónde a los que inventaron parques temáticos en plan “guanchitos Park” pisoteando restos arqueológicos de nuestros antepasados? ¿Dónde, por el puto dios, a los que piensan en circuitos de “alta velocidad” para nuestros barrancos? Amurga necesita en sus llanos una cárcel porque ya ha tenido demasiados ladrones.

Eduardo González.
Obras de la Macro Cárcel y Vertedero y Amurga al fondo. Foto: http://blog.consejovecinoscastillo.org/

viernes, 8 de octubre de 2010

NUEVA TEORÍA ACERCA DE LA ENTRADA DE PEDRO CABRÓN A AMURGA (TIRAJANA), A LA CAPTURA DE ESCLAVOS, EN 1479.

A raíz de esta batalla el municipio recibe el nombre de San Bartolomé de Tirajana.

Recreación poblado aborigen Lomo Los Gatos, Playa de Mogán. Estodotuyo.com.

PABLO GUEDES GONZÁLEZ.

“ Andavan los canarios tan descomedidos, y atrevidos que hacian en los xristianos grandes burlas, y maldades, haziendo de noche rebatos arma falsa, y a el soldado que veian apartado, o solo le procuraban matar, y la maior fuerza de ellos estaba a la parte opuesta de la Ysla en unas sierras, y varrancos agrissimos llamados Tirajana onde viven en cuebas, y grutas altísimas como las aves de onde las mugeres arrojan piedras, y palos por su defenza y el almirante con alguna gente suia, y otros veteranos y canarios practicos amigos, y enemigos de los suios por delitos.

Envarcados en tres navios fueron al fin de la ysla y dia 24 de agosto de san Bartholome llegaron al pueblo que esta al pie de las sierras, y le hallaron sin gente bien proveidos de carne en sesina ganados, cevada, manteca, y miel silvestre en ollas y odres, y higos passados, y recojida la presa queriendo venir a embarcarse ya serca de noche le dixeron a Pedro Hernandez, que no convenia porque havia cierta emboscada de canarios a la retirada, respondio que tenia los navios sin gente, y que havia de dormir en ellos, y no temia a hombres desnudos, iendo de marcha una cuesta arriva agria, y de malos passos, salieron los canarios dando silvos gritos, y pedradas en lluvia, y palos con que mataron 26 xristianos, y mas de cien heridos, y desvaratados caminaron a la marina, y ellos en su seguimiento que fue menester que de las lanchas se disparasen armas de fuego, y ballestas salio Pedro Hernandez con una pedrada en la caveza, y quedo sin algunos dientes, y la boca torsida que no pudo hablar ni comer bien vino renegando de los canarios, de la conquista de tales fieras.” (Marin de Cubas, Historia de las 7 islas de Canaria).

En este relato de Marín de Cubas, se describe una incursión de Pedro Hernández Cabrón, pirata y corsario de Cádiz, al servicio de Fernando El Católico. Según Abreu Galindo, la expedición es realizada a “Tirajana”, a la búsqueda y captura de canarios, para ser vendidos como esclavos en la peninsula.

La incursión se realizó el 24 de agosto de 1479, día de San Bartolomé, santo que da nombre al municipio y patrón del mismo por encomendarse a él los castellanos durante los hechos.

Según Viera y Clavijo los canarios estaban al mando del Faicán de Telde e hicieron a los castellanos 22 muertos, 100 heridos y 80 prisioneros.

Hasta la fecha se cree que la incursión tuvo lugar en el interior de la Caldera de Tirajana, en las cercanías de Tunte, siendo el desembarco para algunos autores por Arguineguín y para otros por la Playa del Cabrón, junto a Arinaga. Nosotros vamos a plantear la hipótesis de que el desembarco se tuvo que realizar por algún punto en la costa de Amurga, la explicación más lógica, puesto que Amurga, en aquellos tiempos también era identificada como Tirajana.

Las razones para establecer esta hipótesis son las descripciones del relato y que la incursión se realizó en una sola jornada, por un pirata y a la búsqueda de esclavos y rapiña, por lo que creemos muy dudoso el haber llegado hasta el interior de la caldera, puesto que cerca de la costa podían conseguir lo que buscaban.

