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viernes, 3 de junio de 2016

LOS ‘PIRATAS’ DRAKE Y VAN DER DOES EN EL SUR DE GRAN CANARIA . 2ª PARTE: LA ARMADA DE VAN DER DOES

El galeón insignia de Van der Does, "De Holladsche "Tuyn" (Cuadro de HC Vroom, Rijksmuseum, Amsterdam)
PABLO GUEDES GONZÁLEZ

A fines del XVI, los Países Bajos se encuentran en plena rebelión contra la dominación española, fundamentalmente por razones de índole religiosa, aunque los desencadenantes de la expedición objeto del presente artículo, son también de índole económica por las trabas impuestas al comercio holandés. La poderosa flota de Holanda y Zelanda, las provincias independientes del norte se habían unido a Isabel de Inglaterra para luchar contra España.

Pieter Van der Does, marino, general de artillería y corsario holandés, que había luchado contra la “Armada Invencible” en 1588 es designado en mayo de 1599 por los Estados Generales de los Países Bajos, también conocidos como las Provincias Unidas de Holanda y Zelanda, como almirante de una flota de 74 buques de guerra “de alto bordo” y nueve compañías de 200 soldados, con un total de 8 ó 9.000 hombres. La armada se agrupaba en tres escuadras, cada una con insignia naranja, blanca y azul.

Retrato de Pieter van der Does (1562-1599). Archivo de Dordreht.
Tan inmensa armada debía asestar un duro golpe a los españoles, cortando las
comunicaciones entre España y sus territorios ultramarinos capturando barcos y atacando puertos y dominios. Sin embargo, la misión fue un fracaso total.

La expedición es financiada en gran parte por comerciantes de las Provincias Unidas con la esperanza de conseguir un gran botín con el que recoger beneficios. Es por ello que hablamos de piratería, aunque el nombre formal es el de corsarios, puesto que los buques llevaban las banderas de las Provincias Unidas, al tener patente de corso para ejercer la guerra y el pillaje en nombre del Estado, en la guerra con España, donde ya se conocían los planes holandeses y se habían reforzado las guarniciones y preparado las defensas.

Tras zarpar de  Flesinga a fines de Mayo, la armada intenta atacar La Coruña y Cádiz sin éxito. Y es el 26 de junio, cuando la mayor flota nunca vista en Canarias, ancla en la Bahía de Las Isletas, causando la alarma general en la Isla y  el pavor en su habitantes.

Podemos decir que la ciudad de Las Palmas, fue holandesa durante 9 días, del 26 de junio al 8 de julio de 1599 y los acontecimientos que se sucedieron dieron lugar a una de las efemérides más trágicas en la historia de Gran Canaria. Incapaces de conquistar la isla  y derrotados  en la batalla del Monte Lentiscal cuando intentaban llegar a Santa Brígida, los días 3 y 4 de julio la capital fue saqueada e incendiada por las fuerzas holandesas. El 8 de julio se retiran ante al acoso de los canarios. A continuación, la armada se dirige a La Gomera, donde saquea igualmente la isla.

Las bajas holandesas son de unos 1.400 muertos y 60 heridos, según su versión de los hechos. Las bajas españolas según sus fuentes son de 50 o 60 muertos, pero todo ello debemos considerarlo como bajas mínimas porque en la guerra cada bando adorna las cifras según su interés.

Este hecho de armas se considera el ataque más importante en la historia de Canarias, poniendo a las islas en la partida de ajedrez de las potencias mundiales durante esas fechas.
 
Recreación de la Batalla de El Batán o Monte Lentiscal del pintor Carlos Morón.
De la misma manera como habíamos expresado en referencia al ataque de Drake, los acontecimientos del ataque de Van der Does y su paso por Canarias fueron recogidos por todos los historiadores de las Islas y documentados posteriormente en 1947 por el historiador y catedrático Antonio Rumeu de Armas. En su obra Piraterías y Ataques Navales contra las Islas Canarias, realiza el relato más documentado y detallado de esta historia (y en general sobre toda la piratería en Canarias desde los siglos XV al XVII), recopilando multitud de fuentes.

