NUESTRA DEPENDENCIA RELIGIOSA Y ADMINISTRATIVA DE AGÜIMES.

Iglesia antigua y construcción de la nueva, Agüimes 1880. Archivo Fotográfico FEDAC

PABLO GUEDES GONZÁLEZ.

A raíz de un artículo publicado el pasado domingo en el periódico La Provincia, damos unos breves apuntes sobre la dependencia de la jurisdicción de Agüimes, tanto religiosa como política de los primeros pobladores de nuestra comarca, que continuó a lo largo de varios siglos. Esta información valiosa la hemos recopilado fundamentalmente del Archivo Parroquial de Agüimes y otra la aporta Francisco Tarajano, cronista oficial de Agüimes.

Administrativamente pertenecíamos a Tirajana, pero en la realidad los vecinos de nuestra comarca procedían de Agüimes, allí pagaban los tributos y diezmos, se integraban en su compañía de milicias y eran bautizados y enterrados en este pueblo

En 1692-94 tuvo lugar el pleito entre los parrocos de Tunte y Agüimes por la jurisdicción de Las Salinas, como era llamada la comarca por esas fechas. La disputa tiene lugar en 1691, a raíz de la primera misa y bendición de la ermita de Juan Grande. La misa es oficiada por el cura de Tirajana y después de finalizada llega el cura de Agüimes, lo que da lugar al pleito.

La ermita estaba dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe y fue construida por al Sargento Mayor Alejandro Amoreto predecesor de los Condes de la Vega Grande de Guadalupe.

También en la fortaleza de Santa Cruz del Romeral había una ermita – oratorio desde 1743. Pero también este oratorio es privado, pertenece a los Rocha, familia propietaria de la Fortaleza y las Salinas del Castillo.

Creemos que debido a la lejanía, tanto el cura de Tirajana como el de Agüimes se desplazaban a esta comarca solo si había un interés pecuniario, por lo que esto ocurría en contadas ocasiones.

Así, según consta en los libros parroquiales de Agüimes, el 22 de marzo de 1791 tuvo lugar en el Oratorio del Castillo la boda de José Delgado y Antonia Espino y también cercano a esas fechas tres bodas en la ermita de Juan Grande

En 1814, comienza la construcción de la érmita de Sardina, levantada a expensas del Presbítero D. Domingo Huesterling y de D. Antonio Ruano, que la dejan provista de ornamentos, pero sin un culto regular. En tal estado es descrita, ya finalizadas las obras, en un informe de 1830: iglesia pobre, pero decente, sin fincas ni tributos aparte de la caridad de los fieles.

En1814 se eleva a parroquia la ermita de Santa Lucía, constituyendo además un Ayuntamiento propio, con lo que San Bartolomé asistió a la segregación de una parte de lo que había su demarcación desde el siglo XVI y que hasta esa fecha ocupaba el 25% de la superficie insular, aunque muy poco poblada y cultivada.

Vista de Agüimes. Archivo Fotográfico FEDAC.

En el padrón parroquial de Agüimes de 1831 elaborado por el cura Licenciado Jose Martínez se observa que en Sardina hay 250 habitantes, en Aldea Blanca 237 habitantes y en Vega Grande, entidad que englobaba a Juan Grande, Castillo, La Caleta y Matorral 402 habitantes.

En 1841, el Ayuntamiento de Agüimes pretendió la agregación de los territorios de Sardina, Aldea Blanca y Vega Grande a su Municipio, así el 24 de Diciembre de 1841, envía un oficio a la Diputación en que expone:

“La división municipal y eclesiástica en esta Villa no guarda proporción por razón de que los pagos de Vega Grande y Aldea Blanca en la jurisdicción de San Bartolomé de Tirajana y el de Sardina en Santa Lucía pertenecen en lo municipal a las mencionadas jurisdicciones y en lo eclesiástico a la villa de Agüimes”.

En 1875 el sochantre (capellán) de la parroquia de Agüimes pide que los pagos de Vega Grande, Castillo del Romeral, Aldea, Sardina, Corralillos y Temisas le faciliten una bestia para los casos de administración de sacramentos. Según Tarajano, la atención espiritual se limitaba a la misa en los días festivos.

