En
este artículo damos a conocer una industria existente en nuestra comarca ya en
el siglo XVIII y que estuvo presente hasta los años 60 del pasado siglo. Esta
industria, una fábrica de ladrillos y tejas
de barro cocido, estuvo situada en medio de lo que hoy es la
arboleda de eucaliptos de Juncalillo del Sur, donde todavía podemos observar el
horno y la hondonada donde se extraía la tierra, así como restos de
construcción a la orilla de la playa. Ya desaparecido se encuentra el pozo, que
suministraba el agua. Las tejas que producía esta industria, todavía las
podemos contemplar en todos las casas antiguas con tejado a dos aguas de la
comarca, sobre todo en Juan Grande.
Entrevista a mi padre Pablo Guedes García, trabajador en
el Horno, en su juventud
VALORES NATURALES.
Juncalillo
del Sur es un humedal, constituido hoy día fundamentalmente por salados,
algunos juncos, por los que recibió el nombre el paraje y una arboleda de
eucaliptos y palmeras, plantada artificialmente. Hasta no hace muchos años, hoy
en mucha menor medida, recibía las filtraciones de agua que provenían del
Barranco de Juan Grande (o de Las Palmas) constituyendo en época de lluvias, un
auténtico barrizal, pues había agua filtrándose hacia la superficie por todas
partes. Es por ello que se plantaron
eucaliptos y palmeras en la zona, con un objetivo doble: la desecación del terreno, al ser árboles con
un alto consumo de agua y el aprovechamiento de la madera para la fabricación
de útiles en las distintas labores del Condado de la Vega Grande, a quién pertenecían las tierras. La
introducción en la isla de los eucaliptos, árbol proveniente de Australia, tuvo lugar a finales del XIX, por lo
que la arboleda tal como la conocemos,
debió de plantarse después de
esas fechas.
![]() |
Horno de Tejas parecido al de Juncalillo, en Tunte. |
Hasta los años 60, 70 del pasado siglo, junto a la zona de la arboleda, todavía podían contemplarse los juncales de gran porte (Juncus acutus), hoy casi extinguidos y prados de greña (Cynodon dactylon), ya desaparecidos. La greña era una hierba rastrera, similar al cesped, por lo que se solía utilizar estos prados tapizados con esta hierba, como espacios para jugar al fútbol y de hecho había un campo de fútbol, hoy día desaparecido. Destaca en todo el territorio las plantas halófilas, comúnmente llamadas salados y también plantas de la sal, por convivir en espacios de aguas salobres. Dentro de la amplia variedad destacamos la brusquilla (Suaeda vermiculata), la más abundante, el balancón (Traganum moquinii) y el salado verde (Schizogyne glaberrima), planta endémica del sur de Gran Canaria, de la que tenemos la hipótesis de que por ella procede el topónimo Castillo del Romeral, al tener similitudes con el romero (ver nuestro artículo: EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO ‘CASTILLO DE LA SANTA CRUZ DEL ROMERAL’: UNA PLANTA ENDÉMICA DEL SUR DE GRAN CANARIA.)
Todo esto era posible por el agua que daba vida al lugar.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPTxSGftxMZbRGDLsKlDgFXb6cgZjG7JIcl9NJjPoyQA-FGK44t4bFqwWcvfWok12-ahYvioHaSTvlnukVNsVZUA3OiOzNs5d7z2HWplcQ_yeummBIcAwPvuiLHNJWipRdmS1BgTRFu7s/s640/hondonada.JPG)
Hondonada rodeada de salados formada por la extracción de barro a lo largo de 3 siglos
El principal valor natural de este espacio es el faunístico, puesto que cobija al 33% de la población de aves esteparias que nidifican en la isla, fundamentalmente el alcaraván (Burhinus oedicnemus distinctus), el camachuelo trompetero o pájaro moro (Rodopechys githagineus amantum) y la terrera marismeña o calandro (Calandrella rufescens polatzeki). Además proporciona un lugar de descanso y alimentación a unas treinta especies de aves migratorias y limícolas. También nidifican en él especies catalogadas, como el chorlitejo chico y el charrán patinegro.
Es por ello que en 1987 fue declarado Paraje Natural de Interés Nacional por la Ley 12/1987, de 19 de junio, al ser incluido en la Declaración de Espacios Naturales de Canarias. En el año 1994, fue reclasificado como Sitio de Interés Científico por la Ley 12/1994. En 2010 el Estado compra los terrenos al Condado por un importe de 10,64 millones de euros, financiados con fondos europeos. El área de medio ambiente del Cabildo es el responsable de su mantenimiento y conservación, acometiéndose distintos trabajos desde estas fechas como repoblación, eliminación del ganado de cabras, delimitación de caminos y desgraciadamente la eliminación de la “Casa del Pastor” y la cuadra.
CONSTRUCCIONES.