Centrándonos en nuestro objetivo, en referencia al paso por el sur de Gran Canaria de la armada holandesa escribe lo siguiente (Tomo II. 2ª Parte (2)  pág. 885-887):
El jueves 8 de julio, en las primeras horas de la mañana, la escuadra holandesa levó anclas y prosiguió su ruta con rumbo sur toda ella engalanada (76). Al frente marchaban tres naves capitanas y tres almirantas, navegando las demás en hilera con el mejor orden posible. Temióse que la armada se dirigiese a Telde, con objeto de desembarcar en Melenara o Gando; y para conjurar el peligro, el licenciado Pamochamoso, de acuerdo con la Audiencia, organizó inmediatamente un cuerpo de socorro compuesto por unos 400 hombres reclutados entre las compañías de la ciudad y del interior de la isla. Marchaban a la cabeza de estas tropas, con el teniente, el sargento mayor Antonio de Heredia y los capitanes Juan Martel, Antonio Lorenzo, Baltasar de Armas, Francisco de Cabrejas Toscano, Pedro de Torres, Francisco de Carvajal, Melchor de Aguilar y Baltasar Arancibia, yendo en vanguardia con un nutrido grupo de caballeros el capitán Miguel de Múxica.
Llegados a Telde, donde el obispo había preparado por mediación del provisor García de Ceniceros mantenimientos abundantes, en particular pan, queso y vino, que fueron repartidos con liberal mano, las tropas esperaron durante largo rato por si el enemigo intentaba el desembarco en aquella costa, mas le vieron pasar de lejos sin detenerse, como si solo se propusiese contornear la isla para ganar la de Tenerife. Entonces el cuerpo expedicionario regresó a Las Palmas considerando a la isla fuera de todo peligro (77). 
La ciudad de Allagona (La Laguna), en la isla de Gran Canaria. 1599. Autor desconocido. Publicado en el libro de Jan Orlers "Nassanches Laurecrans". Leiden. 1610.
Más tarde se supo que Van der Does había anclado su flota en el puerto de Maspalomas, al sur de la isla, para efectuar su aguada, pormenor que aparece confirmado por las crónicas holandesas. En efecto, habiendo dejado de soplar el viento favorable que hasta entonces había inflado las velas de los navíos, la escuadra echó anclas en la rada de Maspalomas. Al día siguiente, 9 de julio, bajaron a tierra algunos tripulantes para hacer aguada y enterrar los cadáveres de varios heridos holandeses, fallecidos en la jornada anterior. Entre los muertos se encontraba Jan Cornelisz, hijo del condestable del Almirantazgo de Rotterdam (78). Según los documentos coetáneos, los holandeses colocaron al borde de la playa grandes piedras sobre las tumbas en señal de sepultura (79).
La estancia de Van der Does en Maspalomas fue en absoluto tranquila, sin que nadie se atreviese a molestar a los soldados en tierra, pues apenas si algunos pastores lograron divisarlos, hasta que el sábado 10 de julio se separó la escuadra de las costas de Gran Canaria desapareciendo para siempre de sus aguas.

Así finalizó el desembarco de Pieter Van der Does en Gran Canaria, una de las mayores operaciones de guerra que ha tenido por escenario las islas del archipiélago afortunado, y en la que contrasta la enorme desigualdad de los medios empleados y los frutos recogidos. El propósito de conquistar la isla para Holanda fracasó rotundamente; el botín no compensó ni una mínima parte de los gastos de la expedición, según confiesan con testimonio unánime los historiadores holandeses y solo los daños del brutal saqueo, tampoco muy exagerados, pudieron saciar los odios y la sed de venganza del invasor.
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(76) Al Verla prepararse para zarpar, temíase que intentara un desembarco más al sur de la caleta de San Telmo, por lo que los naturales colocaron los barcos de pesca a manera de parapetos o trincheras. Véase OSSUNA (tomo II, pág. 85).
(77) Relación de la Audiencia, Relación impresa en Sevilla, Relación del obispo, Diario de Juan de Quintana, Relación de la ciudad, etc., etc.
(78) Obra citada del cronista Michiel Joostens van Heede.
(79) Relación de la Audiencia.
Rumeu nos cuenta que el desembarco tuvo lugar en  la “rada de Maspalomas”, siguiendo a las fuentes españolas y holandesas (cronista Joosten van Heede), e incluso relata que confirmado por las fuentes holandesas aunque como veremos más adelante, la versión holandesa difiere de la historia  que conocemos hasta ahora.