A partir de 1886, el capellán de la ermita de Sardina se encarga de decir las misas de Vega Grande, Maspalomas y Arguineguín; desde 1887, se ocupa, asimismo, de la atención a los enfermos de Sardina y Juan Grande.

En 1900 se autoriza al coadjutor de la ermita de Sardina a administrar el bautismo a los niños de los pagos de Aldea Blanca, Juan Grande, Castillo y Punta Tenefé. También se le autoriza a dar la bendición nupcial siempre que presenten escritos autorizándolo por el cura de Agüimes. Todos los sábados entregará los nombres de los bautizados y casados al cura de Agüimes para que este extienda las correspondientes partidas y abonará los derechos a la Parroquia.

Según Tarajano, los vecinos de Sardina alentados por el logro piden ahora una nueva parroquia en Sardina, por lo que el obispado, comienza, en 1902, el expediente para estudiar su viabilidad, al que se opone el Ayuntamiento de Agüimes, pretextando que, con ello, "se irrogan graves perjuicios a esta Villa, porque dejará de existir el movimiento y entrada en esta población, que como es sabido, no cuenta con otros que los de dichos Pagos".

La petición de los vecinos de Sardina, se debe a que aún con la autorización de celebrar matrimonios, los vecinos tienen que pagar más, puesto que la mitad de los derechos se va a la parroquia de Agüimes. Lo abusivo de la tasa hace que casi todos los matrimonios se sigan celebrando en Agüimes.

Finalmente la antigua ermita de San Nicolás de Sardina, por decreto del Obispo Angel Marquina, pasó a ser parroquia el 1 de octubre de 1915. Hasta entonces perteneció a la Parroquia de San Sebastián de Agüimes.

El 30 de abril de 1901 el obispo envía al cura de Aguimes un oficio en el que comunica que “aceptamos en nombre de la Iglesia el terreno que se ofrece y concedemos licencia para construir el cementerio católico (de Sardina). Podrán ser sepultados en él los fallecidos en Sardina, Juan Grande, Castillo del Romeral y demás casas contiguas y tambien los de Maspalomas y Arguineguín.”

Vemos que los vecinos del Castillo y todos los del sur eran enterrados hasta esas fechas en el Cementerio de Agüimes. Suponemos los esfuerzos que tendrían que hacer aquellos vecinos pobres para llevar al fallecido desde los distintos pagos hasta Agüimes. También y como era costumbre, la “caja” del muerto era comunal, se utilizaba para todos los fallecidos que eran enterrados directamente en la tierra y luego volvía a su lugar, que en el Castillo estaba en el oratorio, esperando un nuevo fallecimiento.

Una anotación en los libros parroquiales de Agüimes en 1799 cita que “Agustina Cabrera, majorera de caridad, a esta pobre la trajeron de Ganiguin a Maspalomas, estos a Vega Grande y los de Vega Grande a Sardina y los de Sardina a esta villa, a donde llegó a las ocho de la noche apestando después de tres días de difunta, por no haberla llevado a tiempo a su parroquia de Tirajana”.

Pero en el Castillo había otro cementerio, un lugar donde se enterraban muertos, lo que conocemos hoy por el Balache de Los Muertos. En este lugar se enterraban los no católicos, los herejes, que morían en las luchas entabladas contra la Fortaleza o contra los barcos.

En 2005 se encontraron restos humanos en los que destacaba un cráneo con un agujero en el frontal, muy probablemente de un disparo. En 1979 se encontraron otros restos, creemos que estos correspondían a un muerto de epidemia, concretamente la de Colera que azotó Gran Canaria a mediados del XIX, pues el cadáver presentaba restos de ropajes y monedas de 1842. También se enterraba aquí a los bebes que morían antes de ser bautizados, según recuerdan los mas mayores.

Finalmente nuestra parroquia de la Santa Cruz de Castillo del Romeral se separa de la de Sardina el 17 de mayo de 1943 por decreto del obispo Antonio Pildain. La iglesia se construyó en lo que hasta la fecha era un local social de diversión, propiedad de Juan Ortega Guedes, mayordomo de Las Salinas, cediéndolo por un módico precio al obispado.