En
el lugar había también edificaciones, estaba la conocida como casa del pastor ya citada,
una casa a dos aguas antigua, similar a las de Juan Grande, en un primer
momento residencia del boyero que cuidaba las vacas que estaban en una cuadra
al lado de la vivienda. En el Rodeo, estaba la cuadra principal, con vacas
lecheras y a la cuadra de Juncalillo se llevaban los becerros para ser
destetados. Posteriormente se cambia la cuadra de vacas por un rebaño de cabras
y ovejas y la casa pasa a ser residencia del pastor de Juncalillo. Se cerca un
corral para el ganado, que tiene como lugar de pasto todo el espacio con la
consiguiente degradación del lugar. Junto a la cuadra se encontraba un pozo y
un estanque de agua, que aún se conserva. También existía una
fuente de agua entre la casa del pastor y la actual fábrica de salsa de tomate
Intercasa, construida en los años 70.
Por
último, dentro del espacio protegido, en la zona conocida como La Tabaibita, se
encuentran las “Salinas de Abajo”, las más antiguas de Gran Canaria y las
segundas de Canarias, de las que se conocen datos desde 1537, aunque con mucha
probabilidad podrían haber sido utilizadas por los antiguos canarios.
Además
en el amplio territorio que ocupa el espacio protegido se han encontrado
distintos restos aborígenes y en la orilla de la playa junto a donde se situaba
el pozo podemos ver restos de una construcción, de los cuales adjuntamos fotos,
de la que no tenemos referencia. No sabemos a que época corresponden estos
restos: podrían
ser
aborígenes o podrían estar relacionados con el Tejar, o de la misma manera podrían tener relación con
las construcciones de la II Guerra Mundial, junto con el bunker que se situaba
también cercano a la zona, que fue derribado por la Demarcación de Costas.
Podría
ser también una construcción preparada junto al pozo para los barcos que
fondeaban para hacer aguadas, de hecho justo frente a Juncalillo se encuentra
un ancla muy antiguo, creemos el más antiguo que hemos visto en esta costa, que
enrocó en un veril, hecho por el cual fue abandonado. El ancla se encuentra totalmente
incrustado con el fondo por lo que es difícil de apreciar.
EL TEJAR.
De
quién primero tenemos referencias sobre el horno de tejas es de Don Santiago
Cazorla León, que en su obra insigne sobre la historia del municipio, Los
Tirajanas de Gran Canaria, en la página
137, nos indica la existencia de la misma:
“La explotación de la sal y la agricultura no
fueron las únicas actividades en Juan Grande. En un documento fechado el 6 de
julio de 1798 se menciona la existencia de una fábrica de ladrillos de barro
cocido, de calidad no despreciable, puesto que el Cabildo Catedral hace pedidos
para su Iglesia”.
Vemos
no solo la existencia de la explotación, sino la calidad de la misma, bien
valorada en la ciudad de Las Palmas, por lo que debería haber un tráfico de
esta mercancía, desde un embarcadero que estaría con toda probabilidad en La
Caleta (Castillo del Romeral), donde también se embarcaba la sal del condado y que muchos años después
también se utilizó para el embarque de la producción de tomates de los cultivos
cercanos.
Esta
explotación, propiedad del condado,
debió funcionar desde la época de
construcción del poblado de Juan Grande a finales del XVII y principios del
XVIII, pues la mayoría de las casas, con
tejado a dos aguas, aún existentes hoy
día, se construyeron por esa época. Incluso la Iglesia, que data de 1693,
aunque a este edificio se le cambió tejado y pavimento completamente en una
reciente remodelación. El pavimento primitivo, actualmente cubierto por
otro, estaba realizado con losetas de
barro cocido.
Fue
mi padre, Pablo Guedes García, quién me
indicó la pista acerca del lugar donde
se encontraba el tejar, pues él mismo trabajó en esa industria en los años 50-60
del pasado siglo. Me cuenta que junto al
horno había un pozo de agua, hoy desaparecido, que suministraba el agua
necesaria para hacer el barro. El pozo era de agua más o menos salobre, según
la época.
En
referencia a este pozo de agua salobre, aprovechamos para hacer un inciso y citar nuestro artículo:
“NUEVAS APORTACIONES A LA HISTORIA DEL SUR
DE GRAN CANARIA: TIRAJANA, AMURGA, MASPALOMAS, POZO DEL LENTISCO” en
el que hacíamos referencia al paso de Colón por “Maspalomas” a hacer aguada, e
indicábamos que el Maspalomas de esa época, el lugar de desembarco de Colón, nombraba a una amplia zona de costa a
partir de donde hoy está Castillo del Romeral hacia el sur. Podría ser este perfectamente el lugar de la aguada. Como posibilidad para ese hecho, sumamos los restos de construcción que
encontramos cercanos al pozo, en la orilla de la playa y los restos del ancla,
ya citados anteriormente.