Una de las fuentes españolas es la “Relación de la Audiencia”,  titulada en realidad  Relaciones circunstanciadas de las operaciones navales de desembarco efectuadas en las islas de Gran Canaria y La Gomera por parte de la escuadra holandesa mandada por el almirante Pieter Van der does (1599)”. Es el informe que el órgano judicial de la isla remite al Rey sobre la batalla, que reproducimos aquí en la parte que nos interesa (pág. 10):
[…] Habiendo salido esta Armada deste puerto, jueves 8 de julio, otro día Viernes amanecio en el puerto de Maspalomas, que son las calmas de la isla, y allí estuvieron hasta otro dia Sabado. Saltó alguna gente en tierra con algunos muertos que enterraron, poniendo piedras grandes en señal de sepultura cerca de la playa, y dieron vela.
Portada original libro van Heede
Pero, como habíamos dicho,  este relato se contradice en parte con la versión holandesa que expondremos en dos traducciones sobre la misma fuente escrita por Michiel Joostens van Heede, escribano de la expedición,  con el título traducido de “Relato y descripción de las islas de Gran Canaria y Gomera juntamente con la conquista y retirada de las mismas” (fuente original) sobre “datos reunidos de diferentes diarios”. El autor se define como  “escribano de la armada de los Señores de los Estados de los Paises Bajos a las ordenes de Pieter van der Doest como almirante general”. En la fecha de impresión hecha por Gillis Pietersg en Rotterdam figura el  mismo año de 1599. Según de lo que se desprende del texto el autor parece haber tomado parte en la expedición por el detalle con que anota las distintas circunstancias de navegación.

La primera traducción es la realizada por Sebastián Jiménez Sánchez y colaboradores publicada en Revista de Historia en 1952 titulada El ataque de Van der Does a Las Palmas en 1509”, traducido de la relación impresa en Holanda según explica  el prólogo:
8 de julio. Dos horas después de la salida del sol, el Sr. General, con todos los buques, navegó hacia alta mar, llevando a los españoles que no habían pagado por sus rescates. Hemos costeado las playas de la isla de Gran Canaria. En este viaje murió Jan Cornelisz, llamado Zwarte Kees, que perdió su pierna derecha por una bala durante el ataque a la isla de Gran Canaria. Cuando doblábamos el cabo de Gran Canaria, dejando la isla al Sur de nosotros (suponemos que es una mala traducción y debería decir: cuando dejamos atrás el cabo sur de la isla), hemos visto el buque del capitán Hertman, con otras tres naves, anclados allí. Cuando han divisado la Armada han zarpado inmediatamente para unirse con nosotros, costeando la Isla. Éstos fueron los buques que habían enviado antes a alta mar. Navegando así juntos hasta la puesta del sol, el viento se levantó más, por lo que no pudimos seguir nuestra ruta y nos vimos  obligados a ir todos juntos al cabo S.W. de la isla de Gran Canaria. Echando ancla allí hemos visto la isla llamada Tenerife, una de las islas Canarias, donde se encuentra una montaña muy alta, llamada Pico. Esta montaña aparecía a distancia de catorce millas de nosotros, pero por su gran altura parecía estar a cuatro o cinco millas; sin embargo, durante el día, mientras había sol, no se pudo ver esta montaña.
El Teide desde Puerto Rico. Panoramio.
9 de Julio. Asi, quedándonos anclados, se dirigieron por la mañana todas las chalupas nuestras a tierra, para buscar agua fresca, que se encontró allí, llevándose también con ellos el cuerpo de Jan Cornelisz (hijo del condestable de la Hacienda de Roterdam, llamado Zwarte Kees) para enterrarlo en la altura de dicha isla. Terminado esto hemos incendiado y quemado la madera cortada de las selvas, que estaba sobre la playa para la venta. Allí no hemos visto ni encontrado españoles.
10 de Julio. Cuando todas las chalupas con nuestra gente se dirigieron de nuevo a bordo de los buques, hemos levantado el ancla por la mañana para navegar con viento del N.E. Navegando todos juntos se calmó el viento de tal manera, que todos quedamos parados a falta de viento.

