La Casa – Fuerte de Santa Cruz del Romeral.
Los barcos pesqueros que realizaban la pesquería africana (normalmente una media entre 25 y 30 durante varios siglos) tenían forzosamente que pasar por la zona de Castillo del Romeral a cargar la sal para posteriormente dirigirse a las zonas de pesca en África, y volver a pasar por el sur de Gran Canaria en su viaje de regreso. También los barcos que se disponían a atravesar el Atlántico con destino a América pasaban por aquí.
Además, las costas de la zona sur de las islas, a sotavento, se encontraban protegidas de los vientos dominantes la mayoría del año, los alisios, de dirección norte o noreste, sobre todo en verano. En Gran Canaria esta costa era conocida con el nombre de “Las Calmas de Maspalomas”, costa comprendida desde Castillo del Romeral, hasta La Aldea. Siempre que sopla el viento alisio, en algún punto de esta zona se encuentra el corte del viento. Los habitantes de Castillo conocen bien la intensidad de los temporales, cuando a unos cientos de metros más al sur se encuentran las calmas, conocidas también con el nombre de "embate", zonas ideales para guarecerse del viento en caso de necesidad.
Era por esto, por lo que piratas y corsarios merodeaban por "Las Calmas" en busca de presas con objeto de robar mercancías, hombres para convertirlos en esclavos y naves, que muchas veces incendiaban y hundían. Además de lo anterior, desembarcaban en la costa, muchas veces desierta, causando el pánico entre la escasa población, para realizar aguadas y pillajes. La charca de Maspalomas y Pozo del Lentisco, (Tarajalillo), eran lugares apetecibles para ello al contar con afluentes de agua y ser zonas de fácil desembarco.
Castillo de San José en Lanzarote, similar a la Casa Fuerte de Santa Cruz del Romeral |
Los salineros de las Salinas de Abajo, (al sur de Juncalillo del Sur) construidas en el siglo XVI, solían quedarse a dormir en la cueva de los salineros, (visible hoy día desde la autopista en la zona de montaña más cercana a las salinas), previendo el ser capturados por piratas.
Por todo lo anterior, con el fin de proteger las salinas, se comienza a construir en 1681, la Casa Fuerte de Santa Cruz del Romeral. En 1703, toma posesión el primer alcaide y aparte de los salineros, esclavos y dotación del Castillo, “… a un tiro de mosquete se hallan hasta treinta personas (La Caleta), y a un cuarto de legua Juan Grande, con cuarenta personas de asistencia (…) de dicho paraxe…” lo que nos da información de la escasa población de aquellos tiempos.
Domingo Déniz Grek describe en el siglo XIX, el castillo y los habitantes: “… a seis leguas y media de la ciudad de Las Palmas se deja ver un monumento en prueba de lo que sufrió esta Isla en el siglo XVII, al mismo paso que acredita en cuan alto grado ha dominado siempre el valor marcial a sus habitantes…”. La fortaleza tuvo mejoras durante el siglo XVIII y prosigue Déniz “…que tras las remodelaciones llegarían a poder alojarse hasta los trescientos o cuatrocientos hombres. Los servicios prestados por el castillo fueron muy importantes en cuanto a la defensa de la Isla, de la industria salinera y de los buques de cabotaje y pesca que, perseguidos por los corsarios, se iban a refugiar bajo su potente artillería.”
La construcción, el mantenimiento y la dotación del Castillo, que fundamentalmente estaba constituida por los salineros, fue realizada y costeada de forma privada por Antonio Lorenzo Betancor, dueño de las salinas de la zona. Lorenzo fue abuelo del coronel Antonio de la Rocha y nieto del capitán Antonio Lorenzo, negociador con Van der Does junto con Cairasco de Figueroa, en la invasión de los holandeses a la ciudad de Las Palmas en el verano de 1599.
De la capacidad de la Casa Fuerte, nos da cuenta en 1779, el capitán Miguel Hermosilla, enviado a Gran Canaria, como ingeniero militar con la misión de realizar un informe sobre las defensas militares y hablando de la preparación, y condiciones del castillo afirma: “…siendo la única fortaleza que está en disposición de hacer una defensa honrosa en la Isla”.