Además, aportamos como lugar más probable para el desembarco, la zona de Tarajalillo, zona donde se han hallado importantes restos arqueológicos por lo que debía de haber una población “al pie de las sierras” como establece el relato.

Fray Juan Abreu y Galindo nos transmite otra descripción de los hechos, que nos aporta más datos:

“Acordó el gobernador Pedro del Algaba y el deán don Juan Bermúdez se hiciese una entrada en la banda de Tirahana, pues tenían bastimentos y había gente que había traído el capitán Pedro Hernández Cabrón, el cual pidió esta entrada. Y, tomando parte de la gente que estaba en la conquista y con la que él tenía, se fué la vuelta de Tirahana, yendo en su compañía el obispo don Juan de Frías. Como llegaron, tomaron tierra, no pudiendo hacer presa, porque, como los canarios vieron los navíos, se subieron a los altos y sierras ásperas.

Los cristianos se metieron la tierra adentro en su seguimiento, tomando todo lo que hallaron en el lugar, que fué cebada, higos, y mucho ganado. Y, queriendo salir del lugar con la presa para los navíos, un canario cristiano que había ido con ellos les dijo que no saliesen del lugar donde estaban, porque todos los canarios estaban allí juntos, y había muchas cuestas que descender muy agrias, y en ellas corrían gran peligro; que se estuviesen que dos allí dos días, pues tenían qué comer, y los canarios no tenían ninguna provisión y se derramarían en buscarla, y les sería más fácil la bajada. Mas el capitán Pedro Hernández Cabrón, como no había experimentado ni visto el ánimo y ligereza de los naturales, dijo que él no tenía temor a gente desnuda, y que tenía los navíos sin gente, que habían de ir a dormir en ellos.” (Historia de las 7 islas de Gran Canaria)

Damos una tercera versión que difiere a las otras, de Alonso de Palencia, cronista directo de la conquista, que aporta nuevos datos:

“Al día siguiente unos quinientos soldados con cuatrocientos jinetes (dudamos que tres barcos transporten tantos caballos y hombres, y mas adelante solo citan a doce) …avanzan y acometen a Tirajana, un pequeño pueblo montaraz y uno de los dos refugios de los canarios; el otro era Thirma. En ambas partes se alzaba un templo bien equipado para sus superticiones. Suben los nuestros a la cumbre de1 monte. En el cuerpo de guardia del templo, construido a la manera de castillo con toda clase de fortificaciones,… Los nuestros al punto… destruyeron el templo incendiándolo…. no hicieron caso de1 consejo de los soldados más disciplinados, que aconsejaban era lo más seguro la inmediata retirada a un lugar más abierto, no fuera a ser que la permanencia más prolongada en una cumbre falta de agua … cuando ya el enemigo conocedor del lugar de desembarco y de las veredas que conducían hasta allí advirtiera los errores…los canarios acudieron desde diversos lugares, cuando, desde las atalayas en rocas inaccesibles, los viejos les indicaron con un silbido, que utilizan como las señales de un cuerno o de una trompeta, que ya podían y debían atacar al enemigo.

…Con estas advertencias, aquellos esforzados varones se mantuvieron firmes en su puesto, y ocupando la garganta a la entrada del valle, contuvieron la huida de los suyos hasta restablecer el orden.…” (Cuarta Década, 1478-1480)

El templo descrito podría ser el del Almogarén de Amurga o de Lomo Pajarcillo, situado a a 1.131 m de altitud en los altos del macizo. Según la Carta Arqueológica de SBT, en este lugar encontramos diversos recintos de piedra seca en tres morros distintos, con muros, grabados, cuevas y el propio almogaren con cuarenta cazoletas semicirculares, excavadas en la toba volcánica, comunicadas entre sí, y rodeando una cavidad central. Para la Enciclopedia de Canarias (varios autores), este yacimiento sugiere que Amurga constituía un espacio sagrado en la cosmogonía de la religión aborigen, relacionado con el culto al sol y la luna, cuyo ritual, concentrado en el derramamiento de leche, se desarrollaba en lugares elevados.