11 de Julio. Por la mañana el viento se levantó, hasta llegar a haber un viento bastante fuerte N.N.E. Pero cuando navegábamos acercándonos a la isla de Tenerife hemos encontrado muchos vientos variables, de manera que seis o siete naves navegando cerca de la costa tenían de vez en cuando un viento fuerte, cambiando de repente en una falta total de viento. Asi estuvimos sin poder seguir la dirección y fuimos obligados a virar en redondo más de doce veces en el día.
Al final del diario el autor nos relata que “la isla de Gran Canaria, con la ciudad de Allegona, situada en esta isla, en toda su totalidad, ha sido dibujada e impresa artísticamente, señalando todos los lugares donde esta historia se desarrolló. Estos dibujos se encuentran en todas las librerías.” Cita Allegona por  La Laguna, capital de las islas en aquellas fechas, puesto que pensaban que era la ciudad que habían atacado.  Desgraciadamente no hemos podido encontrar esos mapas que nos hubieran aclarado bastante este asunto, salvo el dibujo de la ciudad de Las Palmas, que ya hemos expuesto.
 
La otra versión se corresponde con una traducción realizada de un ejemplar en ingles encontrado en el Museo Británico, en el que figura igualmente fecha de impresión el mismo año de 1599, cuando tuvieron lugar los hechos. En esta versión no figura autor, ni nombre del traductor. La traducción al español titulada La conquista de las Canarias: diario de un ataque holandés a GranCanaria y Gomera en 1599, es de Julio César Santoyo en Anuario de Estudios Atlánticos nº 25 en 1979.

A continuación la traducción castellana de la versión inglesa de la obra:
8 de julio. Dos horas después de salir el sol la capitana y demás naves izaron velas, llevando con ellas a los españoles que no habían sido liberados, y continuaron bordeando la costa de Gran Canaria. Este día falleció Jan Cornelesson Zwartekeys a quien un cañonazo había cercenado la pierna durante el ataque a la isla. Cuando rebasamos ésta y la dejamos a nuestras espaldas vimos el barco del capitán Hertnan y tres más que estaban fondeados. Levaron anclas al divisarnos y continuaron con nosotros. Estos eran los navíos que el general había enviado anteriormente a mar abierto. Navegamos unidos hasta que el sol se situó a occidente. Comenzó a levantarse entonces un viento cada vez más recio, hasta el punto de no poder mantener fijo el rumbo y vernos obligados a dirigirnos al sudoeste de Gran Canaria, donde anclamos. Desde allí distinguíamos Tenerife, con la elevada montaña que llaman El Pico, y otra isla. Nos encontrábamos a catorce millas del Teide, pero parecía por su gran altura que sólo nos separaba de él una distancia de cuatro o cinco; bien es cierto que durante el día y a plena luz no podíamos verlo.

Así fondeados en la mañana del 9 de julio los botes partieron hacia la costa en busca del agua dulce que pudiera encontrarse llevaron también con ellos el cadaver de Jan Cornelesson, hijo del oficial mayor del almirantazgo de Rotterdam, apellidado Zwartekeys, que fue dignamente enterrado en tierra firme y seca. Después prendimos fuego a unos montones de leña apilada entre los árboles de la orilla. No vimos allí ningún español.

10 de julio. Los botes devolvieron las tripulaciones a sus barcos respectivos, que levaron anclas e izaron velas con viento del noroeste. Pero cuando ya todos navegábamos, amainó la brisa y, por falta de ésta y por la gran calma que sucedió, las naves quedaron a la deriva.

