En este
artículo tratamos la figura del General Francisco Tomás Morales
(1781-1844), que habiendo sido salinero en la Casa Fuerte de Santa
Cruz del Romeral, donde con seguridad también recibió formación de
armas y participación en combates, emigra a Venezuela en 1801 sin
dominar las primeras letras y allí desarrolla una fulgurante carrera
militar favorecida por la Guerra de Independencia, llegando a
alcanzar el grado de mariscal de campo, siendo el último Capitán
General de la América continental.
Morales, que emigró como tantos
isleños de humilde cuna a Venezuela a labrarse un porvenir,
es uno de los primeros ejemplos en
España, de personajes de clases bajas que asciende al más alto escalafón del
Ejercito, reservado en aquellos tiempos a personajes pertenecientes a la
nobleza o la alta sociedad.
SU VIDA EN CANARIAS.
La
fecha de su nacimiento es el 27 de diciembre de 1781, en Carrizal. Los padres
fueron Francisco Javier Morales Guedes y Mariana Alfonso Guedes y su madrina
Tomasa Afonso, de la que recoge su segundo nombre.
En
un principio pensamos que Francisco Tomás Morales, era familiar directo de Blas
Antonio Guedes, el primer Guedes establecido en la Casa Fuerte, mayordomo de Las Salinas y Condestable (comandante) de la Casa Fuerte a principios del s.
XIX, ascendiente de los Guedes de Castillo del Romeral. Al investigar la genealogía vimos que el primer antepasado común era el padre del tatarabuelo de Blas Guedes,
Baltasar Hernández Guedes (Las
Palmas, 1612) que contrae matrimonio en 1631 en Agüimes, con Isabel Alfaro,
donde se establece y tiene 12 hijos. A
su vez Baltasar era padre del tatarabuelo del General Morales.
Observamos que Morales desciende
del capitán Juan Guedes (nieto de Baltasar Hernández Guedes), del que proceden
tanto su padre como su madre. En algunos documentos, el apellido termina
en “s” y en otros en “z”, pero en definitiva son el mismo apellido.
Hay un hecho en el que hay una
contradicción y es el lugar del nacimiento que oficialmente tuvo lugar en El
Carrizal de Ingenio, pero según Bethencourt Massieu (La Revista del Regimiento de Telde) fue en las Salinas del Romeral. En la
documentación que hemos consultado figuran partida de nacimiento y testimonios
de información de parentesco y limpieza de sangre practicadas a favor de don
Francisco Xavier Morales Guedez, el padre del general. Se encuentran árbol
genealógico y copia de partidas de bautismo. En toda esta documentación figura
que el general y todos sus ascendientes son naturales del Carrizal, e incluso
aparece un dibujo de la casa donde nació.
Tabla elaboración própia a partir de los datos del documento del Museo Canario. |
La documentación con la limpieza
de sangre del General y el dato de que era salinero en Las Salinas del Romeral,
lo hemos obtenido en el Museo Canario, en unos apuntes mecanografiados
pertenecientes a una copia de una documentación sobre el General, cuyo original
se encuentra en el Archivo de Acialcázar (Legajo nº3: General Morales), donde
se expone que Morales trabajó como salinero en la explotación de Santa Cruz del
Romeral, propiedad de la familia Rocha. Se dice que al llegar a Las Palmas G.C.
la noche que embarcó para América solicitó autorización a los Rocha para dormir
en el zaguán de su casa en la calle Malteses. Cuando regresó a Canarias, y con
ocasión de devolverle la visita a Don Antonio de La Rocha, al acompañarle hasta
el zaguán, Morales le señaló el rincón donde había dormido.
Con toda seguridad en los años que se establece en la Casa Fuerte,
Morales podría haber tenido formación en
armas y experiencia en combates. En esas fechas de finales del siglo
XVIII, tiene lugar otra de las múltiples
guerras de España, esta vez con Inglaterra y muchos barcos vienen a refugiarse
de las naves enemigas al abrigo del Castillo tal como relata Santiago Cazorla
(Los Tirajanas de Gran Canaria) que dice contar con oficios de una serie de
barcos que se refugiaron durante los años 1797 y 1798, época en la que se
produce también el famosos ataque de Nelson a Santa Cruz.