Estructuras del Almogarén de Amurga y cazoletas. Foto: Manuel Cardona Sosa. Guía Arqueológica SBT.

El término de Tirajana, se identifica en la actualidad con Tunte, situándose en la parte alta del municipio de San Bartolomé de Tirajana, como capital del mismo. En la Carta Arqueológica Municipal de SBT, comentada, cuyos autores son Julio Cuenca Sanabria, M. Carmen Gil Vega y Antonio Betancor Rodríguez, se cita a Álvarez Delgado, que dice que Tirajana en la lengua bereber, muy parecida a la que tenían los antiguos canarios, equivale a “at- ddira – ahannagga” cuya traslación al castellano sería “riscos impresionantes”, mientras Tunte en expresión bereber equivale a “el sitio”. Para estos autores y para Álvarez Delgado Tirajana no es un sitio concreto sino que identifica a toda la comarca.

Por tanto no es extraño que lo que conocemos como Amurga, con unos riscos y barrancos “impresionantes” fuera también Tirajana, tanto para los canarios como para los conquistadores.

Según la Academia Canaria de la Lengua se desconoce el significado original del topónimo Amurga, aunque se asegura que es un término de origen prehispánico. El término lo conocemos por vez primera en 1634, cuando Gaspar de Camarines, “estante en la Villa, vendía a Luís Sánchez de Herrera una marca de ganado salvaje en la Vega de Amurga. Tenía por rasgos en una oreja dos agujeros y en la otra una higa”. ( Suarez Grimón y Quintana: Historia de la Villa de Agüimes (1486-1850))

Para la Federación Canaria del Salto del Pastor, en la lengua Tamazight (bereber) los términos más próximos a Amurga son el sustantivo Almuggar: Feria anual, lugar de encuentro, romería y el adjetivo Amgar: Grande.

DESCRIPCIÓN FÍSICA DE AMURGA.

El macizo o rampa de Amurga es el ejemplo mas característico de rampa fonolítica de la isla, esta limitado por los barrancos de Tirajana y Fataga, estando su punto mas alto en la crestería de Lomo Pajarcillo a 1.131 mt de altitud situándose las estribaciones montañosas del macizo cuando llegan al llano, hasta Aldea Blanca por un extremo y a Lomo de Maspalomas, por el otro extendiéndose el Llano a partir de aquí hasta la costa. En el Morrete (de Las Salinas o de Las Sardinas) y Morro Besudo, las montañas y riscos se extienden hasta la misma costa, donde encontramos acantilados. En las cercanías de estos dos lugares, el llano se adentra en el interior solo unos pocos centenares de metros, encontrándonos inmediatamente la subida de la Rampa de Amurga. En esta zona está Tarajalillo.

Muy cerca de Tarajalillo, nos encontramos con la Montaña de Las Tabaibas, que llega hasta los 409 m. de altura y que se sitúa relativamente cercano a la costa, a media hora o 45 minutos a pie de la misma, lo que es importante para lo que describiremos mas adelante.

Últimos pinos Altos de Amurga, al fondo Tunte. Foto: Temisas en Google Earth.

El Macizo esta dividido por profundos barrancos destacando entre todos el Barranco Hondo, profundo surco, desgastado y erosionado por la acción del tiempo que separa en dos Amurga y que tiene un cierto parecido salvando las distancias con el mítico “Gran Cañón” del Colorado.

Antes de la sobreexplotación del territorio, producido tras la conquista, en la zona por encima de los 800 mt. sobre el nivel del mar, se situaba el pinar de Amurga, que hoy día se encuentra desaparecido por su sobreexplotación para obtener madera, (para la construcción y como leña para los ingenios azucareros). Todavía hoy diversos caminos son conocidos como “camino de la madera”, por ser por ellos por donde las bestias arrastraban los troncos de árboles que se traían de Amurga. En la actualidad en las zonas altas más inaccesibles podemos encontrarnos con pinos aislados y algunos de los últimos ejemplares de sabinas de la isla.
 En la costa se situaba el bosque tabaibal (tabaiba dulce), bosque tupido de estas plantas que en su porte se parecían a higueras, que mezclados con cardones, aún podemos contemplar cerca de la Montaña de Las Tabaibas.