El 11 de julio por la mañana un recio vendaval empujó desde el nordeste las gavias pero varió considerablemente a medida que nos acercábamos a la isla de Tenerife. El viento hinchaba a veces las velas de seis o siete barcos, al igual que las de los demás que navegaban próximos a la costa y a veces desaparecía por lo que íbamos a la deriva, sin poder ajustarnos al viento o al rumbo y viéndonos obligados a cambiarlo aquella jornada en más de doce ocasiones.
 Punta y Faro del Castillete y Puerto de Mogán (punta SW de la isla), vemos al fondo la banda de nubes
 indicativa del viento N o NE que se encuentra tras la Punta del Descojonado. Panoramio.
Itinerario de la flota. Observese en la foto satélite con los habituales vientos de NE, la zona de calmas que se forma al sur de las islas en color más claro, en Gran Canaria, las Calmas de Maspalomas, desde Castillo del Romeral a Punta del Descojonado.

Deducimos de estos dos textos de la versión holandesa, que el jueves, 8 de julio la Armada va costeando la isla  y cuando pasan la Punta de Maspalomas  ven cuatro buques fondeados allí, que se unen al resto de la flota. Siguen navegando en dirección a la isla de La Gomera (bordeando la isla) cuando se encuentran con los vientos alisios de NE (noreste), después de pasar las calmas de la isla.

Este viento se acelera en la Punta del Descojonado, llamada así según se cuenta por el "acojono" que le entra a los marinos, al pasar de una zona de calmas a una zona de mala mar y fuertes vientos.  La flota entra de improviso en esa zona de gran marejada y vientos fuertes y se acerca la noche, por lo que se vuelven atrás y deciden ir en busca de refugio a la punta SW (suroeste) de la isla dentro de Las Calmas. El punto más al SW de la isla es Playa de Mogán, que cuenta además con un roque prominente distinguible perfectamente “cabo SW”, la Punta del Castillete, donde existe un faro con el mismo nombre responsable de la navegación segura en el SW. Es el sitio más probable donde debieron fondear, pero también pudieron haberlo hecho en la desembocadura de alguno de los barrancos importantes del suroeste:  Puerto Rico, El Perchel, Veneguera, Tasarte, Tasartico. Desde todos ellos se puede contemplar el Teide, y están relativamente cercanos a la Punta del Descojonado, donde se encontraron con el viento fuerte.

Vista de la costa SW detrás de Puerto de Mogán, al fondo Punta del Descojonado. Panoramio.

Después de Mogán la costa se vuelve más abrupta, formada por un acantilado, solo interrumpido por los barrancos descritos. Hemos consultado la obra de Mederos y Escribano, Ensenadas y puertos de Gran Canaria por la que  llegamos a la conclusión de que los lugares más aptos para realizar aguada en aquella época, con los nombres que dio Torriani (1592) y que contaban con fuente de agua según Riviere (1740-43) eran : Porto Rico, Mogán, donde desde época aborigen estaba el poblado de Lomo Los Gatos, Veneguera y Tasart, aunque este último con escasez de agua.

El 9 de julio, desembarcan  para hacer la aguada,  entierran a Jan Cornelisz en “tierra firme y seca” y queman “la madera cortada de las selvas, que estaba sobre la playa para la venta”. Entendemos que en aquella época el paisaje era muy diferente al actual y la desembocadura era rica y fértil con mucha agua y árboles, comparable a una selva. Otro argumento para la playa de Mogán, es el de contar con pobladores que cortaran la leña, pues al igual que sucede en nuestros días, el resto de los barrancos creemos que debían estar desiertos, no podían tener muchos habitantes.

El 10 de julio levan anclas y aquí una contradicción: un texto indica con viento de NE y otro de NW. Sea como fuere cogen rumbo oeste a la Gomera y poco después se calma el viento. El 11 de julio vuelve a soplar el alisio fuerte de NE y al llegar a las calmas de Tenerife, se desventan y tienen de nuevo problemas de navegación.