Nosotros tenemos documentados varios ataques ingleses al sur de la Isla,
en el que destacamos el de mayo de 1798. que nos describe Suárez Grimón (Diario cronológico histórico de los sucesos
elementales, políticos e históricos de esta isla de Gran Canaria.1780-1814):
“En este mismo mes quemaron los yngleses en el puerto de las Salinas del
señor conde de la Bega Grande, un barco de costa nuevo, propio de Pedro
Navarro, platero, y del zapatero José Candelaria. Y las tripulasiones de dos
corsarios yngleses tomaron tierra en el Ganiguín y talaron y quemaron las
mieses y casas que tenía allí dicho señor conde, y pasaron tropas y artillería
a aquel parage pero inmediatamente se enbarcaron dichos yngleses”.
El mismo autor nos relata la acción en otra publicación (Construcción
naval y tráfico marítimo en Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XVIII):
Los ingleses capturan el pesquero Ntra. Sra. de la Soledad en la costa de
Juan Grande, que tan solo había realizado un viaje a Berbería. En su segundo
viaje y cuando iba a buscar sal “fue
apresado por los ingleses y, sin embargo, de que estos le dieron fuego en las
mares a la vista de Juan Grande, la gente de su tripulación pasó a su bordo y
pudieron evitar el que se prendiese en el todo de dicho barco”.
Posteriormente fue reparado con la quilla de otro barco y continuo el tráfico
de pesquería.
Esa posible experiencia serviría a
Morales para su fulgurante carrera en América.
EMIGRACIÓN A VENEZUELA.
Morales llega a Venezuela el 25 de
febrero de 1801, estableciéndose y dedicándose al comercio en Nueva Barcelona.
Comenzó a trabajar en una pulpería, tienda donde se venden diferentes tipos de
géneros para el abasto. Allí aprendió a leer y a escribir y consiguió
progresar, haciéndose con un capital propio y navegando y comerciando por las
Antillas.
Ingresa en la milicia, donde
realiza una carrera fulgurante, pasando de soldado a Capitán General de
Venezuela en 20 años, a consecuencia de la guerra de independencia que se
desarrolla contra el general Bolívar. En 1823 Venezuela consigue la
independencia y Morales regresa a Canarias donde es nombrado Capitán General.
Según Domingo Déniz Grek (Resumen
histórico descriptivo de las Islas Canarias. 1840-53).
Morales, en un principio tenía intención de ir a La Habana en Cuba, pero su barco llega en primer lugar a
Tierra Firme (Venezuela), donde decide no proseguir el viaje, hecho afortunado,
pues el barco cuando continúa hacia Cuba tiene la desgracia de naufragar.
Siguiendo a Déniz Grek, en 1804
entra en la milicia de artillería (funciones que había desempeñando con la
artillería de la Casa Fuerte) como soldado voluntario, siendo su primera
batalla en 1806, cuando los ingleses atacan el Morro de Nueva Barcelona.
En 1809 se casó en Nueva Barcelona
con doña Josefa Bermúdez, de la que tuvo a una hija llamada Marianna, al igual
que muchas de sus ascendientes y que con el tiempo se casó con el General
Ruperto Delgado.
A partir de 1806 actúa de soldado,
y asciende a cabo, sargento, subteniente, teniente y ayudante, capitán,
teniente coronel y coronel. De 1816 a 1821 es brigadier, en 1821 asciende a
mariscal de campo y en 1822 asciende a capitán general de la provincia de
Venezuela y general en jefe del ejército de Tierra Firme, región que comprende
las actuales Venezuela, Itsmo de Panamá y parte de los territorios de Colombia
(Nueva Granada). Recibía ese nombre, Tierra Firme, al ser el primer punto de tierra firme al
que llegaron los españoles en América continental, concretamente en Venezuela.
En
el siguiente enlace de la Wikipedia, se encuentra la biografía completa con los
hechos de armas más importantes en los que participó el general: Biografía de Francisco Morales.
En resumen, en 20 años pasa de soldado a capitán general, en
una rápida y brillante carrera militar, que se explica por la guerra civil que
le tocó vivir, y en la cual libra más de medio centenar de encuentros. Luchó
primero contra los británicos en 1806. Al estallar la rebelión venezolana se
pronuncia por el Rey y combate contra los rebeldes, junto al canario Domingo de
Monteverde (1811-1813); luego con Tomás Boves, cuya táctica al lado de los
famosos llaneros aprende y de quien será su segundo (1813-1814). Fue herido en
cuatro ocasiones y vencido en nueve batallas, llegando a enfrentarse con su
ejercito con los principales jefes rebeldes, destacando con Simón Bolívar, con
el que se enfrentó en 8 batallas, ganando Bolívar únicamente la batalla de
Carabobo (1821). Como jefe superior, mantiene el precario dominio de España en
Venezuela de 1822 a 1823, hasta que, falto de auxilios y vencida la flota
hispana en la batalla de Lago Maracaibo, tiene que capitular el 4 de agosto de
1823, salvando los restos del ejército español, refugiándose con ellos en la
isla de Cuba.