Siguiendo
con el proceso de fabricación de las tejas o ladrillos, este comenzaba con la
obtención de la tierra. Para ello, se picaba en la hondonada que se encuentra
cercana al horno y con el agua del pozo amasaban el barro, este proceso se hacía pisando el barro hasta lograr la consistencia necesaria. Se dejaba reposar el barro hasta el día siguiente y luego hacían las tejas o ladrillos con moldes y las dejaban a la
sombra de un cañizo uno o dos días para
posteriormente apilarlas verticalmente dentro del horno, manteniéndolas con
calor, guisándose por espacio de uno o dos días, para lo cual se hacían turnos
de guardia. La leña utilizada era aulaga o cardón.
Una
vez terminado el proceso se llevaban las tejas en carreta de bueyes hasta Juan
Grande, donde por medio de camiones se transportaban a donde fuera necesario en
las distintas posesiones del condado: en
la propia comarca de Juan Grande, a Jinámar, Maspalomas o Arguineguín.
![]() |
"Oreando" las tejas en Moya. Años 1950. FEDAC. |
El
horno tenia forma de cono, más ancho en la parte inferior estrechándose hacia arriba formando
escalones. Estaba construido con “piedras muertas”, que no se rompen con las
altas temperaturas, unidas por mortero de barro, que a su vez recubría todo el
interior. Se componía de dos partes: la cuba, donde se depositaban las tejas y
el hogar, para la leña, separadas ambas por una parrilla. La cuba disponía de una base que se comunica
con el hogar a través de un conjuntos de toberas por donde ascendía el calor.
Tanto la cuba como el hogar tenían sus entradas, la primera con vista a Amurga por
donde se introducían las tejas apiladas verticalmente salvo la última hilera
que era horizontal. El hogar tenía su entrada mirando al mar por donde se
introducía la leña.
Cuenta
mi padre que habían varios maestros tejeros que conocían el oficio, que seguramente
se transmitía de padres a hijos, siendo
un trabajo ocasional, puesto que solo se efectuaba en determinadas épocas del
año. Aunque es posible que en tiempos pasados se desarrollara todo el año.
Esta industria desapareció en los años 60 del
pasado siglo, cuando comienza la importación de tejas foráneas y se generaliza
la construcción de techos con azotea.
Pedro
Socorro Santana, cronista oficial de Santa Brígida, en un artículo de la revista
“Bienmesabe” nos aporta más información sobre los tejares:
“A medida que crecía la población, en
extensión y en almas, destacaron pronto otras industrias como los hornos de
tejas, cuya producción artesanal y comercio del producto quedó regulado desde los
primeros años de la colonización a través de las ordenanzas y otras
disposiciones del Cabildo de la isla. Pues el uso del tejado, habitualmente a
dos aguas, fue común en la arquitectura religiosa (iglesias, ermitas y
conventos) y en edificaciones institucionales.
![]() |
Hornada de tejas cocinándose, colocadas en hiladas verticales, excepto la última de encima que va horizontal. Pellagofio. |
A
raíz de este artículo, en que damos a conocer este importante valor de nuestro
patrimonio histórico y etnográfico, aprovechamos la ocasión para solicitar
que el mismo sea declarado Bien de
Interés Cultural (BIC), por la
importancia que tuvo su actividad productiva en las construcciones de todo el
sur de la isla y en su historia.
Esperamos
que tanto el horno como el pozo sean sacados a la luz, reformados y rehabilitados, para
su pervivencia en el futuro. El hecho de estar enclavados en un espacio
natural protegido, de seguro ayudará en este objetivo.
BIBLIOGRAFÍA.
CAZORLA
LEÓN, Santiago: Los Tirajanas de GranCanaria. Notas y documentos para su historia. (2000). Ayuntamiento de San
Bartolomé de Tirajana. Pág. 137.
GUEDES GONZÁLEZ,
Pablo: NUEVAS APORTACIONES A LA HISTORIA DEL SUR DE GRAN CANARIA:
TIRAJANA, AMURGA, MASPALOMAS, POZO DEL LENTISCO . 2013.
GUEDES GONZÁLEZ,
Pablo:
EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO ‘CASTILLO DE LA
SANTA CRUZ DEL ROMERAL’: UNA PLANTA ENDÉMICA DEL SUR DE GRAN CANARIA.
2015.
MILLARES, Yuri:
Los mejores barros de Canarias los tienen las islas más antiguas. Revista
Peñagofio. 2012.
SOCORRO
SANTANA, Pedro: Los hornos de tejas en la historia de Gran Canaria. Breve referencia al Horno de El Madroñal. 2011. N.º 395 Revista
Bienmesabe
SUÁREZ
MORENO, F: Ingenierías Históricas de La
Aldea. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. 1994. Págs. 283-287.
Hornos de Tejas en Carta Etnográfica de Gran Canaria |
Muchas gracias. Me ha gustado por su interés histórico y por la forma en que se ha hecho todo. Saludos y gracias otra vez.
ResponderEliminarGracias por rescatar este patrimonio!
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