Sur de Gran Canaria, 1592. Torriani. Hemos orientado el mapa al norte y remarcado las letras para hacerlas más legibles.
Después de ver la versión española o canaria y la versión holandesa con la contradicción sobre el lugar del desembarco, podemos llegar a dos conclusiones. La primera y menos verosímil, por las fechas,  es que los cuatro buques que estaban pasada la Punta de Maspalomas (La Charca ¿?), enterraran a sus muertos allí y luego se reincorporan a la flota el día 8, siguiendo los acontecimientos tal como hemos indicado.

La conclusión más verosímil es que los hechos se desarrollaran según como relata la versión holandesa. Para dar validez a las dos versiones, el lugar de Maspalomas debería señalar a toda la zona de Las Calmas en el sur de la isla, como hemos aportado en artículos anteriores en referencia a la aguada de Colón. Ello debe ser así porque desde el Oasis de Maspalomas, no se ve el Teide y porque el entierro tuvo lugar el día 9, según coinciden las dos versiones. El Teide comienza a verse desde poca distancia a la costa después de pasada la Punta del Perchel en Arguineguín.

En el relato de la Audiencia se indica “en el puerto de Maspalomas, que son las calmas de la isla”, extendiéndose las Calmas de la isla desde Castillo del Romeral hasta la Punta del Descojonado.

Por otro lado en referencia a Maspalomas, (La Charca - Oasis), observamos que la aguada presentaba una mayor dificultad que en otros puntos de la costa. Desde donde hoy se sitúa El Faro hacia la zona de Meloneras, la orilla está llena de peligrosos arrecifes y hacia La Punta de Maspalomas, nos encontramos con una barra de callaos semisumergida, visible con marea vacía, similar a la de Las Canteras, que dificulta mucho el desembarco. De hecho Riviere  (1740-43), en su obra Descripción geográfica de las Islas Canarias señala los fondeos por esta costa en Las Burras, Meloneras y Maspalomas, señalando para este último la necesidad de entrar con un práctico a la Charca de Maspalomas, que denomina Boca del Río indicando “tiene agua en el rio, pero no se puede entrar sin práctico” (pág. 146). Según Mederos y Escribano, en su obra ya citada,  el uso de Maspalomas (Oasis , La Charca) como ensenada de fondeo no figura en  los mapas más antiguos de la isla: ni en el de Torriani (1592), ni en el de Pedro Agustín del Castillo (1686).

Continuando con las crónicas de los hechos, otro punto en la versión española es que enterraron a los muertos “poniendo piedras grandes en señal de sepultura cerca de la playa”, señalando el lugar de enterramiento e indicando la posibilidad de muchos muertos. Es otra contradicción entre las dos versiones, que nunca podremos descifrar. Pero podemos aportar otra dato y es que, poco después, cuando muere Van der Does en la isla de Santo Tomé (Golfo de Guinea), es enterrado bajo una casa que después queman para que no se descubriera su tumba, incluso se organiza una ceremonia para hacer parecer que se va a enterrar en el mar, con el fin de que no se profanaran sus restos.

Es muy probable que hubieran más muertos aparte del personaje principal, pero en la Relación de la Audiencia, se relata que durante muchas semanas después del ataque, el mar fue devolviendo a las playas de la isla infinidad de cadáveres envueltos en esteras, que era la forma habitual  de los holandeses de dar sepultura a sus muertos en combate.

Por último existe una teoría muy extendida, que no sabemos de donde procede, por la cual el nombre de la actual Playa del Inglés, se debe a Van der Does y su recalada en Maspalomas. Creemos que esto no es así por varias razones. La primera es porque en la antigüedad, las playas raramente tenían nombre, este hecho surge modernamente con los baños y el turismo de playa. Otra razón  es  porque la flota era holandesa y no inglesa y por último en ningún mapa anterior al siglo XX encontramos Playa del Inglés y sí el nombre que recibía anteriormente: Morro de Colchas, entendemos que debido a las dunas, que simulaban la forma de una colcha.