El ascenso y fulgurante carrera se
comprende por su reputación de audacia, valor, arrojo e inteligencia que le
llevó a ser por méritos de guerra, el último general español que salió de
tierra continental americana. A su vez tenía fama de cruel y no tener
escrúpulos, comprensible en su época y en la guerra que le toco vivir, donde no
dudaba en degollar a sus enemigos y freír sus cabezas. De hecho hay escritos de
Simón Bolívar donde se menciona a Morales y se le enjuicia muchas veces.
En la guerra, le quemaron su casa
en Piritú y secuestraron a su esposa e hija, reteniéndolas en la Isla
Margarita, estando a punto su esposa de ser fusilada, siendo salvada por el
gobernador inglés de la Isla de Trinidad, que sabiendo su situación mandó una
fragata de guerra y salvó su vida.
LA GUERRA DE INDEPENDENCIA DE
VENEZUELA.
Para explicar el ascenso de
Morales y comprender aquel mundo tan convulso, aportamos algunos datos que nos
presenta el artículo de la revista Bienmesabe, “Los Canarios en la Independencia de Venezuela”
El Canario es desde los orígenes de la
Venezuela colonial sinónimo de isleño,
un conglomerado étnico diferenciado de español y del europeo. Para los naturales americanos, los canarios
eran tomados por un igual porque consideraban que eran diferentes de los
españoles peninsulares, eran tratados como criollos (blancos nacidos en
América), pertenecían a una provincia que separada de la Península por el mar
al igual que ellos, además de separarse y disgregarse del conjunto de los
españoles que llegaban a Venezuela. El número de Canarios era muy superior al
del resto de españoles y en aquellos tiempos eran muchos los canarios que emigraban
buscando un mejor futuro y oportunidades en la tierra americana.
Llaneros
en la Batalla de Las
Queseras del Medio.
http://encontrarte.aporrea.org/efemerides/e1256.html
|
La goleta San Rafael, del capitán grancanario Salvador Almeida, testimonia la
migración grancanaria. Fletada en Las Palmas en 1802 para La Guaira, desembarcó
sus pasajeros en Barcelona. Los trasladados procedían de Telde, Agüimes, Teror
y San Lorenzo.
Los canarios que llegan, al igual
que Morales, en su mayoría son pertenecientes a las clases bajas, y muy pobres. Se buscan el porvenir,
normalmente en pequeños negocios y comercios y son considerados como “rústicos,
pulperos y bodegueros” tanto para la
oligarquía venezolana, impulsora y defensora de la independencia como para los
españoles del ejercito realista. Se les trata como a clases bajas y así vemos como a Morales se le describe peyorativamente por
los generales venezolanos de la siguiente manera: "El canario Morales,
rastrero y bajo desde los principios, había comenzado por soldado y asistente
del teniente coronel español don Gaspar de Cagigal… era antiguo vendedor de
pescado frito en Píritu y llamado a terrible notoriedad en los años
siguientes".
La República de Venezuela que se
proclama en 1813 es impulsada por las clases poderosas y oligarcas que
pretenden la independencia de España para luchar contra el monopolio comercial
español. Es por ello que los canarios
apoyaron en un principio los cambios políticos promovidos por la élite. Todos
los sectores sociales de origen canario coincidían con la oligarquía criolla en
su oposición a los españoles.
Pero el nuevo gobierno, es para
los pequeños comerciantes canarios, peor que el anterior pues temen por sus
bienes “amenazados de onerosas derramas,
y empiezan a desear el restablecimiento
del gobierno antiguo”. Es significativo que, mientras que los canarios de
origen inferior apoyarían a partir de entonces la contrarrevolución, los
integrados en la oligarquía siguieron optando por la independencia.
Un hecho va a decantar que muchos canarios se pasen al bando realista. Pocos días después de la
proclamación de la República, acontece la llamada “Insurrección
de los isleños”, en las inmediaciones de Caracas: “sesenta individuos naturales de las islas
Canarias se reunieron en los Teques montados en sus mulas, armados de trabucos,
cubiertos sus pechos con hojas de lata y gritando
¡Viva el Rey y mueran los traidores!”