Mapa con la toponomía de Amurga.

Entre el tabaibal del Llano y el Pinar (entre los 200 y 1.000 mt) se encontraba el bosque termófilo comprendido por especies como la palmera (en los barrancos), la sabina, el lentisco, el almácigo, el acebuche, el drago y el granadillo. Con estas especies se constituían auténticos bosques comparables a los que todavía hoy podemos observar en Bandama, Tafira Baja o el Barranco de los Cernícalos.
Mas toponímia en Amurga.

La mayoría de estas especies ya han desaparecido de la zona y solo podemos ver los últimos ejemplares de sabina en lo más alto del macizo y conocer de su existencia en el pasado por la toponímia de Amurga: Pozo del Lentisco (Tarajalillo), Mesa de la Sabinilla y Degollada de Las Sabinas (altos de San Agustín), Alto de los Almácigos (al lado montaña Las Tabaibas), Lomo del draguillo. Otro topónimo que nos llama la atención es el de Lomo de la Madera, haciendo referencia a la explotación de este recurso en el bosque.

Al mismo tiempo que desaparecieron estos bosques, desaparecieron especies animales. En la toponímia tenemos el ejemplo de dos aves extintas en la isla: Mesa de Los Guirres y el Guincho, topónimo de origen portugués referente al águila pescadora. Ambos topónimos, de lugares situados cerca de Aldea Blanca, hacen alusión a la presencia de estas aves en el pasado de forma numerosa hasta los años sesenta, en que la profunda trasformación del territorio y de los medios de vida las hizo extinguirse.

RESTOS ABORÍGENES EN AMURGA.

Existen muchos restos de todo tipo en todo el macizo montañoso, y prácticamente ninguno en la zona del Llano, si exceptuamos los que se encuentran en Pozo Izquierdo, al final del Barranco de Tirajana, (un conchero, donde se pueden ver los restos de lapas y mariscos que consumieron los antiguos canarios). Creemos que este hecho se debe a la transformación del territorio por el cultivo intensivo, sobre todo a partir de mediados del siglo XX.

Tenemos noticias de restos en Juncalillo del Sur, aunque no figuran en la carta arqueológica municipal. En la web oficial del sitio científico, se dice que “existen testimonios materiales de asentamientos humanos durante la época prehispánica: diversas estructuras habitacionales, material lítico tallado y pulimentado, cerámica aborigen decorada y malacofauna”.

Estructura de piedra seca al pie de la Montaña de Las Tabaibas. Foto: Manuel Cardona Sosa. Guía Arqueológica SBT.

Según Marín de Cubas “Tiene la Isla muchas poblaciones que se ven del mar, … Había grandes poblados de cuevas artificiales y sobre todo, viviendas de superficie construida de forma circular con techo vegetal, formando verdaderas estructuras urbanas.”.

Es lógico que hubieran poblaciones cerca del mar, puesto que representaba una importante fuente de alimento, aunque las incursiones en busca de esclavos, de seguro, desencadenarían que las poblaciones se desplazaran mas al interior o se situaran en lugares cercanos al mar, de fácil huida y en altura, como ocurre con Tarajalillo, (Montaña de Las Tabaibas), para poder vigilar la llegada de los castellanos y estar a salvo de los mismos, como se comprueba en el relato de los hechos.

De hecho la Cueva de los Salineros, donde dormían los salineros de las Salinas de Abajo (Juncalillo), se sitúa en la montaña al borde de la desembocadura de Barranco Hondo (visible desde la autopista), suponemos que para prever posibles asaltos nocturnos de piratas que se producían a las salinas.

Restos encontrados en Juncalillo. Foto Miguel A. Peña. Grancanaria.com
Según la Carta Arqueológica de SBT, nos encontramos en Amurga casas de piedra seca, cuevas vivienda y graneros, grabados, pinturas rupestres, torretas que nosotros conocemos como mojones, estructuras de carácter cultual, enterramientos en cueva y otros enterramientos entre los que destacamos las necrópolis de Arteara (al pie del macizo, en el Barranco de Fataga) y la de Lomo de Maspalomas.

De todos estos restos hallados en toda la amplitud del territorio de Amurga destacamos tres zonas por la alta concentración.

