Militares y habitantes de Juan Grande a principios siglo XX. Archivo fotográfico FEDAC. Según Francisco Tarajano, a partir de 1898, año de la independencia de Cuba, temiéndose una invasión de Canarias por tropas norteamericanas, se establece en Agüimes el Batallón de Reserva nº 8, por lo que pudiera ser esta foto de esos momentos, corroborándose de nuevo la importancia estratégica de la zona. Otro hecho es que por las mismas fechas, el Teniente coronel jefe del batallón de reserva de Las Palmas se dirige al alcalde de Agüimes, solicitando que se le facilite una casa en el pago de Juan Grande, para almacén de armamento.
Publicado en Maspalomasahora.com el 15 de abril de 2007.
Pablo Guedes González
REVUELTAS EN LA REPÚBLICA.
En los meses previos al golpe del 18 de julio la prensa se hace eco de ciertas revueltas protagonizadas por campesinos. Así, La Provincia del sábado 29 de mayo de 1936 titula en primera página y a cuatro columnas “Persiste la inquietud en el Sur de la Isla”. En el artículo se lee “los campesinos han pretendido apoderarse de las tierras condales”, añadiendo que “del sábado a la fecha, los campesinos de algunos puntos costeros, entre otros el Castillo del Romeral, en grupos cuya densidad desconocemos, escogieron unas parcelas y comenzaron a descuajar tabaibas, tomillos y balos, como con el propósito de roturar y disponer forzosamente asentamientos”. La “calma aparente” que posteriormente observó la guardia civil, desplazada de inmediato a la zona, era considerada por el periódico como indicativo de que “por lo visto solo se produjo un ligero desahogo.”
Falangistas en la Plaza de Santa Ana. Archivo fotográfico FEDAC.
LAS BRIGADAS DEL AMANECER.
Juan Ortega Guedes era la persona más influyente en el pueblo, en la época del golpe del 18 de julio, alcalde de barrio y posteriormente mayordomo en las Salinas. A él se dirigió el jefe en la zona de la Falange para indicarle que en una fecha determinada pasaría de madrugada a hacer una “saca” de los comunistas del pueblo, para que tuviera preparada una lista con sus nombres. En esa fecha pasaron los falangistas y Juan Ortega les indico que en el Castillo no habían comunistas, y como el Jefe seguía insistiendo en que le diera nombres, Ortega le dijo que tomara nota que el iba a dar los nombres, empezó nombrando al mismo Jefe de los falangistas, con lo que este, indignado, se marcho, afirmando que las cosas no quedarían así. Después de estos hechos Ortega estuvo durante meses durmiendo en otras casas, por si venían a buscarlo de madrugada.
En el Castillo si había comunistas, como el caso de Serafín “el Winche”, vecino del Castillo, procedente de La Isleta. Este era pescador, y enterado del golpe se embarcó en un pesquero, pasando a Port Etiene. Mi abuelo, también pescador, contaba que muchos pescadores se quedaban en Port Etiene, entonces protectorado francés y no regresaron por miedo a la represión.
Prisioneros en el Campo de Concentración del Lazareto de Gando en 1937. Señalado con flecha, Manuel Ojeda.
Manuel Ojeda, nacido en Tirajana y vecino del Castillo fué padre de don Manuel Ojeda, el primer médico nacido en el pueblo y Concejal del Ayuntamiento. Ojeda fue detenido y recluido en el Campo de Concentración de Gando para ser fusilado, acusado de intentar poner una bomba en el puente de Arucas. De él tenemos una foto histórica, junto a los prisioneros del Campo de Concentración, muchos de los cuales fueron fusilados y otros asesinados por las Brigadas del Amanecer después de ser liberados. La mujer de Manuel, que era de Arucas, conocedora de que su marido iba a ser fusilado pidió audiencia al obispo Pildaín y acompañada de su hijo en esos momentos con unos 3 años, le indicó que venía a entregarle al niño pues su marido iba a ser fusilado al día siguiente. Pildain realizó gestiones que seguramente le salvaron la vida al igual que a muchos detenidos por esas fechas.
Manuel Ojeda, posteriormente fue dueño de coches "piratas", único medio de transporte de aquella época. Según nos informó su nieto, en uno de estos coches transportó desde Las Burras a Las Palmas GC a un oficial herido del submarino alemán U167, hundido por los aliados en 1943. Mucho mas tarde le concedieron la licencia municipal de taxi nº 1 de San Bartolomé de Tirajana.
INCIDENTES CON EL MAYORDOMO DEL CONDE EN 1940.