Era la confirmación de que las
deserciones comenzaban a crecer entre los isleños de las clases bajas, que la
decepción y el desánimo cundía. La rebelión fue pronto sofocada por haber sido
delatada por uno de sus organizadores. Sus cabecillas detenidos y conducidos a
las cárceles. Juzgados en tres días, fueron fusilados 16 de ellos y colgados en
la horca. Francisco Javier Yanes reconoce que sus "cadáveres fueron destrozados, a usanza española, y puestos sus despojos
en varios puntos de la ciudad. "
Esta sería la constante en un
guerra civil cruenta e incrementada por la tensión y el odio étnico-social. Con
ella una intensa escala de muertos en la que sería la guerra más sangrienta de las
que se desarrollaron por esas fechas en
la América española. Se calcula en un tercio de la población las pérdidas
demográficas deparadas.
Según la Wikipedia, el Decreto de Guerra a Muerte
fue una declaración hecha por Simón Bolívar en 1813 que estuvo en vigor hasta 1820 en
que se firma un tratado de armisticio. Según Bolivar fue creada como respuesta
a varios crímenes y masacres realizados por soldados españoles tras la caída de
la Primera República, contra miles de republicanos. El objetivo del documento
era cambiar la opinión pública sobre la guerra venezolana de liberación, para
que en vez de ser vista como una mera guerra civil en una de las colonias de España, fuera vista como una guerra
internacional entre dos países, Venezuela y España.
Este decreto significaba que los
españoles y canarios que no participasen activamente en favor de la
independencia se les daría muerte, y que todos los americanos serían
perdonados, incluso si cooperaban con las autoridades españolas. Además, añadía
el objetivo de comprometer de forma irreversible a los individuos con la
revolución. Sin embargoLa Guerra a Muerte
fue practicada por ambos bandos.
Durante la Campaña Admirable por cada lugar "todos los europeos y canarios casi sin excepción fueron fusilados"
por las armas patriotas a su paso. En febrero de 1814,
al concluir la campaña, Juan Bautista Arismendi,
por órdenes de Bolívar, mando a fusilar a 886 prisioneros españoles en Caracas.
Para engrosar su número añadió inclusive los enfermos en el hospital de La Guaira, cerca
de 500 a 1000 entre los días 13 al 16 del mismo mes.
Como veníamos comentando los
canarios pasaron a convertirse en la columna vertebral del nuevo orden. La
restauración realista no podía entregar el poder a la antigua élite que en su
gran mayoría había apoyado la causa republicana. Y es aquí donde se explica el
progreso de Morales en un ejercito compuesto en su mayoría de llaneros que debido al odio racial y el afán de
recompensas, continuaron fieles a la causa realista.
Los españoles arrebatan las
tierras a la oligarquia independentista y liberan a sus esclavos. Prometen
tierras ganados y recompensas a llaneros e isleños lo que los lleva a luchar
contra sus antiguos amos con un odio racial.
La barbarie, la violencia era
desenfrenada por ambas partes. Se fusilaba sin piedad al enemigo en un
simbolismo despiadado en el que se descuartizaban los restos. El insurgente
Briceño pedía la muerte de todos los españoles y canarios y llegó a pedir
dinero por sus cabezas. El odio étnico se hace patente cuando se cantaban
canciones como ésta cuando los canarios iban conducidos a los patíbulos:
Bárbaros
isleños,
brutos criminales,
haced testamento
de vuestros caudales.
brutos criminales,
haced testamento
de vuestros caudales.
Una de las acusaciones que se efectuaba contra los jefes realistas era que no tenían nada que ver con un ejército convencional. La subordinación y la jerarquía militares, tal y como era entendida en el ejército, no existía en la realidad. Los ejércitos sólo obedecían a su caudillo y la élite de este ejercito la constituían los llaneros con su principal lider Boves y su segundo al mando Morales.
De hecho a Morales se le acusa de
crueldad pues de hecho había mandado fusilar, según Heredia, a 7 capitanes de
su ejército por considerar que no le eran fieles. "Envió las 7 cabezas
al Gobernador militar de Caracas para que las fijase en parajes públicos".
Cajigal reafirma que la insubordinación, la no aceptación de la jerarquía, el
no sometimiento a los superiores es una constante en Morales. Yanes dice de él
que sus atrocidades llevaron a extremos deleznables, como el que aconteció con
el canario Tomás Losada en Cariaco. Partidario de la independencia había huido
de Caracas y se había refugiado en esa localidad: "mandó matarlos a todos
y que le llevasen el dinero y efectos que encontrasen en su posada".