Playa de Mogán, 1965. Hernández Gil. FEDAC.
Según mi padre, Pablo Guedes García, el nombre de Playa del Inglés se debe a los cultivadores de tomates de principios de s. XX en la zona, que eran ingleses. Creemos que el nombre proviene de algún “encargado” o representante de la compañía inglesa naviera-frutera Elder & Fyffes Lted., que estaba establecida en Maspalomas y arrendaba las tierras al Condado. En la playa de Las Burras, tenían un almacén desde donde embarcaban el tomate en barco para llevarlo al muelle de Santa Catalina en Las Palmas GC. Contaban también con otro almacén en el casco antiguo de San Fernando y otro en Sardina del Sur.

Corroborando esta hipótesis, Humberto Pérez Hidalgo, en su blog Toponimia de Gran Canaria, expone que el proyecto de urbanización Maspalomas Costa Canaria, en 1963 pretendía urbanizar 500.ooo m2 en los “Llanos del Inglés”, aunque no conocemos su fuente.

Nosotros, el primer testimonio escrito del nombre lo recogemos en la génesis del proyecto Maspalomas Costa Canaria, el concurso de ideas realizado por el Condado de la Vega Grande y titulado Maspalomas Costa Canaria 1961 : Concurso internacional España  publicado en 1961, en el que se nombra la “Playa  y la Bahía del Inglés” (págs. 26 y 76). También la empresa ganadora del concurso de ideas, el atelier francés AS ATEA+SETAP, en su proyecto de 1962 que nunca se llevó a cabo, expone un mapa con el nombre de “Los Ingleses”.

Tampoco descartamos que el nombre  lo hubiera dado el Condado  en el proyecto, al igual que hizo con el de “Maspalomas Costa Canaria” y otras zonas del futuro emporio turístico.

Imagen del plano ganador en el Concurso Internacional de Ideas Maspalomas Costa Canaria. Atelier ATEA+SETAP. 1962. En la Tesis Doctoral de Iván Álvarez León,  a su vez cortesía de Pedro José Franco López
Por último, esperamos haber aportado con estos artículos una nueva visión a las dos expediciones marítimas más importantes que pasaron por el Sur de Gran Canaria, con los datos de la versión inglesa y holandesa, además de contribuir a la divulgación de nuestra muy rica historia, paradójicamente poco conocida.

BIBLIOGRAFÍA.

ÁLAMO, Néstor: Drake y Van der Doez en Gran Canaria. 1932. Revista de Historia. Tomo 5, Año 9, nº 35-36 pags. 75-100. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna.

2013. Tesis doctoral. 




JIMÉNES SÁNCHEZ, S.; RUIZ ALVAREZ, A.; BONNET y SUÁREZ, S.F.: El ataque de Van derDoes a Las Palmas en 1509. 1952. Revista de Historia, Tomo 18. Año 25. n.º 97. Pág. 42-69. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna.

JOOSTENS VAN HEEDE, Michiel: Discovrs ende beschryvinge van het groot eylandt Canaria,ende Gomera. 1599. Gillis Pietersz. Rotterdam

MEDEROS MARTÍN, A.; ESCRIBANO COBO, G.: Ensenadas y puertos de Gran Canaria. 2002. Anuario de Estudios Atlánticos nº 48. Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid, Las Palmas.

PÉREZ HIDALGO, Humberto: Inglés. Bahía, Llano y playa del (San Bartolomé de Tirajana). 2012. Blog Toponimia Gran Canaria.

RUMEU DE ARMAS, Antonio: Piraterías y Ataques Navales contra las Islas Canarias. 1947. Editorial Instituto Jerónimo Zurita. 3 tomos.

SANTOYO, Julio César:  La conquista de las Canarias :diario de un ataque holandés a Gran Canaria y Gomera en 1599. 1979. Anuario de Estudios Atlánticos nº 25. Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid, Las Palmas.

TOUS MELIA, Juan. Descripción Geográfica de las Islas Canarias (1740-1743) de Dn. Antonio Riviere y su equipo de ingenieros militares. Madrid: Tabapress/ Museo Militar de Canarias, 1997.