A principios del siglo XIX, se encontraba al mando de la Casa Fuerte como condestable, Blas Antonio Guedes Gordillo, además de mayordomo de las salinas. Este hombre fue el ascendiente de los Guedes de Castillo del Romeral y Juan Grande.
Blas Guedes estuvo al servicio de los dos últimos alcaides de la Casa fuerte que fueron el coronel José Antonio de la Rocha Alfaro, y su hijo el teniente coronel Cayetano Agustín de la Rocha Lorenzo de Bethencourt y Carvajal. Jose Antonio de la Rocha, interviene en la Guerra contra Francia al mando de la Granadera Canaria y fallece en la guerra contra los ingleses en 1800 en un combate contra cinco navíos ingleses, cuando regresaba de Cádiz a Canarias. El último alcaide, Agustín de la Rocha, toma posesión en 1803 y participa, como ya lo habían hecho sus antepasados en la guerra correspondiente, la de la independencia contra Napoleón en 1809. Aunque no tenemos la certeza de que sea así, es muy seguro que Blas Guedes participara con sus señores, los dos últimos alcaides, en las guerras en las que intervinieron.
Restos existentes en la actualidad de la Casa Fuerte |
Sobre 1800 había un joven salinero en las salinas del Castillo, llamado Francisco Tomás Morales, que seguramente estaba emparentado con Blas Guedes, pues sus padres se llamaban Francisco Morales Guedes y Mariana Alfonso Guedes. Este joven que era analfabeto, recibió entrenamiento militar durante su estancia en la Casa Fuerte y de seguro participó en algún combate. Esto lo creemos así porque en 1801 se traslada a Venezuela donde se establece como comerciante, aprende a leer y a escribir, e ingresa en la milicia, donde realiza una carrera fulgurante, pasando de soldado a capitán general de Venezuela en 20 años, a consecuencia de la guerra de independencia que se desarrolla contra el general Bolívar. En 1823 Venezuela consigue la independencia y Morales regresa a Canarias donde es nombrado Capitán General.
El Ataque de 1685.
Después de todo lo explicado creemos que los hechos pudieron haber sucedido de una forma parecida a la que vamos a relatar.
Es muy probable que el navío o navíos franceses hubieran sido avistados desde alguna de las atalayas o se tuvieron noticias del desembarco en Maspalomas para hacer aguada.
En Agüimes creemos que la Atalaya estaba situada en las montañas cercanas a la villa, lugar donde encendieron la hoguera para comunicar la presencia de enemigos a las demás compañías de la isla y a los vecinos del pueblo. En la iglesia las campanas doblaron a rebato y los milicianos se dispusieron a abandonar sus labores, animales y casas para ponerse a las órdenes del capitán Diego Romero, como otras tantas veces, muchas de las cuales eran falsas alarmas, según nos cuentan las crónicas.
En esta ocasión no era una falsa alarma, como por desgracia no lo había sido en épocas anteriores.
Así en 1595 Francis Draque y John Hawkins, corsarios ingleses, atacan Las Palmas de Gran Canaria con 28 navíos y galeones y 2.500 hombres desde donde son rechazados y se dirigen al sur hasta llegar a Arguineguin, “donde desembarcan 20 alabarderos, a fin de hacer alguna aguada de que tenían necesidad. Al punto que los vieron ganaderos del contorno, corren a embestirles armados de piedras y garrotes, matan algunos, rinden dos prisioneros y los demás huyen precipitadamente a sus lanchas, juzgando que toda la isla se les echaba encima”. (Rumeu de Armas, A: Canarias y el Atlántico Piratería y ataques navales. T. II, 2ª p. 673-743). Algunos autores apuntan a que el desembarco fue en Arinaga y no Arguineguin.