En esta situación las cosas
comienzan a cambiar cuando llega un contingente de 10.000 españoles a Venezuela a reforzar el ejercito realista.
La tropa peninsular, bien vestida y equipada "con aquel garbo que es peculiar
a los españoles de raza pura" contrastaba con los pobreza de los del país,
descalzos y con trajes rotos. El capitán general al mando, Morillo, comete la imprudencia de
"considerar a los criollos sólo por su mezquino aspecto", sin atender
a su mayor mérito para una guerra en tierra para la que los españoles no
estaban preparados. La marginación y la altanería con que los militares
profesionales miraban a los criollos hizo que "en poco tiempo se vio que
estos hombres despreciados, afiliados después en las filas patriotas (de los independentistas)
supieron y pudieron ir destrozando a los ufanos e indiscretos soldados del
General Morillo, al paso que radicando el odio contra los incorregibles
españoles".
El propio Morales en una carta
dirigida a Morillo dejó constancia de esa postergación, que a la postre fué la responsable de la derrota, a diferencia de los
actuado por Boves y por él:
“Los jefes españoles que podían tomar o tenían en
la mano las riendas del Gobierno, o no tenían el conocimiento necesario de la
localidad, de los pueblos e índole de sus habitantes, o queriendo hacer la guerra
por lo que han leído en los libros, se veían envueltos y enredados por la
astucia y viveza de las tropas, sin poder dar un paso con feliz éxito, a menos
que fuese seguido de los mismos naturales.
Tuvo la fortuna D. José Tomás Boves de penetrar los sentimientos de éstos y adquirir un predominio sobre ellos por aquella simpatía, o como suele decirse, por un no sé qué suele sobresalir en las acciones de un hombre y hacerle dueño de sus semejantes. El difunto Boves dominaba con imperio a los llaneros, gente belicosa y tal que es preciso saberla manejar para aprovecharse de su número y de su destreza. (...) Comía con ellos, dormía entre ellos y ellos eran toda su diversión y entretenimiento, sabiendo que sólo así podría tenerlos a su devoción y contar con sus brazos para los combates, reluciendo más estas verdades con el contraste de los ejércitos o divisiones mandadas por los jefes de la provincia con nombramiento o patente de la soberanía (...) .
Verdad es que las tropas disciplinadas saben hacer la guerra por principios, pero es contra otras tropas que operan por la misma táctica, y están arregladas a unas costumbres militares, pero venga un jefe, cualquiera que sea, y entre en combate sin contar con los modales y genios de sus soldados, hallará seguramente su destrucción y su ruina. Diecinueve mil hombres mandaba Boves y tenía reunidos para acciones hasta 12.000. ¿Y podrá algún otro hacerlo en el día? Usted lo sabe y nadie lo ignora”
Tuvo la fortuna D. José Tomás Boves de penetrar los sentimientos de éstos y adquirir un predominio sobre ellos por aquella simpatía, o como suele decirse, por un no sé qué suele sobresalir en las acciones de un hombre y hacerle dueño de sus semejantes. El difunto Boves dominaba con imperio a los llaneros, gente belicosa y tal que es preciso saberla manejar para aprovecharse de su número y de su destreza. (...) Comía con ellos, dormía entre ellos y ellos eran toda su diversión y entretenimiento, sabiendo que sólo así podría tenerlos a su devoción y contar con sus brazos para los combates, reluciendo más estas verdades con el contraste de los ejércitos o divisiones mandadas por los jefes de la provincia con nombramiento o patente de la soberanía (...) .
Verdad es que las tropas disciplinadas saben hacer la guerra por principios, pero es contra otras tropas que operan por la misma táctica, y están arregladas a unas costumbres militares, pero venga un jefe, cualquiera que sea, y entre en combate sin contar con los modales y genios de sus soldados, hallará seguramente su destrucción y su ruina. Diecinueve mil hombres mandaba Boves y tenía reunidos para acciones hasta 12.000. ¿Y podrá algún otro hacerlo en el día? Usted lo sabe y nadie lo ignora”
REGRESO A CANARIAS.