Estos incidentes, se desarrollaron en el contexto de la II Guerra Mundial a principios de los años 40, ante una inminente invasión de Gran Canaria por parte de los aliados, que al final no se llegó a producir. Por este motivo la isla estaba tomada militarmente, y sufría un gran desabastecimiento por la falta de tráfico comercial en el Puerto, y debido a ello la gente pasaba literalmente hambre y penurias.
La costa del Castillo era uno de los posibles puntos de la invasión, por lo que era zona militar y secreta. Se hicieron múltiples trincheras, y se estableció una compañía y un aeródromo cerca de El Rodeo. Habían barreras de control en todos los caminos y era necesario tener salvoconducto para poder pasar, el cual debían tener los vecinos.
Los habitantes del Castillo, basaban su sustento diario en la leche de las cabras que criaban, en el gofio y en la pesca, que afortunadamente en la zona era abundante. Tenían como costumbre soltar sus cabras en el Tabaibal, que rodeaba el pueblo, para que se alimentaran y a una hora determinada las llamaban con silbos para ordeñarlas. Prácticamente cada familia tenia sus cabras, y con la leche que producían se ayudaba a completar la alimentación del día, cuando no era el alimento básico.
Cierto día aparecieron en El Tabaibal, Panchito Quintana, guardia de Tirajana, único que había en el Municipio, Don Bernardo Cazorla, mayordomo del Conde y algunos trabajadores del mismo que empezaron a capturar las cabras de los vecinos para llevárselas. Los niños del pueblo que contemplaron esto fueron corriendo a avisar a los salineros, que inmediatamente acudieron a defender lo que era la fuente básica de su alimentación.
Se enfrentaron al guardia y a Don Bernardo, habiendo palabras mayores e incluso Victorianito Guedes, el primer hijo de Blas Guedes, con más de 70 años, ya muy mayor, tenía como era habitual el cuchillo canario enfundado en la cintura, haciendo ademán de desenfundarlo, ante lo que creía una cacicada más por parte del Condado, al igual que le habían hecho a su padre. Al final, los vecinos recogieron sus cabras y el mayordomo y sus hombres se fueron.
Al día siguiente el guardia Panchito Quintana apareció en el pueblo convocando a los vecinos que habían tenido el incidente el día anterior a los que iba avisándoles, uno a uno de que la guardia civil les esperaba en El Muro, como era conocida una zona de la Casa Condal en Juan Grande y residencia del mayordomo Cazorla. Los convocados eran en su mayoría salineros: Agustín Alemán, Pepito Rivero, Juanito Guedes, Victorianito Guedes, Teofilo García, Eduardo González el molinero, Juan Delgado “Falange” y Sebastián García.
Finca Condal en Juan Grande, años 40. Archivo fotográfico FEDAC.
A medida que cada uno llegaba al Muro, recibía una paliza de palos y bofetones, llevándose todos bastante leña, maltratándolos también de palabra, por los hechos del día anterior. También maltrataron a los hijos de Blas Guedes,Victorianito con más de 70 años y Juanito con 60 años. Cuando terminaron con ellos les mandaron presentarse en Tirajana, donde estaba el cuartelillo de la guardia civil. Tuvieron que ir caminando y permanecerían allí dos noches y un día.
Se les acusaba de que las cabras se estaban comiendo las piñas del Conde, cosa que no era cierta, pues el Tabaibal era prácticamente un bosque muy tupido, con tabaibas del tamaño de higueras, donde la gente que entraba incluso podía perderse, y los cultivos estaban alejados del mismo. A Victorianito, con más de 70 años, lo acusaron de quererlos atacar con el cuchillo.
La primera noche en Tirajana estaban nuestros vecinos bastante asustados por la guardia civil, después de la paliza recibida y aún los humillarían mas pues les dijeron que debían ir esa misma noche a Juan Grande a pedir perdón a Don Bernardo, y allá fueron todos en una camioneta. Después de camino a Tunte, les hicieron trabajar en Aldea Blanca, donde estuvieron hasta las cuatro de la mañana en los hornos de cal del Conde cargando cal y luego en Tunte, tuvieron también que descargarla.
Después de esto, los vecinos, que tenían muy buena relación con los militares, sobre todo con el Coronel Bardellón, comandante del destacamento, presentaron un escrito al Capitán General García Escamez, relatándole todos los hechos. Este, mandó abrir una investigación en la que se llamó a declarar a muchos vecinos del pueblo. La guardia civil había cometido una infracción al meterse en la zona militar, cuya jurisdicción correspondía a los militares. Resultado del expediente fue que los guardias civiles fueron trasladados, el mayordomo Cazorla fue multado con 9.000 pts., igualmente el secretario del juzgado de San Bartolomé fue multado, y el guardia Quintana a partir de esas fechas perdió toda su autoridad en el Castillo.