La primera zona es la que se encuentran en la zona mas alta del Macizo, donde se sitúa el almogarén y donde se cree sucedieron los últimos hechos de la conquista, que publicamos en nuetro blog.

 La otra zona se extiende por todo el Barranco de Fataga hasta el Lomo de Maspalomas, sobresaliendo la zona de la necrópolis de Arteara, y la del Lomo, donde aparte de los enterramientos se encuentran otros restos. En las últimas acciones de la conquista ya comentada, el hijo de Pedro de Vera, fue enviado por su padre a a Titana (de la que se desconoce su ubicación), a Fataga y a Gitagana, que se encuentra un poco más abajo de Arteara. Suponemos que los canarios que vivían en estos lugares del barranco, al verse en peligro, hicieron lo que ya se ha comentado, se desplazaron a las alturas, en este caso al macizo de Amurga, donde se desarrollarían las luchas.

La última zona importante, en cuanto a restos encontrados, es la de los alrededores de la Montaña de las Tabaibas: Barranco de Tarajalillo, con viviendas en estructuras de piedra seca y en cuevas, pinturas rupestres y grabados y el yacimiento de Altos del Coronadero, con 36 torretas o mojones de piedra, al que se le supone un significado cultual. Esta zona la más cercana a la costa, es la que creemos se situaba “el poblado al pie de la sierra”.

Estructura de piedra seca en la Majadilla de Berriel. Foto: Manuel Cardona Sosa. Guía Arqueológica SBT.

Otros restos, hoy día desaparecidos, los conocemos por los documentos de repartimientos de tierras tras la conquista:

- El 8 de noviembre de 1511, se da en Burgos merced a Lope Conchillos, de seis caballerías de tierra con el agua necesaria para su riego: “…agua que ha de tomar de la que aprovechan los canarios en Varvega, debajo de Aldea Blanca, y luego fue adjudicada a Luis de Armas, por estar desaprovechada,…” ( Carta Arqueológica SBT).

- El 27 de mayo de 1616 presentó escrito en el Cabildo el regidor Pedro Espino Castellano pidiendo se le hiciese merced de 300 fanegadas de tierra en el Llano de Aldea Blanca, unos solares de “casas de canarios”que estaban en las cabezadas de dicho Llano y la mitad del agua que salía del Barranco de Tirajana. Esta solicitud fue contradecida por Juan Alonso Romero y Lope Franco, alegando eran suyas dichas tierras y aguas. Por ello el Cabildo acordó darle al regidor Espino solo las casas canarias. (Suarez Grimón y Quintana Andrés: Historia de la Villa de Agüimes).

- Según Marin y Cubas en “ Historia de las 7 islas de Canaria”, describiendo las incursiones de Diego de Silva, por 1468 “…navegaron en torno de la ysla en busca de Diego Herrera, vio los navios, supo que estaba citiado de los Canarios en un montecillo serca del mar de onde no podia cojer las lanchas para enbarcarse, tendria poco mas de cien hombres y havia perdido mas de ciento, desembarcando con la gente siguio la marcha sin haver visto a nadie y fue repentinamente acometido, onde pelearon bien matandole mucha gente en el sitio que oi Ilaman la Degollada de la Sardina; vinose retirando hasta unos llanos que oi son asi llamados, retirados los Canarios viendo mas cristianos, pudieron recogerse y contar sus adversidades.”

En los comentarios del libro, Julio Cuenca, afirma que en la crónica de López de Ulloa se menciona el barranco de Sardina: “Y en el lugar de Tirahana y varranco que dicen de Sardina...”. (observamos como se identifica a Tirajana, con lugares cerca de la costa). El lugar indicado por Marín pudiera estar en el barranco de Sardina o en los llanos de Sardina pertenecientes al término municipal de Santa Lucía de Tirajana y situado al otro lado del Barranco de Tirajana, junto a Aldea Blanca.

POZO DEL LENTISCO.