Siguiendo la documentación sobre
Morales a la que que pudimos acceder en el Museo Canario, Fernando
VII perdidas ya todas las posesiones americanas, solo podía premiar a
Morales con la Capitanía General de
Canarias, cargo que en aquella época era la principal autoridad civil,
política y militar de Canarias, además de presidente de la Real Audiencia. Fue
el segundo canario nombrado Capitán General, y entre las distinciones que
obtuvo destacan la de Caballero de la Real y Militar Orden de San Fernando, y
de la americana de Isabel la católica, de la de San Hermenegildo, condecorado
con la de Fidelidad Militar de primera clase y por varías distinciones por
acciones de guerra
En 1827 llegó a Santa Cruz, sede
de la Capitanía General, y poco después llega a Gran Canaria donde se le
tributa un caluroso recibimiento, que con el tiempo se enfría debido a su
autoritarismo, nepotismo y arbitrariedades. En su cargo abasteció de agua a la
población y al puerto de Santa Cruz y reprimió algunas asonadas liberales.
En
1828 solicitó un título condal (Andrés Lorenzo Cáceres: El General Morales
solicita un título).
Imagen
del norte de Gran Canaria, en los que vemos los restos de la Selva de
Doramas.
http://agenciabk.net/cronicas_selvadoramas.htm
|
Francisco Morales falleció el 5 de
octubre de 1844, y está enterrado en una capilla de la finca San Fernando en la
Montaña de Doramas.
La hija de Morales, María Ana
Morales Bermudez, casó en 1833 con el brigadier Ruperto Delgado, cuando la
joven tenía solo 14 años y el brigadier 44, de cuyo matrimonio nacieron cinco
hijos: Francisco Tomás, Josefa, Fernando (alcalde de Las Palmas en 1899 cuando
se inauguró la primera compañía eléctrica) Manuel y Tomás.
Según Morales Padrón, el general
"fue un audaz militar sin escrúpulos, cruel y zafio; un hacendado oportunista,
voraz y arbitrario, que actuaba en el campo civil como si todavía estuviera en
los campos bélicos de América donde todo estaba permitido, incluso el degollar
a unos enemigos y freír sus cabezas."
En su testamento figura un extenso
patrimonio logrado a lo largo de su carrera. La hacienda “Santa Rosa” en el
pueblo de la Victoria, Venezuela, de 49 leguas cuadradas, un solar en Piritú,
cuatro esclavos en el pueblo de Cagura, deudas varias que le debían por 18.000
pesos comerciantes en Venezuela y La Habana, varios pedazos de tierra de secano
y regadío heredadas de su padre y otros que adquirió posteriormente, una casa
de dos pisos frente a la calle de los canónigos, un almacén en la costa de
Lairaga, una hacienda en Tenerife de 100 fanegadas, una casa de dos pisos en
Santa Cruz, vales, créditos y sueldos que se le adeudaban y la famosa hacienda
“San Fernando” de 955 fanegadas en la Montaña de Doramas.
Capilla en la Hacienda San Fernando. |
En la época de la desamortización,
el coronel Ruperto Delgado, yerno del general, remató en El Doctoral, 16
fanegadas, 9 celemines y 12 brazas con dos días de agua por 18.600 reales de
vellón. Dichas tierras pertenecían a la Cofradía del Rosario de Agüimes.
Finalmento los restos del General,
juntos con los de su esposa, su hija y su yerno descansan en la pequeña
capilla de su hacienda de San Fernando
en Moya, hacienda que hoy pertenece a la familia Bitini Delgado.
BIBLIOGRAFÍA.
BETHENCOURT
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conservado en la Biblioteca del Museo Canario, 3 tomos. T II, pág. 799-800
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mecanografiados en el Museo Canario pertenecientes a una copia de una
documentación sobre el General, cuyo original se encuentra en el Archivo de
Acialcázar (Legajo nº3: General Morales).
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Ruperto Delgado González (II) en www.guiadegrancanaria.org .
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Francisco Tomás Morales”. III Coloquio Canarias-América. LPGC, 1978. Pág. 87-94
y “Documentos sobre Francisco Tomás Morales Afonso”, Sevilla 1978. Dossier de
documentación variada sobre este tema en el Museo Canario. A su vez Francisco
Morales Padrón aporta otras fuentes de documentación que son:
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PADRÓN, Francisco: “El último capitán general de Venezuela: el canario
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http://www.bienmesabe.org/noticia/2009/Junio/los-canarios-en-la-independencia-de-venezuela-y-vi
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de los sucesos elementales, políticos e históricos de esta isla de Gran Canaria
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II. Pág. 63.
SUAREZ GRIMÓN, Vicente:
“Construcción naval y tráfico marítimo en Gran Canaria en la segunda mitad del
siglo XVIII”. IV Coloquio Canarias-America. LPGC, 1980. Pág. 859.
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III. 2001. Ayuntamiento de Agüimes. Pág. 89.