EL CORTE DE CARRETERA EN JUAN GRANDE EN 1975.
El último hecho que refleja la capacidad de lucha de los castilleros, ocurrió el 14 de enero de 1975 en plena dictadura. Cuatro años antes habían llegado al Castillo un grupo de monjas del Sagrado Corazón, a su vez maestras y dos nuevos sacerdotes Domingo Viera y Manuel Medina Guedes, todos ellos muy preocupados por las necesidades del pueblo, siendo una de las principales necesidades la de la educación, pues la escolaridad de los niños no llegaba al 60%. El colegio del Castillo, era comarcal y tenía que atender también a los niños de la segunda etapa, de los barrios limítrofes: Matorral, El Rodeo, Agadir, Juan Grande y Aldea Blanca, siendo su capacidad insuficiente.
Carretera de Juan Grande, cortada en 1975. Archivo fotográfico FEDAC.
La comunidad educativa, compuesta por las monjas, los demás maestros y el APA, habían solicitado desde hacía tres años la construcción de un Colegio en Matorral para paliar este déficit y los dineros para construirlo, incluso estaban presupuestados. Pero el problema principal eran los terrenos, que tenían que ser puestos por el Ayuntamiento y este o no tenía capacidad o no le interesaba la solución del problema.
Los vecinos se reunieron en la Iglesia del Castillo, y allí asistieron también vecinos de la Aldea, Matorral y en menor medida de Juan Grande. También se había solicitado la presencia del Alcalde, que no quiso acudir. Los vecinos viendo que no se les haría caso si no tomaban una decisión drástica, decidieron por mayoría, cortar la carretera en Juan Grande, que era en esa época el único acceso al sur de la isla, y no cejar en esta actitud hasta que se presentara el alcalde y se comprometiera a poner los terrenos.
Los vecinos fueron en manifestación caminando hasta Juan Grande y allí se cortó la carretera y se siguió en esa actitud hasta que el Alcalde apareció. Estaba de alcalde en ese momento, Enrique Velando Casteleiro, que en la Iglesia de Juan Grande, y en presencia de los vecinos, firmó el escrito comprometiéndose a ceder los terrenos para la construcción del Colegio.
Y el Colegio del Matorral se hizo, y luego se hicieron el del Castillo, Juan Grande, y Aldea Blanca y en el Municipio en esos años no volvió a haber más problemas por cesión de terrenos para la construcción de Colegios.
El alcalde fue cesado tomando posesión como nuevo alcalde Francisco Araña del Toro y en noviembre de ese mismo año murió Franco dando comienzo a una nueva época en España.
ÉPOCA ACTUAL.
Con la llegada de la democracia y la etapa del bienestar económico la capacidad de lucha de los vecinos, decayó. Es posible que una de las causas fuera que los partidos políticos elegían entre sus candidatos a las personas más influyentes de las grandes familias. Debido a ello el pueblo se dividió, dando origen a muchos conflictos. Los vecinos, en vez de mirar por un bien común, como ocurría anteriormente iban con su candidato a muerte, y en contra de los rivales de forma fanática, cosa que nos recuerda lo que hemos visto en los relatos anteriores.
Existe una faceta en la que la capacidad combativa de los castilleros, se siguió expresando hasta hoy día, esto es, en el deporte. Así, el campo del Castillo C.F., era conocido por todos sus rivales, por el ambiente en contra con el que se encontraban, por tener un público muy fanático y seguidor de sus colores, que por el lado negativo, también fue causa de muchos problemas. Los jugadores al igual que los de otros deportes como el baloncesto también se caracterizaban por la capacidad de lucha y el pundonor en defender sus colores.
Hoy, debido a la llegada de nuevos vecinos al barrio y al haber nuevas influencias culturales y en las costumbres, observamos como los signos de identidad van desapareciendo poco a poco, por lo que debemos luchar porque los vecinos conozcan su rica historia y fomentar los lazos de unión para que no se produzca el desarraigo, al que nos conducen las formas de vida de nuestra época.
Felicidades por los artículos sobre El Castillo ayuda a los que no conocemos su historia a conocer el pueblo y a su gente. Espero seguir leyéndote.
ResponderEliminargracias por enseñarnos nuestra historia
ResponderEliminarMe gusta su blog. Espero que siga contribuyendo al conocimiento de las cosas de nuestra tierra.
ResponderEliminarsoy un marinero del castillo estoy muy orgulloso de lo que estas haciendo pablo un amigo te saluda
ResponderEliminarMe encanta este blog! Gracias por divulgar nuestra historia
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