Localizacion yacimientos. Guía Arqueológica SBT. Observese
que Castillo del Romeral no aparece en el mapa. Posible
explicación: Censura militar durante los años 50 por ser zona
militar (ver artículo U167). De la misma manera observese
el nombre de Tabaibal del Conde (ya desaparecido) en
contraposición al Tabaibal del Castillo, en otros mapas. En
Juan Grande se imponía el primer nombre, mientras que en
el Castillo se le llamaba de la segunda forma.
Después de todos los datos aportados, nos quedaría por deducir los posibles lugares por donde se podría haber producido el desembarco y donde se situaba esa población aborigen.

Uno de los candidatos podría ser Pozo Izquierdo, continuando luego los castellanos por el Barranco de Tirajana, siendo la población “al pie de la sierra”, la del antiguo poblado de Aldea Blanca (muy cerca de Sardina). Además esta población se sitúa en una meseta elevada donde se podría haber visto previamente a los barcos.

Otros sitios posibles se deberían situar en algún lugar de la costa entre el Barranco de Tirajana y Maspalomas. Desconocemos si hubo algún poblado aborigen en la misma costa, por haber desparecido cualquier resto por la trasformación del territorio, con la excepción de los restos de Pozo Izquierdo ya comentados y los de Juncalillo.

Por tanto si descartamos la costa, solo nos quedaría la zona con restos aborígenes mas cercanos a la misma, donde pudiera haber habido un poblado: Tarajalillo.

A partir de uno de los primeros mapas de Gran Canaria, el del ingeniero Torriani de 1590, en el sur de la isla solo se nombran cuatro lugares, que dan a la costa de Amurga: Punta de Tenefént, Las Salinas, Pozo del Lentisco y Maspalomas. Nos llama la atención Pozo del Lentisco, lugar hoy día desaparecido y desconocido, situado según Torriani entre Las Salinas y Maspalomas.

Mapa de Gran Canaria del Ingeniero Leonardo Torriani, 1590. Observese a la dcha: Maspaloma, Pozo del Lentisco, Las Salinas y Pta. de Tenefent.

En mapas posteriores, el de Pedro A. del Castillo de 1686, el de Tomás López de 1750 y otros, se sitúa a Pozo del Lentisco, entre Santa Cruz del Romeral y Areynaga, por lo que pensábamos que podía tratarse de Pozo Izquierdo. Pero afortunadamente pudimos encontrar un documento de 1901, donde se citan los linderos de las propiedades del Condado (Martin Santiago y Bello Jiménez, Fundamentos del caciquismo en San Bartolomé de Tirajana):

“…sigue por la Cañada de Los Cardones, esta abajo hasta el mojón a la izquierda de Barranco Hondo, sigue el lindero por el camino que ahí pasaba, hasta las Bocadas de los Callejones de Berriel y Las Arenillas. De ahí al Barranco de Tarajalillo, por debajo del antiguo Pozo del Lentisco.”

Mapa de Pedro A. del Castillo. 1686. Pozo del Lentisco entre Salinas y Arinaga.

Por lo que este lugar, que debió ser importante al estar señalizado en uno de los primeros mapas conocidos de la isla, se encontraba en las cercanías del Barranco de Tarajalillo. Hoy día en la zona se encuentra actualmente una explotación de ganado caprino con unas casas y hasta hace poco un poblado de cuarterías. Hasta hace unos 30 años se encontraba también el barrio de Berriel a corta distancia.

TARAJALILLO ¿LUGAR DONDE SE ENCONTRABA UN POBLADO ABORIGEN?

Sebastián Jiménez Sanchéz, comisario provincial de arqueología desde los 40 a los 60 del pasado siglo, pensaba que la comarca alrededor de Tarajalillo era muy importante y con un fuerte uso del territorio para los primitivos canarios. Así en 1954, descubre o saca a la luz la mayoría de restos arqueológicos que se conocen de la zona, que se pueden consultar en la Carta Municipal. De estos descubrimientos destacamos que Jiménez suponía que la Montaña de Las Tabaibas, era una atalaya y una fortaleza, pues hay una muralla rodeando su corona.

Muralla alrededor de la corona en la  Montaña de Las Tabaibas.  Foto: Manuel Cardona Sosa. Guía Arqueológica SBT.