Francis Draque, uno de los corsarios mas famosos de la historia. |
“…aviendo salido esta armada deste puerto de Canaria, jueves ocho de julio, otro día viernes amaneció en el puerto de Maspaloma, que son las calmas de la isla y allí estuvieron hasta otro día sábado, saltó alguna gente en tierra con algunos muertos que enterraron, poniendo piedras grandes en señal de sepultura cerca de la playa, y dieron vela y después se a sabido que miércoles, catorce del mes de julio entro en la isla de la Gomera…” (Una relación del ataque de Van der Doez. Pág. 106. Revista El Museo Canario 33 y 34)
Por último, hacemos referencia al campamento inglés de Maspalomas, de 1797, en cuyo artículo del mismo nombre de Felipe Enrique Martín Santiago, publicado en este blog, se da cuenta de un desembarco enemigo en Maspalomas, en plena guerra, esta vez con Inglaterra, y de los distintos ataques ingleses que durante ese año de 1797 se desarrollan en el sur de Gran Canaria.
Despues de mostrar estos ejemplos volvemos a nuestro ataque de 1686. Creemos que una vez reunida la compañía de Agüimes tras el rebato, esta se dirigió a la costa, donde realizó el seguimiento de las naves, o se dirigió directamente a Maspalomas si allí ya se encontraba el enemigo. Por esas fechas la Casa Fuerte del Romeral, se estaba comenzando a construir y los milicianos debieron pasar junto a sus muros y las salinas en persecución del enemigo.
No conocemos el desenlace del combate, pero creemos que no fue muy favorable a los intereses canarios, por el número de bajas y porque no nos han llegado noticias de la batalla. Creemos que si hubiera sido a favor de los agüimenses se hubieran destacado los hechos y hubieran tenido más repercusión, como los dos primeros ejemplos que hemos citado anteriormente que sí han pasado a la historia.
Por otro lado damos a conocer otro importante dato que creemos relacionado con ataques piratas. Hemos relatado como se entierran en Maspalomas los cuerpos de los milicianos muertos para posteriormente ser llevados a Agüimes, mientras que los muertos holandeses, considerados herejes, son enterrados en la Playa de Maspalomas.
En una zona de las Salinas del Romeral, que antiguamente era el punto de las salinas mas alejado de la Casa Fuerte, se encuentra el llamado "Balache de los Muertos", donde han aparecido muchos restos humanos. En este balache, (pequeña montaña de tierra donde se depositan desechos de las salinas) los antiguos habitantes de Castillo del Romeral decían que se enterraban los recién nacidos que fallecían sin estar bautizados.
Normalmente, los cadáveres de los fallecidos en el pueblo eran llevados con muchos esfuerzos, para ser enterrados en Agüimes, en una caja comunitaria y utilizada en todos los entierros, que se encontraba depositada en el Oratorio de la Casa Fuerte.
Calavera con agujero de proyectil encontrada en el "Balache de los Muertos" |
Adjuntamos foto de restos humanos encontrados en la zona comentada, concretamente una calavera en la que se observa un orificio que creemos de entrada de un proyectil en el frontal.
Nuestra hipótesis es que estos restos humanos corresponden a algún pirata o enemigo, muerto en combate contra la Casa Fuerte que fue arrojado al mar y enterrado en ese lugar por ser la costumbre, al ser considerado hereje y no poder ser enterrado en el cementerio de Agüimes.
Es posible que en el futuro aparezca nueva documentación o descubrimientos que nos aporten más luz sobre el episodio de 1685, así como de los restos del Balache de los Muertos, como de otros combates que se sucedieron en el sur de Gran Canaria, que nos reflejan la vida y sufrimiento que pasaron nuestros antepasados defendiendo sus vidas y haciendas. Reflejo de lo que nos hemos podido hacer una ligera idea con los datos y documentación aportados en este artículo.
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Una relación del ataque de Van der Doez. Pág. 106. Revista El Museo Canario nº XXXIII-XXXIV. 1972-73.
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TARAJANO PÉREZ , Francisco: La bandera de Agüimes.
Un artículo interesante y muy bien fundamentado. Es estupendo que existan personas tan entregadas a averiguar sobre nuestra tierra y nuestros antepasados. Ánimo para seguir que somos muchos los interesados en entender y aprender de todo lo que nos rodea.
ResponderEliminarGracias por recuperar y actualizar la historia de este sur.
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