Es muy difícil corroborar la hipótesis, de un poblado aborigen en la zona, puesto que aparte de las viviendas y cuevas aisladas encontradas, no se tiene certeza de otros restos. Esto no quiere decir que no existiera el poblado, puesto que los posibles restos pudieron haber sido destruidos, cuando se “despedregaban” los terrenos para ser cultivados.

De hecho la constatación de lo que comentamos nos la da Jiménez cuando encontró en 1954 en los altos de San Agustín “un hermoso tagoro formado por patio enlosado de 12 m. de diámetro” y a los pocos meses lo halló completamente destruido porque unos obreros habían roturado los terrenos.

Independientemente de lo que hemos comentado, pensamos que Tarajalillo es la zona que tiene la mayor probabilidad de por donde debió haberse producido la incursión y de haber contado con un poblado aborigen, por los siguientes motivos:

- Tarajalillo se sitúa muy cerca de la costa, (visible desde los barcos) e inmediatamente al lado de las montañas, por lo que los canarios, podrían rápidamente huir a las alturas como se describe en las citas.

- La Montaña de las Tabaibas, es una perfecta Atalaya de vigilancia (como creía Jiménez) donde se podría dar la alarma inmediata acerca de la presencia de barcos que venían a la búsqueda de esclavos, como así sucedía con la expedición de Cabrón. El sistema de atalayas en sitios altos se estableció en los siguientes siglos para la vigilancia de los piratas que asaltaban las islas. Desde esta atalaya se puede vigilar toda la costa desde Gando hasta las cercanias de Arguineguin.

- La zona del Llano estaba constituida por un tabaibal, que es descrito de la siguiente manera según una carta del Deán del Cabildo de la Diócesis canariense en carta dirigida al rey Felipe V, en 1719 con motivo del “Motín de Agüimes”:

“El pago de Sardina era antes una selva, abrigo solamente para desembarco de piratas sarracenos que con su continuación la hicieron tan sospechoso para los naturales, que nunca penetran sin peligro de muerte o cautiverio. A costa de sus fatigas lo desmontaron, y con la repetida efusión de sangre que derramaron en defensa de su ribera, lo hicieron fecundas heredades y lo cultivaron, de suerte que son el único medio de sustentación” ( Cazorla León: Los Tirajanas de Gran Canaria.)

Tabaibal - Cardonal en Amurga. Foto: Blog IES 1º Mayo.

No podemos saber la dificultad que entrañaría atravesar dicha “selva”, pero seguro que sería más fácil desembarcar cerca de la rampa de súbida a Amurga, situada por Tarajalillo.

- La costa de Tarajalillo, tiene una pequeña ensenada de protección con una playa apta para desembarcos, (entre el Aeroclub y Bahía Feliz). Además esta zona se encuentra en verano en la zona de calmas, (lo que conocemos como “el embate”), las llamadas “Calmas de Maspalomas”, como también era denominada la parte sur de la isla. Ello representaría un refugio para los barcos, cuando a unos cientos de metros mas hacia el norte, normalmente los vientos son de gran intensidad. Recordamos que el desembarco se produjo un 24 de agosto, época en la que el alisio es muy fuerte.

- Los conquistadores tenían canarios en sus filas, que conocían la zona, y para llegar a los Altos de Amurga, de forma mas rápida y además en una sola jornada, como se describen los hechos, lo mas práctico es elegir la zona de Tarajalillo.

- Si la expedición hubiese llegado hasta el interior de la Caldera, esta no hubiera podido desarrollarse en una sola jornada y no hubiesen podido regresar antes del anochecer.

- Pozo Lentisco, como su nombre indica era un lugar con agua, por lo que adecuado para establecer un poblado en esa zona.

CONCLUSIÓN.

Después de todo lo aportado, tenemos la certeza de que hemos añadido nuevos datos y una nueva visión para la reflexión acerca de esta historia.

Aunque no podamos asegurar la hipótesis descrita, si podemos decir que los fundamentos en los que se basa pueden rebatir las teorías que habían hasta ahora, que están basadas en pruebas menos concretas.

Confiamos en la aparición de nuevos datos y descubrientos arqueológicos, que aporten mas luz y se pueda conocer mas acerca de este episodio, asi como de la historia desconocida de Amurga.